Comentario
Capítulo cuarto
De otros animales del agua que no son comestibles
Párrapho primero: es de los caimanes y otros animales semejantes
Hay en esta tierra unos grandíssimos lagartos que ellos llaman acuetzpalin; los españoles llaman caimanes. Son largos y gruessos. Tienen pies y manos y colas largas, y dividida la punta en tres o cuatro. Tiene la boca muy ancha y muy ancho tragadero. Los grandes de ellos tráganse un hombre entero. Tienen el pellejo negro; tienen conchas en el lomo muy duras. Sale de ellos mal hedor. Atraen con el anhélito lo que quieren comer. Estos no andan en la mar sino en las orillas de los ríos grandes.
Hay un animal en la mar que se llama acipaquitli. Es grande y largo y gruesso. Tiene pies y manos y grandes uñas, y alas y cola larga y llena de gajos como un ramo de árbol. Hiere con la cola y mata, y corta con ella lo que quiere. Come peces y trágalos vivos, y aun personas traga. Desmenuça con los dientes. Tiene la cara y dientes como persona.
A la nutria llaman aitzcuintli, la cual también anda en el agua.
Hay un animal del agua que llaman acóyotl. Es del grandor de un gozco o de un podenco. Tiene la lana larga y lisa, y no le cala el agua; tiene el pecho blanco. Ya está dicho este animal entre los coyotes.
Párrapho segundo: de un animalejo llamado auítzotl, notablemente monstruoso en su cuerpo y en sus obras, que habita en los manantiales o venas de las fuentes
Hay un animal en esta tierra que vive en el agua, nunca oído, el cual se llama auítzotl. Es tamaño como un perrillo. Tiene el pelo muy lezne y pequeño; tiene las oregitas pequeñas y puntiagudas; tiene el cuerpo negro y muy liso; tiene la cola larga, y en el cabo de la cola una mano como mano de persona; tiene pies y manos, y las manos y pies como de mona. Habita este animal en los profundos manantiales de, las aguas, y si alguna persona llega a la orilla del agua donde él habita, luego le arrebata con la mano de la cola y le mete debaxo del agua y le lleva al profundo. Y luego turba el agua y la haze hervir y levantar olas; parece que es tempestad del agua, y las olas quiebran en las orillas y hazen espuma. Y luego salen muchos peces y ranas del profundo del agua y andan sobre la haz del agua, y hazen grande alboroto en el agua. Y el que fue metido debaxo del agua allí muere. Dende a pocos días el agua echa fuera el cuerpo, del que fue ahogado, y sale sin ojos y sin dientes y sin uñas. Todo, se lo quitó el auítzotl. El cuerpo ninguna llaga traye, sino todo lleno de cardinales. Aquel cuerpo nadie le osava sacar. Hazíanlo saber a los sátrapas de los ídolos, y ellos solos le sacavan, porque dezían que los demás no eran dignos de tocarle. Y también dezían que aquel que fue ahogado, los dioses tlaloques havían embiado su ánima al paraíso terrenal. Y por esto le llevavan en unas andas con gran veneración a enterrar a uno de los oratorios que llaman ayauhcalco. Adornavan las andas con que le llevavan con espadañas, y iban tañiendo flautas delante del cuerpo. Y si por ventura alguno de los seglares quería sacar aquel cuerpo del agua, también se ahogava en el agua o le dava gota artética. Dezían que éste que assí moría era por una de dos causas: o porque era muy bueno, y por su bondad los dioses tlaloques le querían llevar a su compañía al paraíso terrenal, o porque por ventura tenía algunas piedras preciosas en su poder, de lo cual estavan enojados los dioses tlaloques, porque no querían que los hombres poseyesen piedras preciosas, y por esta causa le matavan enojados contra él, y también le llevavan al paraíso terrenal. Y los parientes de estos tales consolávanse por saber que su pariente estava con los dioses del paraíso terrenal, y que por él havían de ser ricos y prósperos en este mundo. Tenían también otra superstición los parientes de éstos, que dezían que alguno de ellos havía también de morir de aquella muerte o herido de rayo, porque a petición de su pariente fuesse llevado al paraíso terrenal, donde él estava. Y por esto se guardavan mucho de bañarse. Dezían también que usava este animalejo de otra cautela para caçar hombres. Cuando havía ya mucho tiempo que no havía caçado ninguno, para caçar alguno hazía juntar muchos peces y ranas por allí donde él estava, que saltavan y andavan sobre el agua. Y los pescadores, por cobdicia de pescar aquellos peces que parecían, echavan allí sus redes. Y entonce caçava alguno y ahogávale y llevávale a su cueva. Dezía que usava otra cautela este animalejo, que cuando havía mucho tiempo que no pudía caçar ninguna persona, salíase a la orilla del agua y començava llorar como niño. Y el que oía aquel lloro iva pensando que era algún niño, y como llegava cerca del agua, assíale con la mano de la cola y llevávale debaxo del agua y allí le matava en su cueva. Dezían también que si alguno vía a este animalejo y no se atemoriçava de verle, ni el animalejo le acometía, que era señal que havía de murir presto. Dizen que una vieja que iva por agua caçó uno de estos animalejos y lo metió en el cántaro, y le atapó con el huipil, y lo, llevó a mostrar a los señores del pueblo. Y desque lo vieron, dixeron a la vieja que lo havía tomado que havía pecado en tomarle, porque es sujecto de los dioses tlaloques, y su amigo. Y mandáronsele volver a donde le havia tomado.
