Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

ALVARADO TEZOZOMOC, EL HOMBRE Y LA OBRA


Respecto al contenido de la Crónica mexicana, lo primero que debe señalarse es que apenas se ha estudiado, aunque, paradójicaniente, la gran mayoría de los autores que tratan de forma directa o indirecta la historiografía novohispana incluyen una obligada y breve alusión a Alvarado Tezozomoc, destacando su pureza racial y, en consecuencia, la importancia de la obra24.

Un ejemplo paradigmático de lo dicho lo ofrece Manuel M. Marzal en el voluminoso estudio que dedica a la antropología indigenista en México y Perú25. Marzal, tras indicar un tanto arbitrariamente que México tuvo peor suerte que Perú en los testimonios de indios y mestizos, da la siguiente noticia de Tezoczomoc, como él le llama:

Es una fuente importante para la historia de su patria, México-Tenochtitlán [...]. Es un indígena que se declara nieto del último emperador azteca, Moctezuma II. De su vida se sabe que fue alumno de Sahagún en el colegio de Tlatelolco y se desempeñó como intérprete de náhuatl en la Real Audiencia de México. Escribió en náhuatl su Crónica mexicana (1598), en la que cuenta la historia de los aztecas de fines del siglo XIV hasta la llegada de Cortés en 1519. Pero sólo se conserva una traducción al castellano, que se publicó por primera vez por Lord Kingsborough en Antiquities of México y luego por Orozco y Berra en México en 1878 26.

La cita no puede ser más reveladora, pues sintetiza en unas pocas líneas todos los tópicos acumulados sobre Al varado Tezozomoc. Así, le convierte en egresado del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco --un centro regentado por los franciscanos donde recibían educación superior los hijos de la nobleza indígena--cuando todos los indicios apuntan en la dirección contraria, y en nahuatlato de la Audiencia, lo cual, hoy por hoy, resulta indemostrable.

Mucho mas grave es la confusión de Marzal al tratar la crónica en si, porque o bien funde en una las dos crónicas de Alvarado Tezozomoc (la Mexicayotl, redactada en nahuatl, y la Mexicana, escrita en castellano), o bien atribuye a Tezozomoc la paternidad del documento en mexicano que inspiró la versión castellana del texto objeto de la presente edición.

A la vista de lo expuesto, está claro que para Marzal, como para tantos otros americanistas, lo verdaderamente importante es la lectura ideológica en clave de actualidad de la Crónica mexicana y de su autor, y no el análisis objetivo de la misma; análisis que --dicho sea al paso--puede arrojar algo de luz sobre ese complejísimo mundo que era el México de finales del siglo XVI. Para abordar con mentalidad histórica la vida y la obra de Alvarado Tezozomoc, conviene, pues, poner en entredicho cualquier criterio preestablecido, ya que su empleo dificulta aún más el estudio de un autor de por sí confuso y desconcertante27.