Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 18
Diezocho capítulos. Trata de las guerras que tubieron los mexicanos con los de Suchimilco y como fueron muertos y bençidos y por basallos de Mexico

Los uezinos y naturales del pueblo de Suchimilco, abiendo bisto y oydo de la manera fueron rronpidos y desbaratados y puestos debaxo de suxeçión los tepanecas azcapuçalcas y Cuyuacan y, sobre todo, aber sus tierras rrepartido y dado tre los mexicanos benedizos, açoráronse con enojo y rrabia tre sí ellos y hazen junta y cauildo con ellos los señores fueron Yacaxapo teuctli y Panchimalcatl teuctli y Xallacacatl teuctli y Mectlaacateuctli y Quellazteotlan, e dixeron: "Para que no bengamos en diminuçión y menospreçio de nro pueblo y perdamos nras tierras y seamos basallos de estraños, será bien que de nra bella graçia a ellos nos demos por, por el ser de ellos bien tratados". Rrespondieron los otros que no era buena consideraçión ni bien hecho; "¿por qué se permitía hazer tal cosa?" Dixo el Yacaxapo: "Yo, que soy señor, ¿cómo tengo de barrer y rregar y darles aguamanos a los mexicanos? Será bien que primero prouemos nra bentura en defendernos y hazer nro posible". Y dende otros días, las mugeres de los mexicanos yban al mercado de Suchimilco a bender pescado, rranas, axayacatl (moxcas del agua salada), yzcahuitle, tecuitlatl y otras cosas salidas de la laguna, y patos de todo género. Las yndias mugeres de los suchimilcas labando muy bien el yzcahuitle y guisando los patos, todo muy bien labado linpiamente, lleuándolo al palaçio de Tecpan para lo comiesen los prençipales. Y començándolo a comer estaua muy sabroso, y prosiguiendo su comida, luego hallaron los basos cabeças como de criaturas y manos y pies de persona y tripas. Escandalizados y espantados los suchimilcas, [19v] començaron los suchimilcas a dar bozes diziendo: "Ya os tengo dho a todos, señores, cómo son malos y peruersos estos mexicanos, que con estas tales cosas y otras abasallaron a los tepanecas, azcapuçalcas y Cuyuacan con estos bustes y engaños. Hagamos nro posible contra ellos. Aperçibíos y adereçáos, señores de Suchimilco, tiempo es ya dello".Otro día que les abía susçedido la áspera comida comieron, quando llegaron çiertos mensajeros mexicanos de parte de Ytzcoatl y de Tlacateecatl Tlacaelel y los demás mexicanos prençipales y trujeron a los dos señores grandes, el uno de Tecpan llamado Cuauhquechol, y el otro, Tepententli, Tepanquizqui, y, presentádoles cantidad de pescado blanco y xohuiles, rranas, axaxayacatl, yxcahuitle, tecuitlatl, cocolli y muchos patos, explicó su baxada diziendo: "Muy altos señores y barones prençipales, uros umildes basallos Ytzcoatl y los prençipales y comunt mexicano, que están y rresiden entremedias de cañauerales, tulares, xunçia y lagunas, que tienen uros rreales nonbres la tenençia de Tenuchtitlan, mexicanos llamados, besan buestros eçelentes pies y manos y suplican a esta eçelente corte y rrepública de señores prençipales les deis liçencia para que podamos lleuar una poca de piedra de peñas para labrar la casa de nro dios Huitzilopochtli y una poca de madera de ayauhcuahuitl (pinabete). Y esto es a lo que benimos". Y luego, tendido esto por los señores, rrespondiéronles con soberuia: "¿Qué dezís bosotros, mexicanos? ¿Estáis bosotros y quien acá os bió borrachos o qué es ura pretençión y de esos benedizos? ¿Por bentura somos uros esclauos o basallos, que os emos de serbir y trauaxar y tributar con piedra y madera? Ydos luego y bolueos y dezilde a Ytzcoatl y a todos los demás prençipales, Tlacochcalcatl y Tlacateecatl, Tlilancalqui, Ezhuahuacatl y a los demás". Bueltos los mensajeros, cuentan a Ytzcoatl y a todos los demás prençipales la áspera rrespuesta y soberuiosa que rrespondieron, explicándole las palabras por entero. Rrespondieron juntamente, Ytzcoatl dixo: "Dexaldos y beamos si bueluen acá algún día, y