Comentario
Condición de Cortés
Era Hernán Cortés de buena estatura, rehecho y de gran pecho; el color ceniciento, la barba clara, el cabello largo. Tenía gran fuerza, mucho ánimo, destreza en las armas. Fue travieso cuando muchacho, y cuando hombre fue sentado; y así, tuvo en la guerra buen lugar, y en la paz fue alcalde de Santiago de Barucoa, que era y es la mayor hombra de la ciudad entre vecinos. Allí cobró reputación para lo qué después fue. Fue muy dado a mujeres, y se dio siempre. Lo mismo hizo al juego, y jugaba a los dados a maravilla bien y alegremente. Fue muy gran comedor, y templado en el beber, teniendo abundancia. Sufría mucho el hambre con necesidad, según lo demostró en el camino de Higueras y en el mar que llamó de su nombre. Era duro porfiando, y así tuvo más pleitos de los que convenía a su estado. Gastaba liberalísimamente en la guerra, en mujeres, por amigos y en antojos, mostrando escasez en algunas cosas; por lo que le llamaban río de avenida. Vestía más pulido que rico, y así era hombre limpísimo. Se deleitaba en tener mucha casa y familia, mucha plata de servicio y de respeto. Se trataba muy de señor, y con tanta gravedad y cordura, que no daba pesadumbre ni parecía nuevo. Cuentan que le dijeron, siendo muchado, que había de ganar muchas tierras y ser grandísimo señor. Era celoso en su casa, siendo atrevido en las ajenas; condición de putañeros. Era devoto, rezaba, y sabía muchas oraciones y salmos de coro; grandísimo limosnero; y así, encargó mucho a su hijo, cuando se moría, la limosna. Daba cada año mil ducados por Dios de ordinario; y algunas veces tomó a cambio dinero para limosna, diciendo que con aquel interés rescataba sus pecados. Puso en sus reposteros y armas: Judicium Domini aprehendit eos, et fortitudo ejus corroboravit brachium meum; letra muy a propósito de la conquista. Tal fue, como habéis oído, Cortés, conquistador de la Nueva España; y por haber comenzado yo la conquista de México en su nacimiento, la termino con su muerte.