Párrapho tercero: de una culebra o serpiente del agua, muy monstruosa en ferocidad y obras
Hay una culebra en esta tierra que se llama acóatl o tlilcóatl, que anda en el agua y en el cieno. Es tan gruessa cuanto un hombre puede abraçar, y muy larga. Tiene grande cabeça; tiene barbas tras de la cabeça, como barbas de barbo grande. Es muy negra; reluce de negra. Tiene los ojos como brasas. Tiene horcaxada la cola. Mora en las cuevas o manantiales que hay debaxo del agua. Come peces, y atraye con el anhélito desde lexos hazia sí y ahoga en el agua a lo que atraye, ahora sea persona o animal.
Notable astucia de esta culebra o serpiente: para caçar personas tiene esta culebra una astucia notable. Haze un hoyo acerca del agua del tamaño de un librillo grande, y toma peces grandes de las cuevas como barbos o otros de otra manera, y tráyelos en la boca y échalos en el hoyo que tiene hecho. Y ante que los eche, levanta el cuello en alto y mira a todas partes, y luego echa los peces en la lagunilla y buelve otra vez por otros. Y algunos indios atrevidos, entre tanto que sale otra vez, tómanle los peces de la lagunilla y echan a huir con ellos. Desque sale otra vez la culebra, luego ve que le han tomado los peces. Luego se levanta en alto sobre la cola y mira a todas partes y, aunque vaya lexos el que lleva los peces, vele. Y si no lo ve, por el olor le va rastrando y echa tras de él tan recio como una saeta, que parece que boela por encima de los çacates y de las matas. Y como llega al que le lleva los peces, enróscasele al cuerpo y apriétale reciamente. Y la cola, como la tiene hendida, métesela por las narizes, cada punta por una ventana, o se las mete por el sienso. Hecho esto, apriétase reciamente al cuerpo de aquel que le hurtó los peces, y mátale. Y si aquél es avisado, ante que acometa a tomar los peces haze una concavidad en algún árbol que está por allí cerca, y cuando huye vase acoger al árbol, a la concavidad que hizo. Y la culebra enróscase al árbol y apriétase con él reciamente, pensando que está enroscada con el hombre, y tan reciamente se aprieta que allí muere enroscada al árbol, y el que lleva los peces escápase. De otra manera mata esta culebra a los que passan por donde ella mora. Sale a la orilla del agua y arroja, como escupiendo, la ponçoña en aquel que pasa. Y luego caye tendido como borracho. Y luego le atraye a sí con el anhélito por fuerça, y va perneando el que assí es llevado. Y métele en la boca y ahógale en el agua, y allí le come.
Párrapho cuarto: de otras culebras y savandijas del agua
A las culebras del agua llaman acóatl, y son como las de Castilla. Pone en la letra las facciones y maneras de estas culebras, y cómo se deleznan con mucha ligereça y lo que comen. Hay en esta relación muy buenos vocablos, y muchos.
Hay unos lagartillos del agua. No son buenos de comer. Y son pintados con unas estrellicas y tienen la barriga verde, pintada de blanco. Estos se crían también en los lugares húmedos. Pienso es vaqueruela de Castilla.
Hay otro animal, como sapo, que se llama cácatl. Canta mucho más que las ranas. Son enojosos.
Hay sapos en esta tierra como los de España, y llámanlos tamaçoli. Por la torpedad con que anda y salta, andando poco y parándose muchas vezes, sacaron de él un adagio contra los que tardan cuando son embiados a alguna parte. Dízenlos: "Ve presto como el sapo que da un salto y se para a mirar como atónito". Pónense en esta relación muchos vocablos y muy buenos cerca de la forma y manera de estos sapos.
Otra manera de sapos hay que llaman milcálatl. Son algo más verdes que los de arriba.