Comentario
Capítulo XLIII
De cómo Huascar Inga se casó con su hermana Chuqui Huipa, y de las grandes fiestas que en el casamiento se hicieron
Asentado ya el señorío de Huascar Ynga en todos estos reinos y acabado el llanto que por su padre mandó hacer, acordó Ynga Roca, su capitán general, que tomase mujer legítima para que la sucesión de su estado se fuese continuando en sus hijos legítimos, porque aunque los yngas tenían infinitos e infinitas mujeres, sólo los que eran de la Coya y Reina eran los que tenían acción al reino y a la sucesión, y los que más respetaban y temían, que los demás eran tenidos por bastardos. Tratado esto, llamaron a los sacerdotes del Sol y demás principales y hermanos, parientes y orejones para saber cuál de sus hermanas había de tomar por su mujer legítima, y después de muchos pareceres y acuerdos, todos dijeron y convinieron que se casase con Chuqui Huipa, su hermana de padre y madre, y llamaron a Rahua Ocllo, mujer de Huayna Capac y madre de Huascar Ynga y Chuqui Huipa y le dijeron todos juntos cómo habían determinado que su señor Huascar Ynga tomase por mujer a Chuqui Huipa, su hermana. Rahua Ocllo, oyendo estas razones y vista la voluntad de su hijo, consejeros y capitanes, no se sabe la causa, si por las crueldades que le había visto hacer con sus hermanos y parientes, o por no ser tratada dél con la veneración y respeto que quisiera, o por otra causa, constantemente lo rehusó, negando lo que le pedía y diciendo que no quería darle su hermana por mujer. oyendo tan seca y desabrida respuesta, Huascar Ynga tomó grandísimo enojo y, con cólera y desprecio, levantándose de donde estaba sentado, dijo a su madre muy feas y descomedidas palabras, tratándola con escarnio y menosprecio, las cuales oídas por ella, afrentada, se levantó y se fue a su casa, dejando a su hijo y consejeros con gran ira.
Vista la determinación de Rahua Ocllo por los consejeros de Huascar Ynga, determinaron que aunque su madre no quisiese, que al Sol su padre pidiese Huascar a su hermana Chuqui Huipa por mujer, con sacrificios y dones y otras cosas que para ello hiciese y ofreciese al Sol y que diese muchas y muy ricas dádivas al cuerpo de Tupa Ynga Yupanqui, su abuelo y padre de Rahua Ocllo, su madre. Y determinado esto, Huascar Ynga, siguiendo el orden y consejo de sus privados, primero fue al cuerpo de Tupa Ynga Yupanqui con grandes presentes que estaban en el lugar del cuerpo de Tupa Ynga Yupanqui, que eran Adcayquy Atarimachi y Achache y Manco, en su nombre le aceptaron y recibieron y se la concedieron por mujer. De allí Huascar y fue al templo del Sol con grandes sacrificios y ofrendas, y como a su padre le pidió a Chuqui Huipa su hermana por mujer legítima, y todos los sacerdotes del Sol juntos en nombre suyo se la dieron por mujer, recibiendo los dones y queriendo que el casamiento fuese con gusto y voluntad de Rahua Ocllo, su madre, para aplacarla, que estaba enojada, y darla contento, le llevaron ricos presentes de oro, plata y vestiduras y criados y con solemnidad de nuevo todos los sacerdotes y hermanos de Huascar y consejeros la juraron por mujer legítima del dicho Huascar. Se hicieron nuevas fiestas y regocijos con danzas y bailes en el Cuzco por el juramento que se había reiterado, y mandóse que por todo aquel mes hubiese luminarias por todas las torres y casas de la ciudad y todos los géneros de músicas que hubiese de las naciones que entonces allí estaban y, según se mandó, se cumplió con puntualidad.
