Comentario
Capítulo (en blanco)
Del primer rey e ynga Mango Capac, padre y genitor, de quien procede y se derivan todos los demás y de sus maravillosos hechos
Introducido, pues, el gran Manco Capac, en el señorío de la gran ciudad del Cuzco por uno de los medios referidos, como fuese de alto y generoso ánimo, de agudo, sagaz, y sutil ingenio, gobernó sus acciones de manera que en breve tiempo ganó los corazones de todos. Lo primero que hizo fue reducir a policía la dicha ciudad, dando forma de pueblo a lo que antes era chacarras o caseríos, partiéndola en dos ayllos o barrios, como se dirá en la discreptión de la dicha ciudad del Cuzco, con que autorizó su persona y se hizo respetar más de la gente popular. Nombró por capitán a su hijo Sinchiroca de uno de los aillos en que repartió, que después de sus días le había de suceder en la corona. Los demás los repartió entre sus descendientes por línea transversal, haciendo ley que los hijos segundos de los Yngas viviendo sus padres gobernasen los ayllos y parcialidades, como cabezas y capitanes generales.
El orden de dividir los pueblos por sus ayllos y barrios se observó a imitación del Cuzco en todos los demás pueblos de su señorío, y hasta hoy dura en estos reinos del Perú.
Puesto el Cuzco en figura de pueblo y ciudad, mandó que ninguno pudiese entrar en ella después de puesto el sol, ni menos pudiese salir antes que saliese y fuese día. Hizo todo a fin de saber quién salía y entraba en la ciudad, temeroso, como tirano, de algún accidente (que por grande que sea el asombro que un tirano causa en los corazones de sus vasallos, es mayor el temor que padese en su pecho), dijo Claudiano de instituttione prinsipis de este verso
qui terret plus ipse timet sors ista tyranis
Asentadas a su parecer y bien dispuestas las cosas del Cuzco con estas y otras leyes que puso (las cuales dejo para su tiempo), levantó Manco Capac su espíritu a cosas mayores a las cuales le despertaba su generoso corazón. Deseoso de mayor imperio y monarquía hizo cortes generales, convocando a ellas todos los caciques, capitanes y la gente más granada de su corona. Juntos el día aplazado todos en la dicha ciudad del Cuzco, se dio orden de la forma y estilo que en adelante se había de guardar en convocar y juntar las cortes y de las cosas que en ellas se habían de tratar.
Se ordenaron muchas cosas muy provechosas para el buen gobierno y policía y la principal que él pretendía y deseaba de entablar en su casa y corte: el imperio occidental. Y así, por remate de estas cortes, hizo jurar a su hijo Sinchiroca por su legítimo sucesor y señor natural, armándole él de su propia mano caballero (con las ceremonias e insignias que diré adelante). Quieto con esto su generoso ánimo y considerando lo que dice Aristóteles en sus Políticas: que para asegurarse un tirano, es medio maravilloso y eficaz no hacer hombre todo lo que quiere ni ejecutar todo lo que puede poner en el resto de su vida, con tan gran prudencia y suavidad, que siendo temido por lo primero de sus vasallos era juntamente amado por todos ellos. Muchos años vivió Manco Capac, y después de sus días dejó este hijo legítimo, que le sucedió, al fin de los cuales, dejando entablada la monarquía de los yngas y emperadores del occidente, gobernó Sinchiroca Ynga, Rei segundo deste occidental reino del Perú. La coronación de Sinchiroca, y la efigie y rostro al natural de Manco Capac se verá en las dos figuras siguientes y las armas primeras que puso y de que usó, siendo el primero de los Ingas.