Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 41
Trata en este capítulo las cosas que pasaron tre Monteçuma y Çihuacoatl Tlacaeleltzin sobre el acabar el gran cu de Huitzilopochtli y brasero de piedra y çelebrar el sacrifiçio con los naturales esclauos de GuaxacaDixo Tlacaeleltzin a Monteçuma: "Señor, paresçe que os aflixís y fatigáis por el sacrifiçio de estos hijos de el sol benidos de Guaxaca y mixtecas y los demás son. Yo personalmente ando con el ojo largo a la priesa de los albañís, canteros que andan la obra y acabami del gran cu y su brasero y asentaderos de los demás dioses tenedores y sustentadores del çielo. Acabado sea, con gran solenidad, fiesta, rregozijo de todo Mexico Tenuchtitlan y prençipales que a ello serán llamados, se hará y cumpliré buestro deseo y boluntad, que a de ser comprado el gran brasero con nro puro trauajo, sangre, cansançio, y a de ser un gran chalchihuitl, ancho, grueso y la plumería de ofrenda muy ancha y larga, de más de una braça, benida del cabo del mundo, pues pertenesçe a nra abusión (tetzahuitl) Huitzilopochtli; que luego con esto llamaremos a los que están tras de estos montes y montañas, los de Huexoçingo y Atxisco, Cholula y Tlaxcala, Tliliuhquitepec y tecoaca y los de yupicotlaca, son muy lexos, y los atraeremos a nra boluntad aunque los acarreemos como con rrecuas de nros puros pies y, sobre el caso, guerra cruel con ellos y tener basallaxe de ellos y tener qué sacrificar a nros dioses, porque para yr a Cuextlan es muy lexos y más lo es en Mechuacan. Y con estos basallos haremos gran hazienda de sacrifiçios y rrentas, rriquezas y bienes, porque emos llegado a las orillas de la Mar del Çielo y para nuestros tratos y grangerías, nosotros, los mexicanos. Y que no sean tan lexos, bastará los pongamos en Huexoçinco y Cholula y Atxisco, Ytzucan, que es Yçucar, adonde se resgaten y compremos esclauos, oro, piedras muy rricas de balor, plumería y tiendan que es todo y mediante el abusión (tetzahuitl) de Huitzilopochtli. Y con estos tales mercados y tratos bernán los tlaxcaltecas a ellos y allí se comprarán y ellos se benderán por esclauos. Y con este achaque ternemos muy çerca guerras para conseguir bitoria y alcançar esclauos para nuestra pretençion y adornamiento de nras personas con braçaletes de oro y plumería, beçoleras de oro, orexeras de oro y piedras preçiosas, trançaderas de colores engastadas de piedras de mucho preçio y balor. Y será, como dho tengo, çeuadera de nra presa con los tlaxcaltecas y Tliliuhquitepec, Çacatlan, Cholula y los de [49r] grandes pueblos çernos, sin tomar la mexicana gente trabaxo de yr tan lexos a guerras, con daños suyos ni afrenta a nra corte y ymperio mexicano, tan nombrado en el mundo. Asimismo gozaremos de las beçoleras de piedras finas de los ytzocamecas de Yçucar y orexeras tan finas. Asimismo ordenemos ordenanças conforme los meresçimientos de cada uno ganado y adquerido en guerras con bitorias, armas y deuisas, se señalen sus rrodelas doradas y cargas con plumería, y a los que más se abentaxaren, aquellos sean de más balor y meresçimiento, y estos tales, después de aber comido la cabeça, que es buestra rreal persona, luego coman en este rreal palaçio los balerosos y capitanes, balientes soldados y acabado, los segundos en el mereçimiento y a la postre, los soldados de no tanta cuenta ni balor. Y por su orden los trajes, bestidos y bailes solenes, conformes a los meresçimien. Y se entendiesen y conosçiesen asimismo los heran prençipales conosçidos, que a estos tales era bien traer armas, dibisas, bestidos, plumería, braçaletes, orexeras, beçoleras, trançados dorados de cuero y colores, conforme usança tre señores. Y los hijos que de estos deçindieren sean caualleros tenidos tal rreputaçión. Con que, para meresçer trar en cuenta de los buenos y balerosos señores y capitanes, a de aber bençido en batalla y prendido a los balientes enemigos de Huexoçingo, Tlaxcala, Tliliuhquitepec. Y con esto abra rrecordaçión y memoria para siempre de esta caballería y prençiales tales señalados y de casas solar conosçidos. Y estas leyes y ordenanças ponemos se guarden, cumplan por nro rreal mandato. Yo, Monteçuma Ylhuicamina y Çihuacoatl Tlacochcalcatl Tlacaheletzin". Dixo Monteçuma a Tlacaelel: "Y esta balerosa guerra, ¿que los bezinos y comarcanos nros an de ser olbidados su balor y esfuerço de ellos, pues tanto meresçieron algunos como nros mexicanos?" Rrespondió Tlacaeelel: "Háganse sauer a los señores de Tezcuco, Neçalhualcoyotl, y al señor de tepanecas, Totoquihuaztli". Y así, fue a llamarlos uno de los prençipales llamado Cuauhnochtli. Llegados a Mexico Tenuchtitlan, les propone un largo parlamento Monteçuma y Tlacaeleltzin, diziendo que para que no se escurezcan las balerosas hazañas de los mexicanos y los aculhuaques y tepanecas y chicnauhtecas, los de Culhuacan, Yztapalapan, Mizquic, cuitlabacas, que hizieron la guerra de Guaxaca, que conbenía, por estar tantas tierras yermas, casas y