Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DEL PERÚ



Comentario

Capítulo XLV


De la venganza de la muerte de Chuquis Huaman, y cómo llegaron a Huascar Ynga mensajeros de su hermano Atao Hualpa

Tito Atauchi y los demás capitanes como se certificaron de la muerte de Chuquis Huaman por las señales de ver puesta su cabeza en lugar público, que habían sospechado lo tendrían en prisión, habiéndose retirado como está dicho, enviaron mensajeros al Ynga a avisarle de la muerte de su hermano y de todos los sucesos, y la traición con que los de Pumacocha lo habían cogido y muerto. Juntamente con el aviso le enviaron pintada toda la tierra y la traza della, y donde estaba asentada la fortaleza y el sitio que tenía, lo cual hicieron con consejo de Tambusca Mayta, capitán de la gente de Urincuzco y de Jicci de Hanancuzco. Llegados al Cuzco los mensajeros y dando a Huascar Ynga la nueva, tan no pensada, del desastrado suceso de su hermano Chuquis Huaman, no hay palabras con que significar la pena que recibió y el llanto que secretamente hizo. Porque por la traición pasada estaba este hermano muy en su gracia y hacia mucho caudal dél, y quiso él mismo en persona ir a la venganza de tan gran traición, pero Ynga Roca, sacerdote mayor, y los demás se lo estorbaron, poniéndole por delante el riesgo que corría de las asechanzas de los enemigos. Habiendo habido acuerdo sobre el modo con que podía socorrer a su gente, y concluir la conquista, destruyendo la tierra, envió comisión nuevamente a Tito Atauchi y a Maita Yupanqui, tío de Huaina Capac, con nuevo ejército de muy valerosos soldados de todas naciones, y a decir la manera y orden que habían de tener en combatir la fortaleza de Pumacocha, por la traza que había visto. Y fue que los indios, que eran de tierras ásperas y fragosas, entrasen en la fortaleza por las partes montuosas y los demás por un lado donde había llanura, y los orejones por el camino Real que iba a dar a la frente della. Y así salió el ejército nuevo del Cuzco, y llegado al Avanto, donde estaba retirado Tito Atauchi y los demás, se juntaron, y viendo la comisión diferente que antes y traza mejor para tomar la fortaleza, partieron de allí con más cuidado y recato que la vez pasada, en buen orden de guerra.

Llegados a la fortaleza de Pumacocha la cercaron, destruyendo toda la tierra en contorno y quemando mucha parte de los montes que había cerca della por las partes do le podía entrar socorro de repente. Así estuvieron un mes dándole recios combates y al cabo le dieron por todas partes, uno con toda la gente, en el cual entraron en la fortaleza, haciendo una lamentable destrucción en los que en ella estaban, satisfaciendo el deseo que tenían de vengar la muerte de Chuquis Huaman y los que con él murieron. En la toma y entrada llevaron la loa los tomebambas y los quihuares, huaros y chupaicos. Habiendo preso gran multitud de los chachapoyas hizo Tito Atauchi con ellos diligente inquisición de los que se habían hallado en la fortaleza en la muerte de Chuquis Huaman, y a todos los que ayudaron a la traición los hizo hacer pedazos, y asoló y destruyó sus tierras y poblaciones, para memoria del castigo. Algunos bien agestados guardó para el triunfo con que había de entrar en el Cuzco y los que no se habían hallado en la muerte de Chuquis Huaman, en la fortaleza, dejólos para población della y de la demás tierra. Y habiendo pacificádola toda y puesto orden según su costumbre, y dejando guarnición de soldados, volvió con el ejército victorioso y triunfante hacia el Cuzco, conforme tenía la orden de Huascar Ynga, trayendo consigo a los hijos del señor de Pumacocha para el triunfo, porque al padre, luego que lo tuvo en las manos, lo mandó hacer cuartos y poner por los caminos de su misma tierra, para más atemorizar a sus vasallos para que no intentasen rebelarse de nuevo.

Llegados cerca del Cuzco y sabido por Huascar Ynga, salió acompañado de todos sus hermanos y parientes, y entró con todo el ejército vencedor y triunfo de los cautivos y vencidos solemnísimamente, y con mucha grandeza por haber sido la primera victoria que sus capitanes habían alcanzado en su nombre. A todos los que en la empresa se señalaron hizo diferentes mercedes de ganado, vestidos de todas suertes, criados y mujeres, y mandó hacer muy regocijadas fiestas en el Cuzco, para más ostentación y memoria de la victoria.

Estando Huascar Ynga en estos placeres y contentos, le llegaron mensajeros de Quito, enviados de su hermano Atao Hualpa a darle el parabién de la asunción suya en el reino y de ser Ynga y señor, y a decirle cómo él estaba en aquellas provincias por él, y que le suplicaba, pues era su hermano, y tan obediente, le diese la gobernación dellas, para que en su nombre las guardase y defendiese de sus enemigos y se las rigiese, y que el Hacedor le tuviese de su mano y la tierra le obedeciese todo como a único señor della, y que el Sol su padre le diese infinitos reinos y señoríos, los cuales poseyese y gobernase en paz y sosiego, para siempre, y que envejeciese en ellos y dejase a sus hijos por herederos, y que engrandeciese el reino de su padre, y lo aumentase como habían hecho sus antepasados y fuese respetado y tenido de sus enemigos como los Yngas sus antecesores. Oída esta embajada por Huascar Ynga, como vino en medio de los placeres del triunfo, se holgó mucho con ella, y recibió los mensajeros de su hermano Atao Hualpa con honra y les hizo mercedes. Estos mensajeros trajeron muchos presentes y ricos dones a Rahua Ocllo, madre de Huascar Ynga, y a su mujer Chuqui Huipa y Rahua Ocllo los recibió muy bien, lo cual sabido después por Huascar Ynga y que habían traído a su madre y mujer dádivas, tomó mala sospecha dello, y de allí a algunos días mandó llamar los mensajeros de Atao Hualpa con mala voluntad, y con poca cortesía y muestras de tibieza, les dijo: decidle a mi hermano que pues se quedó en esa tierra y está en ella desde la muerte de mi padre, mire con mucho cuidado por ella y la gobierne tratando los naturales y soldados de guarnición muy bien, y que no haya quejas dél ningunas, que yo le despacharé mis mensajeros a Quito y le mandaré mediante ellos lo que tiene que hacer allá, y con esto los despidió. Los mensajeros se volvieron a Quito a do estaba Atao Hualpa y le dijeron todo lo que su hermano les había dicho, y él oído esto, no sospechando mala voluntad ni falta de amor en su hermano, se holgó mucho, pensando que estaba en su gracia, y habiendo regalado a los mensajeros se vino a Tomebamba y allí mandó hacer unos suntuosísimos palacios para su hermano Huascar, de mucha labor y artificio, y con este achaque hizo hacer y levantar otros para sí, de no menor grandeza y majestad, de lo cual empezaron las diferencias y emulaciones entre los dos hermanos cómo adelante diremos.