asimismo mandad que nenguna persona baya allá, que se çierre el biaxe de yr ni benir de allá". En esta sazón los prençipales de Suchimilco dixeron: "Señores, ¿qué os paresçe a bosotros de lo tratado? ¿Será bien que les demos liçençia a los mexicanos que lleuen de nros montes piedra y madera y la labren ellos y la lleuen a cuestas?" Rreplicó a esto el prençipal Yacaxapo, dixo: "No se puede en nenguna manera eso hazer porque, caso que lo digamos y queramos nosotros, no querrás nuestros basallos y aun se yndinarán contra nosotros y con rrazón. Y determinémonos de una bez de defender nro pueblo y aun de ofender a los mexicanos. Sea con balor de esfuerço de armas nro pueblo perdido y puesto en manos de nros enemigos". Y así quedó dho y conçertado. Y biniendo çiertos mexicanos por el camino que llaman Chiquimoltitlan, en el monte sentados a descansar, llega un escuadrón de suchimilcas [19r] e pregúntanles: "¿De dónde sois bosotros?" Rrespondieron los mexicanos, dixeron: "¿Para qué lo preguntáis? ¿Por dicha buscáis algunos esclauos uros o los queréis saltear? Somos mexicanos benimos con nra miseria de buscar el sustento humano de Cuernabaca y traemos fardos de chile, algodón, fruta". Rrespondieron los suchimilcas: "A bosotros buscamos, sois unos bellacos". Y así, como eran muchos los suchimilcas, començáronlos a maltratar muy cruelmente y les quitaron todo quanto traían hasta dexarlos desnudos, en cueros, y así se boluieron a Mexico. Banse derechos al palaçio de Ytzcoatl con esta querella, "descalabrados y rrobados como, señores, agora nos been". Con esto rresçibió tanta pesadumbre Ytzcoatl y todos los demás prençipales, Tlacochcatl, Tlacateecatl, Tlilancalqui y Ezhuahuacatl y todos los demás prençipales mexicanos. Dixo Tlacochcalcatl Tlacaeleltzin: "Esto no es sufridero, que son cocos que nos hazen los de Suchimilco". Dixo Ytzcoatl a los rrobados: "Ya beis, hijos y hermanos míos, que yo ni estos señores no tenemos ojos en los montes y caminos. Prestá paçiencia, rreposad uras casas y aguardá, que no será mucha la tardança de que tomaréis bengança dellos".Con esto se fueron a sus casas los querellantes y haze junta Ytzcoatl de todos los prençipales, díxoles: "Ya beis, señores, las causas y maneras de querernos ultraxar estos suchimilcas y ellos lo an començado. ¿Qué aguardamos con ellos? ¿No soys bosotros los balerosos capitanes, animosos, balientes? Pónganse luego guardas los caminos y lugares y sea la una parte en la parte llaman Coapan y en Ocolco. Y si les preguntaren a las guardas q quién son o qué quieren, rresponderles que por qué lo preguntan ellos, y sobre esta rrazón hagan las guardas todo su posible, como hizieron ellos a nros hermanos". Y así, fueron lo más peligroso çinco prençipales y otros çinco maçehuales, mançebos balientes mexicanos con armas: el uno se llamaua Tlatolçaca y Tzompan y Mecatzin y Epcoatl y Tlacolteutl, prençipales, y los maçehuales eran Chicahuaz, Chical y Acoçauhqui y Tlahuaçomal y el quinto, Ytzomyeca. Estos se fueron a poner en Coapan. Estando allí, bienen çiertos yndios labradores de Suchimilco yban a cultibar sus sementeras los términos de Coapan donde estauan las guardas mexicanas e, bisto por los suchimilcas, lléganse a ellos, pregúntanles: "¿Quién sois bosotros? ¿De dónde sois?" Rrespondieron los mexicanos: "Y bosotros, ¿quién sois? ¿De dónde benís bosotros?" Dixeron los de Suchimilco: " berdad que debéis de ser mexicanos". Rrespondieron: " lo seamos o no, ¿qué os ba a bosotros de ello o qué nos pensáis hazer?" Y tantas preguntas se hizieron binieron a las manos y, lleuaudo de bençida a los suchimilcas, rrebueluen con rrodelas y macanas y en cantidad de ellos, que binieron siguiendo por alcançar a los mexicanos. Y, llegados a Tenuchtitlan, cuentan por estenço lo que abía pasado con los de Xochimilco y, como que acordauan, binieron tras ellos hasta casi dentro de Mexico Tenuchtitlan.