Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, II



Comentario

Capítulo sesto
De los varones fuertes

Entre los hombres hay estás propiedades generalmente: que unos son altos y otros chicos de cuerpo; unos son gordos y otros delgados; unos son bien dispuestos y otros no; unos de mediana estatura y otros no; unos de buena presencia y otros no.

Las propiedades de hombres fuertes son que son amigos de guerras; son de buenas fuerças y de gran Animo y fuerte coraçón. El varón que de verdad es fuerte es esforçado, colérico, varonilmente pelea, y muy determinado para acometer, desbaratar y matar a los enemigos, sin temer a nadie, ni sin bolver la cara a nadie. El varón cobarde, por el contrario, por su disimulacón echa a perder a los suyos y los vende, siendo el hombre doblado, malicioso, descuidado para con sus amigos, muy medroso.

El hombre valiente, que se dize tiácauh es de estás condiciones: que es invencible, robusto, recio y fuerte. el cual nunca buelve allás, ni tiene en nada los fieros. El que de verdad es tal. tiene estás calidades, que con ánimo pelea, vence, captiva, al fin, asuela a los pueblos, de modo que parece los va barriendo, que no queda señal, y al cabo triunfa de los vencidos. Y el malo y fingido tiácauh, por el contrario, es vanaglorioso y jactancioso, diziendo que él es un águila y león en la guerra por ser muy valiente, siendo él muy medroso.

El hombre y varón fuerte llamado cuáchic tiene estás propiedades: que es amparo y muralla de los suyos, furioso o rabioso contra sus enernigos, valentazo por ser membrudo; al fin, es señalado en la valentía. El que es tal, es dispuesto y hábil para la guerra y socorre a los suyos sin temer la muerte; a todos los desbarata y en todos haze riça, que parece los va barriendo, por lo cual pone gran ánimo y osadía y confiança a los suyos, hiriendo, matando y captivando a los enemigos, sin perdonar a nadie. Y el que no es tal es afeminado y de nodada se espanta; apto más para huir que para seguir a los enemigos, muy delicado, espantadizo y medroso, que en todo se muestra cobarde y mugeril. El maestre de campo o capitán es de está calidad, que para mostrar su oficio trae coleta de cabellos que cuelga atrás, beçote y orejeras, y trae siempre sus armas consigo. Y el que es tal es diestro y esperimentado en la guerra, y suele inventar ardides, busear lugares y caminos contra los enemigos, y poner a todos espanto y miedo, y muy confiado en su valentía. Y el que no es tal es muy dado al sueño, en todo descuidado, y tal que echa a perder a todos por ser medroso y espantadizo y amedrentador de los otros.

El capitán general tiene por oficio mandar en la batalla y dar orden y manera para efectuava, y concertar los escuadrones, teniéndose por grande águila y león, y presumiendo de ser victorioso por los buenos adereços con que va adornado a la guerra a manera de águila, y dando a entender que su oficio es morir en la guerra por los suyos. El buen capitán general es vigilante y dispone bien los escuadrones y con su industria y sagacidad inventa ardides para vencer, para lo cual manda hazer proveer a todos de armas y de vituallas, y haze abrir caminos y hállase presente a todo; y haze asentar tiendas y sitiar el tiánquiz del real, y señalar centinelas, e repartir los soldados para desañar, provocar y hazer emboscadas, y para espías. El que no es tal suele ser causa de muchos males y muertes, y poner a los suyos en trabajos y peligros.