Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA DE LOS REINOS DE CHILE



Comentario

Capítulo LXIV


Que trata cómo el general Pedro de Valdivia despachó un navío al Pirú por más socorro

Hechas las diligencias dichas, viendo que convenía enviar mensajeros por socorro a los reinos del Pirú, y viendo que convenía acreditar este reino enviando muestras de oro, para que enviándolo, donde quiera que allegase pusiesen animo, como lo suele hacer, a los soldados y tratantes. Viendo estas causas y otras muchas acordó echar a las minas. Echáronse quinientas bateas y duró la demora ocho meses, y se juntaron setenta mil pesos, así del general como de los demás españoles, que lo emprestaron de buena voluntad para tan justa y buena obra.

Luego mandó apercebir al capitán Joan Bautista y que tuviese su galeón aprestado para ir a los reinos del Pirú, y que trajesen socorro de gente y armas y caballos. Y así mesmo habló al capitán Alonso de Monrroy. Y les encargó a ambos capitanes que el uno por la mar y el uno por la tierra trajesen socorro a este reino, y que en ello pusiese el calor que convenía, pues veían cuán necesario era, porque contra ello saldrían de tantos trabajos y tan excesivos, y tendrían algún descanso. Y avisóles que demás del socorro de armas y gente y caballos que les había encargado, trajesen otras cosas que acá tenían necesidad.

En tanto que se aprestó el navío, despachó para Su Majestad y diolo todo a Antonio de Ulloa, natural de Cáceres, y avisóle que llegado al puerto de Lima, habiendo navío se embarcase y fuese a España, y no parase hasta dar a Su Majestad todo el recaudo que llevaba. Y que mirase con todo cuidado el negocio cuán importante era, para que Su Majestad y su real Consejo de Indias supiesen verdaderamente la conquista de esta tierra y población de la ciudad de Santiago y villa de la Serena, y el descubrimiento por mar de esta tierra de adelante.

Y para que mejor se efectuase, acordó de ir el propio general en el galeón hasta la villa de la Serena, y allí proveyó de moneda a los embajadores y algunos mercaderes que habían venido, como arriba dijimos. Y visto que iban a la vela y salieron del puerto, salió de la villa con seis de a caballo que con él vinieron para aquel efecto, y se fue a la ciudad de Santiago, porque los naturales no se alterasen viendo que estaba ausente. La salida del galeón del puerto de la Serena fue a cuatro días andados del mes de septiembre de mil y quinientos y cuarenta y seis años.