Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 78
Trata en este capítulo como traron en batalla los mexicanos y los de la costa de tres pueblos y sus sujetos, como fueron rrotos y bençidos los de las costasAcabados de armar todo el campo, se armó el rrey Ahuitzotl, tomó la cota del ychcahuipill y çeñir el cuerpo muy bien con unas mantas rricas y pañetes delgadas, tomó luego su rrodela y la mano un espadarte de rrezias nabanjas agudas y tomó luego su debisa y se siñó con él, lleuando por la misma diuisa un atanborçillo dorado lo alto de la plumería, y trançarse luego el cabello de la media cabeça con plumería rrica, y tomó una banda atrauesada (matemecatl), y las gargantas de los pies unos cueros doradorados llaman ycxipepetlactli. Binieron luego ate él sus prençipales y padres amparadores suyos, Tlacateecatl Atlixcatl, Tlacochcalcatl, Ticocyahuacatl, Nezhuahuatl, Tocuiltecatl, Acolnahuacatl, Tezcacoacatl, Tlilancalqui, Cuauhnochtli, Huitznahuatlailotlac, Chalchiuhtepehua, Hueyteuctli, Tlacahuepan, Chahuacuee teuctli, Hueiotomitl, Achcauhcuachic, todos estos balientes prençipales y señores tomaron en medio al rrey Ahuitzotl, lleuando por delante a todos los tequihuaques y cuauhhuehuetques, cuachicmes y otomies, ansí nombrados, mexicanos, soldados biexos, lleuando los delanteros las diuisas lleuan como carguillas de plumería un temalacatl como rrueda de molino, señal lleuauan el cuauhxicalli donde degollauan los presos en guerras, los quales todos bixadas de negro las caras y piernas por el rreconosçimiento de ellos, y los prençipales bixadas las caras y el rrey de un betún como azeite amarillo y negro rrebelto, llamado tecoçahuitl. Llegados todos los capitanes, les propone Ahuitzotl como buen capitán el grande ánimo de los soldados y como no se descuiden de entrejerse un soldado biexo tremedias de quatro bisoños [106v] soldados nuebos, llebando gran cargo los soldados biexos de no pelear ellos, sino yr ayudando a los bisoños y si caso trebiniese algún enemigo baliente señalado, tonçes tomase él la enpresa; todos fuesen con este cuidado muy bien ordenados por sus rringleras y por su orden. Abiendo los generales y prençipales juramentádose adonde su rrey muriese morir todos por él, con esto el rrey tocó el atanborçillo con una barilla. Comiençan luego todos los soldados a golpear sus rrodelas con sus espadartes y tras él una bozería tan alta que rretumbauan los montes y llanos, y abalánçanse luego a los enemigos tan balerosamente. Llegados çerca de sus enemigos, alçan ellos otra bozería, los balientes anahuacas que estauan la delantera, y los nahuatatos dellos la lengua mexicana dezíam a bozes: "Mexicanos, tezcucanos, Tacuba, Suchimilco y los demás benís, no bolueréis más a uras tierras, aquí abéis de morir todos". Y el campo mexicano con pocas palabras: "Ea, hermanos, a fuego y sangre". Otros dezían: "Esta y no más, mexicanos, solo queda esto". No hazían los de la costa sino amenazarles y los mexicanos acométenlos tan furiosamente que los prençipales delanteros quedaron tendidos en el suelo y los traseros benían los acabauan de matar, y tantos murieron que se espantaron. La manera de armas traían los de la costa, tan rricos y tan costosos los bisoños soldados yban despojando los cuerpos traían plumería muy rriquísima, llaman quetzalmanalli, y las diuisas, una esmeralda rredonda como un espexo rrelumbraua su fineza, llaman xiuhtezcatl. Otro traían a las espaldas de sus armas que llaman yacaocuil, alrrededor fino oro, y las narizes traían piedras, otros oro, y la rrodela en medio una muy rrica piedra berde, senbrado de piedras finas alrredor de ella, llaman xiuhchimal, y con que hería era un dardo o bara, la punta un agudo pedernal. Y los que traseros benían, benían garganteando, rremedando abes o páxaros rricos, los quales, todos estos muertos, dan tras de los bisoños costeanos. Alçan una bozería las mugeres y los biexos diziendo: "Balerosos señores mexicanos, çese ya ura furia, sosieguen uros coraçones, condoleos de estos pobres de la costa, de estos de Tecuantepec y de los juxtecatl y los de Amaxtlan". Y con esto, mandan los mayores tequihuaques a todas las gentes que sosegasen, no matasen más gente. Y con esto, todos se sentaron en el suelo a escuchar lo que dezían e díxoles el propio rrey rrey Ahuitzotl: "¿Qué dezís?, que a lo yo bengo es que no a de auer más gente en estas costas, que nenguno a de quedar a bida". Rreplicaron los de la costa, dixeron: "Señores nros, dexadnos hablar. Daremos nros tributos de todo lo que se haze en estas costas, que serán chalchihuitl de todas maneras y colores y otras llamadas teoxihuitl, pequeñas, para senbrarlas en cosas muy rricas y mucho oro, plumería de la más rrica se cría en todo el mundo y páxaros muy galanos, las plumas de ellos, llamados xiuhtototl, tlalquechol y tzinitzcan y çacuan, cueros de tigueres adouados, de leones y louos grandes [107r] y otras piedras betadas de muchas y diferentes