Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CONQUISTA DE MEXICO



Comentario

Cómo los soldados hicieron a Cortés capitán y alcalde mayor


Los alcaldes y oficiales nuevos tomaron las varas y posesión de sus oficios, y se juntaron luego en cabildo, conforme en las villas y lugares de Castilla se suele y acostumbra juntar el concejo, y hablaron y trataron en él muchas cosas tocantes al provecho común y bien de la república, y al regimiento de la nueva villa y población que hacían; y entre ellas acordaron hacer capitán y justicia mayor al mismo Hernán Cortes, y darle poder y autoridad para lo que tocase a la guerra y conquista, entre tanto que el Emperador otra cosa acordase y mandase; y así, con este acuerdo, voluntad y determinación, fueron al día siguiente a Cortés, todo el regimiento y concejo junto, y le dijeron que ellos tenían necesidad, entre tanto que el Emperador otra cosa proveía o mandaba, de tener un caudillo para la guerra, y que siguiese la conquista y entrada por aquella tierra, y que fuese su capitán, su cabeza, su justicia mayor, a quien acudiesen en las cosas arduas y dificultosas, y en las diferencias que ocurriesen; y que esto era necesario y conveniente, así al pueblo como al ejército, que le rogaban mucho y encargaban que lo fuese él, pues en él concurrían más partes y calidades que en otro ninguno para regirlos, mandarlos y gobernarlos, por la noticia y experiencia que tenía de las c osas, después y antes que le conociesen en aquella jornada y flota; y que así se lo requerían, y si era menester, se lo mandaban, porque tenían por muy cierto que Dios y el Rey serían muy servidos de que él aceptase y tuviese aquel cargo y mando; y ellos recibirían buena obra, y quedarían contentos y satisfechos de que serían regidos con justicia, tratados con humanidad, acaudillados con diligencia y esfuerzo, y que para ello todos ellos le elegían, nombraban y tomaban por su capitán general y justicia mayor, dándole la autoridad posible y necesaria, y sometiéndose bajo su mando, jurisdicción y amparo. Cortés aceptó el cargo de capitán general y justicia mayor a pocos ruegos, porque no deseaba otra cosa por entonces. Elegido, pues, que fue Cortés por capitán, le dijo el cabildo que bien sabía que hasta estar de asiento y conocidos en la tierra, no tenían de que mantenerse sino de las provisiones que él traía en los navíos; que tomase para sí y para sus criados lo que necesitase o le pareciese, y lo demás se tasase en justo precio, y se lo mandase entregar para repartir entre la gente; que a la paga todos se obligarían, o lo sacarían de montón, después de quitado el quinto del rey; y también le rogaron que se apreciasen los navíos con su artillería en un honesto valor, para que de común se pagasen, y de común sirviesen en acarrear de las islas pan, vino, vestidos, armas, caballos, y las demás cosas que fuesen menester para el ejército y para la villa; porque así les saldría más barato que trayéndolo mercaderes, que siempre quieren llevar demasiados y excesivos precios; y si esto hacía, les daría mucho placer y buena obra. Cortés les respondió que cuando en Cuba hizo su matalotaje y abasteció la flota de comida, que no lo había hecho para revendérselo, como acostumbran otros, sino para dárselo, aunque en ello había gastado su hacienda y se había empeñado; por tanto, que lo tomasen todo; que él mandaría y mandaba a los maestres y escribanos de las naos que acudiesen con todas las provisiones que en ellas había, al cabildo; y que el regimiento lo repartiese igualmente por cabezas a raciones, sin mejorar ni aun a él mismo; porque en semejante tiempo y de tal comida, que no es para más que sustentar las vidas, tanto ha menester el chico como el grande, el viejo como el mozo. De manera que, aunque debía más de siete mil ducados, se lo daba gustoso. Y en cuanto a lo de los navíos, dijo que se haría lo que más conviniese a todos, porque no dispondría de ellos sin hacérselo saber antes. Todo esto lo hacía Cortés por ganarles siempre más las voluntades y bocas, pues había muchos que no le querían bien; aunque en verdad, él era de por sí largo en estos gastos de guerra con sus compañeros.