huertas, los muertos dexeron las guerras pasadas, que de todas estas partes, pueblos y lugares y Chalco fuesen a poblar aquellas tierras y casas y señorear las huertas, por rreparo y guarda de lo ganado y adquerido en justa guerra, e que para ello Monteçuma señalaua seis prençipales de los muy abisados, ábiles, fuesen con mexicanos y fuesen poco a poco poblando en muchas y diuersas partes y lugares de este Nueuo Mundo sujeto al ynperio mexicano; y esto sin dilaçión alguna. Rresultos todos los prençiales de todas partes, abido el acuerdo con sus propios basallos, se determinaron a yr rresolutamente de todas partes, fuera de los mexicanos, seisçientos hombres con sus mugeres, hijos y lo nesçesario de presente al sustento humano. Los mexicanos, primeros, poblaron los llanos de Chalco junto a laguna, monte, tierras, y por su ordem, [49v] diziéndoles Monteçuma a los mayorales yban con sus gentes a poblar que ellos, como señores y prençipales, abían de ser de ellos gouernarlos, rregirlos, como a tales señores de sus gentes, y que de ellos abían de naçer y multiplicar los pueblos, lugares que ellos poblasen, haziéndoles graçia, donaçión de tierras, montes, rríos, como señores absolutos. Y lleuándolos por los caminos y lugares, les rresçibían con comidas, camas y dormitorios sus casas, por yr con título de se llamar hijos del rrey Monteçuma. Y como yban caminando yban dexando a sus hermanos, hasta llegar a Guaxaca y allí les resçibieron con mucho plazer, alegría de los naturales dél y les dieron y rrepartieron casas, tierras, huertas en los mejores lugares y pueblos que hallaron. Y bueltos los mexicanos y demás yndios que abían lleuado a sus naturales, le cuentan a Monteçuma por estenso los buenos rreçibimientos, ospedaxes, asientos, poblazones se les dieron y ellos escoxieron, de que se holgaron todos los mexicanos y tezcucanos y tepanecas, chalcas, xiquipilcas y las demás nasçiones que fueron pobladores, que fueron en las costas de Guaxaca los de Cuauhtochpan y tuchtepecas, teotliltecas fueron muy contentos y alegres.En este tiempo yba el año muy estéril. Llamó Monteçuma a Cihuacoatl Tlacaelel, díxole: "¿Qué os paresçe de este tiempo y año?, que me paresçe ba muy estéril, seco". Rrespondió Cihuacoatl, díxole: "Señor, enuíe a todos los pueblos de beinte, treinta, quarenta leguas de esta corte a beer y sauer de la manera ban las sementeras en general y donde ubiere en abundançia, allí nos fortalesçeremos nra hambre y buestro ymperio mexicano". Y partidos muchos mensaxeros a muchos y diuersos pueblos bieron en ellos mucha secura los árboles y sementeras, frutales, maguales, tunales, que a esta hambre bino en general toda la tierra y a esta hambre y mortandad llamaron y llamaron los mexicanos "çe toch huiloc" año de un conejo, gouernando Monteçuma Ylhuicamina y Çihuacoatl Tlacaeleltzin, es como dezir cumplimiento de años del señor. Y fue tan cruel la hambre que hasta las rraízes comederas llaman çimatl se secaron. Y el rremedio y rreparo que en Mexico Tenuchtitlam ubo fue grande, que las rraízes de los tulares llaman tulçimatl y atzatzamolli y pescado blanco y xohuiles, rranas, acoçile (camarones) y, de la gran laguna, yzcahuitle, tecuitlatl, axaxayocatl, que fue gran socorro y rreparo de la gente mexicana, lo que todos los pueblos faltó. Acordaron tre Monteçuma y Çihuacoatl que se selebrase la fiesta llaman Huey Teucylhuitl, que es uno de los dioses sustentadores del çielo, por aplacar la gran secura, esterilidad del tiempo, biniese el temporal del berano y aguas, caso que no estubiese acabado el gran cu del Huitzilopochtli, era esta de este dios no muy solene ni de tanto gasto. Y así, para esto mandó llamar a todos los mayordomos, de cada el pueblo el suyo, e les manda que para tal día todos ellos mandasen hazer bollos (tamales), tortillas y manera de bizcochillos (tlaxcalmimiloli), todo grande, en caso que en general abía grande hambre. Y para mostrar su poderío y [50r] puxança en el tener y mandar, hizo llamar a los comarcanos señores de todas partes para çelebrar la fiesta de Huey Tecuilyhuitl, dios de los mexicanos, y todos los tamales (bollos) abían de ser muy grandes, que en solo uno fuese satisfecho una persona, y de todos los guisados de aues y frutas ay en los pueblos. Y ante todas cosas mandó llamar a todos los mexicanos biexos, biexas, moços, mançebos, niños y, juntos todos los mexicanos, mandó a los mayordomos que diesen bien de comer a todos, uno ni nenguno quedasen y fuesen muy satisfechos todos. Y así se hizo, , benidos ante sus palaçios, les dieron de comer a todos cumplidamente de todo y a los barones les dieron a beuer cacao y a las mugeres, donzellas, niños, niñas, les dieron lugar de cacao, catole, que abía dello muchas canoas llenas, y a los biexos, después de acabado de comer, les hizieron merçed de mantas y pañetes, y a los soldados les dieron mantas de a quatro braças de largas, hasta las criaturas les dieron mantas y a las mugeres naguas y hueipiles.