colores. Oyda la gran rriqueza que se proferían dar de tributo los costeanos, dixo Monteçuma a los mexicanos: "Bueno esta postura y su rriqueza. Sosiegue y descanse el campo mexicano". Dixeron los señores prençipales mexicanos: "Ya nos paresçe basta la bengança en ellos, que de quatro partes no queda la una; espeçialmente ser tan rrica y balerosa tierra como es ésta, para tornen a multiplicar". Muchos mexicanos carniçados tornauan a la batalla, hasta los capitanes con unos pesados bastones los sosegaron. Benidos a descansar sus pueblos, dixo Ahuitzotl: "Dezilde traigan del primer tributo, que lo quiero beer". Contentos los prençipales costeanos e truxeron esmeraldas muy finas y otros chalchihuitl berdes, azules y de todas maneras treueradas y betadas gran sunma de ellos, y luego trujeron unas piedras de ámbar claro, otros cuaxados, amoxqueadores de muy preçiada plumería y señoríos de los que ponen los rreyes las frentes, llaman teocuitlayxcua amatl, dorados, senbrados en ellos piedras preçiosas muy menudas que rrelumbrauan mucho, muchos cueros de tigueres, toda suerte y manera de pluma menuda de colores y pellexos de los páxaros tan rricos arriba declarados. Con esto, llamó a todos los prençipales todos juntos e les dixo: "Señores y hermanos, ¿qué os paresçe a bosotros de esto?" Dixeron ellos: "Señor, propia persona ura, pies, manos, coraçón, trauajo, cansançios os cuesta. A nosotros nos paresçe muy bien y que les deuéis de perdonar a tantos biexos, biexas, niños de cuna, y hazerles md de sus tierras, teniendo ellos espeçial cuidado de su tributo abentaxado. Y de esto que aquí está presente rrepartáis conforme uro alto meresçimiento". Y tonçes Ahuitl tomó en nombre del tetzahuitl Huitzilopochtli de las esmeraldas muy rricas y la plumería más preçiada y los señoríos de los rreyes y bandas y braçaletes dorados de los pies y la plumería de los rricos y galanos páxaros nombrados y los mexores cueros de tigueres adouados. Rrepartió luego para el rrey de Aculhuacan, otro tanto luego para el rrey de Tacuba. Con esto les dexaron muy cargado el tributo continnuo de cada un año. Y así, se partieron los rreyes, lleuando ellos la delantera y luego començó a marchar el campo, y la primera jornada llegaron bió Ahuitzotl mensajeros prençipales con esta nueua y bitoria y sujeçión de los costeanos de los tres grandes pueblos arriba dhos. Con esto partieron a caminar los mensajeros de día y de noche a toda priesa. Llegados los mensajeros a Mexico Tenuchtitlan, explican la enbaxada al biexo Çihuacoatl Tlacaeleltzin, dixo: "Señor, la baxada nra es hazeros sauer como los pueblos de la costa de la Gran Mar del çielo, son tres pueblos muy grandes, están destruidos y muerta la mitad de la gente de ellos y los rrestantes puestos en la corona de este ymperio mexicano. Son los pueblos Tecuantepec, Xochtlam, Amaxtlam, Tlacuilolan suxetos, Acapetlahuacan. Y de los rréditos, rrentas, como de despoxo hizo rrepartir el rrey Ahuitzotl lo primero prençipal lo hera dedicado al tetzahuitl Huitzilopochtli y la otra terçia partió, adxudicó [107v] adxudicó al rrey Neçahualpilli de Aculhuacan, la otra terçia parte al rrey de tepanecas, Totoquihuaztli, y las sobras de este despoxo se adxudicó a los mexicanos". Mandáronles dar muy bien de comer y beuer de muy buen cacao y rrosas, perfumaderos y rropas, cotaras, pañetes rricos, como para prençipales pertenesçía. Hizo luego Çihuacoatl llamar a los prençipales que abían quedado la corte que no fueron a la guerra, fuesen por mensajeros a los pueblos de Chalco, Yçucar, Tepeaca, Acatlam, Tepexic, Tonalan, Piaztla y a los de Guaxaca y todos los de Coayxtlahuacan, çapotecas, bayan a rresçibir al rrey Ahuitzotl y al campo mexicano con abundantes comidas de todo género, muchas rropas y rriquezas. Los quales mensajeros partieron, llamados teuctitlantin, lleuauan las manos unos amoxqueadores, las manos, y sus bordones, señal son mensajeros. Llegados a los pueblos, oyda la baxada, se puso en obra el matalotaxe para todo el exérçito y campo mexicano y quando llegaron los mensajeros, antes de trar los pueblos, se enbixaban y tiznaban las caras y los pies, como dar a tender benir cansados y con mandato rreal. Llegados con toda priesa a todos los pueblos, al dho efecto y en cada un pueblo les dauan de bestir y calçar cotaras y esteras de palmas para su biaxe, para el sol y para su dormir. Bueltos los mensajeros a la çiudad de Mexico Tenuchtitlan, dan cuenta de su baxada a todos los pueblos fueron. Hizo Çihuacoatl darles de comer y beuer y dioles rropas galanas y plumería rrica para ellos, mantas, cacao, xícaras, tecomates, cueros de leones para dormir los caminos, meçedores de cacao anchos de tortugas, rrosas y flores de Tierra Calliente. E luego los mensajeros dixeron a Çihuacoatl los presentes les dieron los de Guaxaca y otros pueblos, de que holgó Çihuacoatl de les aber manifestado sus dádiuas de los estranjeros, y hízolos yr a descansar a sus casas.