Después que el cuerpo de Topa Ynga Yupanqui y el Sol y Rahua Ocllo concedieron a Chuqui Huipa por mujer a Huascar Ynga, se acordó de que se efectuase el casamiento, y para mayor majestad y grandeza y mayor ostentación se acordó fuesen a las bodas el Sol y el cuerpo de Tupa Ynga Yupanqui, y que estuviesen allí representando la persona de Huaina Capac, padre de la desposada, pues que ellos se la habían dado por mujer, y Huascar Ynga saliese con la imagen del trueno, los cuales eran los que hacían la fiesta al Sol y a Topa Ynga Yupanqui. Para celebrarla más mandaron que la casa de Tupa Ynga Yupanqui y la de Huaina Capac se cubriesen de argentería de oro y plata, y así se cubrieron cuatro torres y las paredes se entapizaron todas de ropa fina. Los que estaban en lugar de Tupa Ynga Yupanqui y de Huaina Capac y los sacerdotes del Sol, mandaron que la casa de Huasca Ynga y la de la desposada estuviesen ni más ni menos cubiertas de argentería de oro y ropa fina, y todas las casas de los yngas muertos se cubriesen todos los tejados de plumería y las paredes se entoldasen de ropa fina, de cumbi y algodón, y las torres de la plaza se adornasen de la misma manera y en ellas de día y de noche, mientras durasen las fiestas y regocijos, hubiese mucha música, cantares y bailes.
Llegado el día del desposorio, salió Huascar Ynga de su casa acompañado de la imagen del Sol y el cuerpo de Tupa Ynga Yupanqui y el de Huaina Capac, y Chuqui Ylla con todos los sacerdotes, sus hermanos y parientes y consejeros y orejones y los capitanes de su ejército e infinito gentío con diversas y nunca vistas invenciones fueron a la casa de Rahua Ocllo, que estaba riquísimamente entapizada, y allí le dieron y entregaron a Huascar Ynga a Chuqui Huipa su hermana, con toda la solemnidad posible y todas las ceremonias que entre ellos se acostumbraban en semejantes casamientos. Estuvieron allí desde la mañana hasta hora de vísperas y después la sacaron para llevarla a casa de su marido Huascar, con infinita música y cantares. Por donde ella iba con su marido, estaba todo el camino sembrado de oro y plata en polvo e infinita chaquira y plumería, cosa nunca hasta entonces vista en fiestas ni casamientos de ningún monarca del mundo desde el primer hombre, hasta este punto a lo menos no se escribe tal en ningún autor ni lo que luego diremos. Fueron desde Casana hasta Marucancha, que eran las casas y moradas de Huascar Ynga, y todo lo que de aquel día quedó hasta la noche se gastó en bailes, cantares, danzas y regocijos. El día siguiente, para más autoridad y grandeza, vinieron todas las naciones que estaban en el Cuzco a hacer fiestas a su señora y duraron más de un mes. Huascar Ynga, por más ostentación y celebrar su desposorio de suerte que para siempre quedase del memoria, mandó hacer todos los géneros de maíz que hay de oro y plata, y todas las diversidades de hierbas que ellos comían y todas las raleas de pájaros, de palomas, garzas, huacamayos, papagayos, halcones, sirgueros, tordos, águilas, gavilanes, cóndores y cuantas suertes de pescado de la mar y de laguna conocieron. Maneras de leña, así entera como rajada, y todas las diferencias de animales terrestes que había entre ellos, se hicieron de oro y plata y plumería y mullu. Los criados de Huascar lo daban por las mesas a comer como si fuera cosa para este efecto, a los que se hallaron en las fiestas.
Hicieron traer infinita cantidad de animales vivos, así como osos, tigres, leones, onzas, monos, venados, vicuñas, vizcachas, carneros de la tierra, con vestiduras de diferentes colores hechas aposta, que parecían que así habían nacido y los habían domesticado para el efecto y todos los cántaros, arquillas y demás vasos y vajilla era de oro y plata. Como era tanta la multitud y grosedad de cosas e infinito número de gente que en estas bodas se halló, y aun también sin medida ni orden el beber y privarse de juicio desta gente, sin conocimiento del verdadero Dios, muchos se quedaron con piezas ricas de oro y plata, que después ni hubo cuenta ni se supo dellas con la confusión, y con esto se concluyeron y acabaron las más soberbias y pomposas fiestas que hasta allí ynga ninguno había hecho ni ordenado. Ni como digo arriba, ningún señor ni príncipe del mundo, porque aunque en invenciones, majestad y aparato haya habido muchas que le han excedido, ninguna de tanta abundancia de oro ni infinidad de plata que como si fueran manjares comestibles se ofrecieron a los convidados.