Comentario
Hallazgo del original
En Stratfield Saye estaba el original de la Historia General de Fr. Martín, esperando su hora. Esta iba a venir por caminos bien impensados, aunque dentro del marco de las investigaciones históricas. En 1950 era Presidente de la Real Asamblea de la Historia el Excmo. Sr. D. Jaime Fitzjames Stuart Portocarrero, Duque de Berwick y de Alba, que mantenía -después de sus años de Embajador en Inglaterra, y por razones familiares- una excelente amistad con el entonces Duque de Wellington. Por él supo el de Alba la existencia de las cartas de desafío que se habían cruzado entre Carlos I de España y Francisco I de Francia, y que se encontraban también en la Biblioteca de Wellington, procedentes de la batalla de Vitoria. A petición del Presidente de la Real Academia de la Historia, Wellington remitió, en depósito y para su estudio, las Cartas, cuyo comentario fue encomendado a la académica de número y Bibliotecaria Perpetua, doña Mercedes Gaibrois de Ballesteros, que deseó, al tiempo que las estudiaba, conocer la historia de cómo había llegado a manos de la casa Wellington. Así se conoció todo lo que ya sabemos y que, lo que era más importante, que no eran presa única, sino parte de una colección de manuscritos del más alto interés, relativos al Perú. Se imponía una más detenida inspección de los fondos de la Biblioteca Wellington26.
La referida inspección fue encomendada al entonces profesor de la Universidad de Madrid, asistente de la cátedra del autor de este estudio, Dr. D. Miguel Enguidanos Requena, a cuyo profundo conocimiento de las cosas de América no le pasó por alto la importancia del manuscrito original, y un telegrama a Madrid, lacónico pero expresivo, daba la gran noticia: Original Murúa localizado Biblioteca Duque Wellington. El descubrimiento estaba hecho, sólo faltaba proceder a su edición. Esto sucedía en el año 1951, en cuyo mes de septiembre se celebraba en Lima el cuarto centenario de la fundación de la Universidad de San Marcos, para lo cual se convocó el I Congreso Internacional de Peruanistas. Esta fue la ocasión de dar a conocer el descubrimiento, para lo cual redacté una comunicación, ilustrada con diapositivas de las ilustraciones, que despertó entre los peruanistas el apetito de conocer una obra cuya pérdida se lloraba, por la ya mencionada defectuosidad de las ediciones de una copia mala e incompleta. Habría que esperar diez años, hasta 1961, en que apareció la edición Ballesteros, ya reseñada.
Este original es el que hoy estudiamos y editamos. El P. Bayle, en su Introducción a su edición27 ya preveía que algún día habría de encontrarse el original y, proféticamente, decía lo siguiente:
El deseo es que la presente edición se arrumbe pronto y definitivamente, por otra perfecta exacta, fiel al pensamiento y lenguaje de Fray Martín de Murúa: sin huecos ni equívocos. El día que aparezca el original auténtico, el libro gana de golpe treinta y tres capítulos sobre la edición de Lima y trece sobre ésta. Y de los más enjundiosos y nuevos, porque se refieren a las costumbres e idolatrías, donde la experiencia personal de un párroco descubre rincones e intimidades repletas de interés.
Evidentemente tuvo razón el P. Bayle. El original, aparte de la autenticidad deseada, no coincide con lo ya conocido por la copia del Mss. Loyola, y en vez de cuatro libros, torpemente adobados, con refundición de capítulos y desglose de otros, tiene tres libros conforme a un esquema sólido y lógico, con un total de 163 capítulos. Los capítulos con materias distintas a las ya conocidas, se elevan a sesenta, en vez de los treinta y tres que precedía el P. Bayle.