Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA DE LOS REINOS DE CHILE



Comentario

Capítulo XLVI


Que trata de cómo después que hubo tomado el fuerte el general Pedro de Valdivia acordó salirse del monte por ser mal sitio y de lo que le sucedió

Viendo los indios perdida su fuerza y su esperanza y muertos muchos indios, y en gran peligro ellos y sus mujeres e hijos, pensaron en como mejor se pudiesen aprovechar de los españoles y matarlos todos y hacerles el daño que pudiesen. Enviaron cierta gente a matar los caballos que habían quedado en el pequeño raso que tengo dicho, donde habían quedado doce de a caballo en guarda, haciendo su cuenta, según se supo por indios que después se tomaron, que muertos los caballos y aquellos que los guardaban, tenían seguros los demás, por quedar menos y a pie.

Sabido por el general, y él que en gran cuidado lo tenía, mandó a su gente que quedase allí con sus caudillos y fue él en persona muy de presto a do los caballos estaban. Y llegado que fue, puso los españoles en orden, e luego dieron los indios la grita disparando mucha flechería, mas fueron resestidos por el general e los españoles que con él estaban. Mas en poco tiempo hicieron lo que suelen hacer, e dejaron la pelea, aunque todavía hirieron algunos españoles y caballos.

Desbaratados los indios y metidos por los montes, dio el general aviso a los españoles que estuviesen sobre aviso, porque él se volvía a socorrer los demás que había dejado. Llegado que fue a donde los otros españoles, les dijo que caminasen, que no era justo que allí quedasen aquella noche, porque estaban divididos y en mal sitio, y que él se quería salir a lo llano que estaba de allí una legua y media, y que allí comerían los caballos y ellos tendrían descanso. Ya es notorio que la fortaleza de los españoles para con los indios es en lo llano gran defensa. Y saliendo del bosque comenzaron los indios otra nueva grita, y en lo cual daba a entender a los indios que están temerosos que ya se van huyendo los cristianos.

Como todo el monte estaba lleno de gente, acudió muy gran copia y con demasiado ánimo que ponían, como lo usan, en aquel tiempo cargaron sobre los españoles e hirieron muchos de ellos e a sus caballos, y ellos no dejaban de matar y asombrar con los arcabuces y ballestas, porque peleaban entre arboleda y áspero monte. Y de esta suerte salieron a lo llano con gran trabajo. Puesto que habían salido, no dejaban los indios de herir crudamente en los españoles, diciendo como suelen: ¡a ellos que huyen!.

Viendo el general que con aquel ímpetu salieron a lo llano, ya que estaban más de una carrera de caballo apartados del monte, arremetió con cuatro de a caballo que sanos y más descansados estaban. Y matando e hiriendo, los echó del llano y los encerró en el monte, donde no tornaron a perseverar por ir bien castigados y aún asombrados. El general mandó alojar su gente en sitio a lo llano muy apartado del monte y mandó curar los heridos que había. De aquí despachó a Francisco de Aguirre con veinte y cinco de a caballo a correr el campo, y que recogiese alguna comida para llevar a la ciudad.