Comentario
Capítulo XXXIX
De lo que ordenó Huayna Capac en su testamento, y de cómo alzaron por Ynga a Tupa Cusi Hualpa y por otro nombre Huascar Ynga
Después de aquella famosa monarquía que fue en el mundo la primera de los asirios, ninguna ha habido más ilustre, terrible y temerosa ni que por mayores siglos haya durado que la de los romanos y ésa la división la acabó y consumió, y Roma, que tantas naciones y reinos y ciudades tuvo debajo de su mano, fue hollada, sujetada y saqueada de todas las que ella había postrado, y en fin, no hay ninguna cosa que un ser y consistencia permanezca mucho tiempo o los accidentes y ocasiones dél la disminuyan y menoscaben. La monarquía indiana había subido en estos Reinos desde Manco Capac, primer fundador della, con tanta prisa y celeridad que no había provincia en él que al gusto de su monarca no estuviese sujeta; y en riqueza y extensión de señorío no creo yo que la Romana se le aventajase. Todo este imperio y Reino, todo este poder y majestad, todas las riquezas y mandos declinaron y fenecieron por la división, verificándose claramente el dicho del Salvador, que todo Reino y señorío diviso sería asolado y sus ciudades y casas destruidas y allanadas por la tierra, como la experiencia nos lo muestra y enseña en la monarquía presente de que vamos hablando, que la división, discordia y guerras civiles de Huascar Inga, señor de estos Reinos, y de Ata Hualpa su hermano, fueron causa principal y única que de su generación y linaje saliese esta monarquía y ellos muriesen miserablemente y pasase a la sujeción de la monarquía hispánica, debajo de cuyo dominio está al presente; y viviesen los naturales della con otros señores diferentes, nuevas leyes, distintas costumbres, diversos ritos y ceremonias. Aunque todo ha resultado en mayor bien de tantas y tan innumerables almas como por medio desta nueva monarquía y señorío se salvan, que se condenaran estando en la obediencia y sujeción de sus antiguos señores.
Estando Huayna Capac enfermo de la enfermedad que dijimos de que murió, nombró por sucesor a un hijo suyo que quería mucho, llamado Ninan Cuyuchi, y le tenía consigo, el cual estaba así mismo tocado del mal de su padre. Y poco después murió, de manera que la sucesión del Reino pasó a Tupa Cusi Hualpa, por otro nombre Huascar Inga, hijo legítimo de Huayna Capac, habido en segunda mujer legítima Rahua Ocllo.
Cuando murió Huaina Capac dejó ordenado a sus testamentarios, que eran Colla Topa y la Tunqui y Adcayqui y Ataurimache y Cusi Tupa Yupanqui, Huachao Chico Tupa Yupanqui, todo lo que se había de hacer después de haber fallecido, porque Mihi, el capitán de los orejones ya era muerto, y para que mejor pusiesen en efecto su voluntad les dio una vara larga, a manera de bordón, poniendo señalares de colores en ella, les compuso el quipo y dio la traza cómo habían de entrar triunfando con su cuerpo en el Cuzco y de todo lo que habían de traer de Tomebamba, y del gobierno, que en todas las provincias conquistadas habían de quedar guarniciones y guardas, y con esto murió.
Muerto Huayna Capac, sus parientes y Capitanes embalsamaron su cuerpo, y con todo el silencio del mundo, sin hacer llantos ni muestras de dolor ninguno, porque los naturales de la tierra no se lo sintiesen y se alzasen, lo trujeron a Tomebamba con el mismo recato, hasta dar orden en el gobierno de aquellas provincias, en las cuales dejaron puestos gobernadores y guarnición de soldados, y en Tomebamba, por principal y superior a todos, Aqui Hual Topa, natural del Cuzco. Salieron de Tomebamba y pusieron por obra su camino, trayendo consigo la figura del Sol, y las demás huacas que habían traído del Cuzco cuando vinieron a la jornada. Así mismo todas las naciones que en la guerra habían andado trajeron las suyas que tenían consigo, y los señores principales cautivos y demás gente común cautiva, que de todas las provincias conquistadas habían señalado para el triunfo que en el Cuzco se había de hacer, y todos los despojos, así de riquezas de oro y plata, esmeraldas, mulli, vestidos, ropas y armas, dejando en Tomebamba en la casa de Mullucancha toda la riqueza que en ella estaba, que le pertenecía y había puesto en ella Huayna Capac, cuando hizo aquellos famosos edificios.
Vinieron acompañando el cuerpo de Huaina Capac al Cuzco los más principales señores y curacas de toda aquella tierra, por muestra de mayor majestad y grandeza. Y de sus hijos sólo quedó en Tomebamba Atao Hualpa, que no quiso volver al Cuzco. A la partida hizo un largo y fundado razonamiento a los capitanes y señores que traían el cuerpo de su padre, que les causó grandísima lástima y sentimiento, y concluyó diciendo que él quería y era su última voluntad morir y acabar la vida donde su padre Huayna Capac había muerto. Nunca se entendió que esta quedada de Atao Hualpa fuese con mal ánimo de rebelarse contra su hermano Huascar Inga, pues no dio muestras della en dichos ni en obras hasta que los revolvedores y su hermano le incitaron a ello. Al menos si su quedada fue con siniestra relación no se imaginó. Fue hombre valeroso y de gran ánimo y esfuerzo y consejo, y prudente en conocer las ocasiones y, sobre todo, liberal y franco con los suyos, que fue ocasión de llegar al señorío y grandeza, que llegó si la ventura hasta allí favorable no se cansara, como veremos.
Luego que Huayna Capac murió en Quito, despacharon los principales capitanes al Cuzco, con gran prisa, mensajeros, haciendo saber la muerte de su señor y la de Ninan Cuyuchi a Topa Cusi Hualpa, por otro nombre Huascar Inga, como está dicho; las cuales nuevas sabidas en el Cuzco todo se convirtió en tristeza y pena, en lugar del contento y regocijo, que esperaban con la venida y triunfo de Huaina Capac, y se empezó a hacer llanto en aquella ciudad con las solemnidades que lo acostumbraban a hacer por los Yngas, reyes y señores suyos y lo mismo, con público mandato, se pregonó por todo el Reino, en todos los lugares y provincias dél, por el cual corrió luego la fama de la muerte de Huayna Capac y se hizo el llanto y lutos por el que era temido y respetado de todos.
Alzaron en el Cuzco por Ynga y señor a Tupa Cusi Hualpa, por otro nombre Huascar Inga, con gran solemnidad, alegría y majestad, siendo sacerdote mayor del sol Apochalco Yupanqui, nieto de Viracocha Ynga. Y acabadas las ceremonias de la coronación y fiestas della, le dieron por compañeros para el Gobierno a Tito Atauchi y Topa Atao, sus hermanos de padre, y así empezó a gobernar con muchas esperanzas de que había de ser Rey acepto y querido de sus vasallos.
Concluido todo esto, despachó mensajeros a los capitanes y principales que venían con el cuerpo de su padre y con el ejército y despojos para el triunfo, que se viniesen poco a poco, que él los esperaba en el Cuzco y que en todo trujesen buen orden y cuidado, y nombró por sus consejeros a Ynga Roca y a Manco y Vico Huaranga, y a Tizo Conde Mayta, y como se vio pacífico y obedecido en tan gran señorío y tierras y tantos millares de gentes, comenzó con gran presteza, franqueza y liberalidad a hacer mercedes a todos sus privados y favorecidos, y a todos los principales que habían sido en vida de su padre, inclinados a él, dándoles oro, plata, vestidos y mujeres, porque había muchas represadas del tiempo de su padre, y dio criados y tierras. Con esto ganó las voluntades a sus capitanes y a los soldados de su guarda y todo era contento y placeres. Luego salió del Cuzco y fue a hacer los edificios de Huascar, el lugar donde había nacido, que es junto a la laguna de Mohina, para hacer su recreación, y mandó hacer para su vivienda y asiento las casas de Amaru Canhca y las de Colcampata, donde vivió después un sobrino suyo, don Carlos Ynga.