Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 101
Trata en este capítulo como el senado mexicano biaua a llamar a los prençipales de Huexoçingo para una boda de una estatua que abía hecho hazer el rrey Monteçuma y como les halló rrebeldes, tornadizos, con los de CholulaTopado los huexoçingas a los mexicanos, les dixeron: "¿Quién sois bosotros?" Rrespondieron: "Somos mexicanos bamos con baxada a los prençipales de Huexoçingo". Rrespondieron los huexoçingos: "¡O, sobrinos nros, pobres de bosotros! Yo no sé a qué bais porque ya no ay pazes con bosotros los mexicanos, porque se an confederado con los cholultecas de ser contra bosotros". Dixeron los mexicanos: "Todabía queremos yr allá". Dixeron ellos: "Norabuena. Yd, pero mirá como bais y como tráis sus casas". Y así, con esto, prosiguieron su biaxe. Llegados a las casas del prençipal Tecuanehuatl, trados allá, mediante los porteros le proponen la baxada del rrey Monteçuma, como abía labrado una casa y en ella una estatua suya, que aquello le enbiaua a conbidar. Dixo el rrey o prençipal: "Baxá la boz, que no lo oyesen sus basallos. Dezilde al rrey Monteçuma, nro bueno y leal sobrino, le beso las manos, yo biaré allá prençipales. Porque estoy agora atemorizado no os doy más rrespuesta que esta". Oydo esto, Monteçuma dixo: "Sea norabuena. Aguardemos a sus prençipales". Binieron a toparlos el día señalado en el monte. Bístolos, dixéronles: "Hea, hermanos mexicanos, bamos a beer y besar las manos del buen rrey Monteçuma". Y así, los lleuáronlos en prezençia del rrey. Después de le aber besado las manos, le explicó la enbaxada por el rrey, en que, llegados llegaron de aquí los señores, halló a todo el pueblo alborotado contra ellos porque les abían amenazado los de Cholula que si ellos con sus prençipales se hazían con los mexicanos, que ellos y los tlaxcaltecas un solo día los abían de acabar a todos de matar; que no hiziesen pazes con los mexicanos sino perpetua guerra con ellos como hasta agora. "Y a esta causa y por este temor, les dieron nros prençipales la palabra a ellos, por el temor de la muerte". Oyda la baxada y de se aber tornado a su contumaçia, dixo Monteçuma: "Sea norabuena. Pues por ellos a quebrado y no por nosotros, que tendí fuéramos para sienpre todos unos, pues que ansí es, tomá, dalde esta rrodela y este espadarte taxante para nos ofenda si pudiera y tomá, dalde asimismo estas mantas y pañetes, que presto nos beremos con ellos". Con esto fueron despedidos. Llamó el rrey Monteçuma a los dos rreyes, Neçahualpilli y Tlaltecatzin, contóles los susçedido con los naturales de Huexoçingo. A esto rrespondió el rrey Neçahual [143v] Neçahualpilli, dixo: "Señor, hijo y nieto tan amado de todos los que bien te queremos, hágote sauer que esto que se an tornado estos de Huexoçingo es benido del çielo, que yo beo que ay dos pueblos rrepartidos llamados el uno y otro Huexoçingo. Y es agüero esto que ya xamás açertaremos a hazer guerra contra Huexoçingo, Cholula, Tlaxcala, Tliliuhquitepec, aunque nos conformemos con los de Mechuacan. ya de oy, tended, hijo mío, mançebo flor de jubentud, que diez, que beinte, que una bez bamos contra los costeanos que a de ser muy contra de nosotros, que esto significa benir del çielo". Y así, con esto le dixo el rrey Neçahualpilli por pronosticaçiones de las estrellas, que jamas salían con enpresa contra enemigos, antes benían bençidos, desbaratados, muertos los mexicanos y aculhuaques y tepanecas e más de la mitad de sus gentes y todos los demás pueblos que con ellos ybaan, ni tanpoco jamás hazían presa de uno solo de sus enemigos para sus sacrifiçios, y quando muy mucho que açertauan a hazer presa era quando mucho, tre todo su exérçito, quarenta, a bezes beinte, a bezes diez y todas las más bezes casi nenguno, antes quedauan allá mucha gente de su campo. Y con esto, los mensajeros benían con baxada a Monteçuma, le traían nueua de esto y de lo proçedido de las guerras, se embraueçía y rreñía con los mensajeros, diziéndoles: "En berdad que creo de temor bosotros no osáis trar al campo contra uros enemigos, simples cobardes, que ya no sois bosotros los balerosos tigueres llamados quachic y otomies y tequihuaques, no os yntituláis de Tlacochcalcatl, Ticocyahuatl y todos los otros mexicanos hérades tan nombrados en el mundo. Del baleroso ánimo buestro abéis desmayado y acobardado". Y con esto, mandaba a Çihuacoatl no les fuesen a rresçibir nadie de las batallas ni que tanpoco hiziesen señal de alegría alguna ençima de los templos, como afrentando a los mexicanos con esto. Y quando trauan a saludarle quando benían de las guerras, se escondía sus rretraimientos, por más afrentar a los mexicanos, e dezía a Çihuacoatl: "Berdaderamente estoy corrido y afrentado de aber hecho a tanto mexicano y tlatelulcano tequihuaquees, otomies, achcacauhtin, caudillos y capitanes y tinientes de capitanes. Concluyo con biarles a dezir a los tlatelulcanos que les doy sus casas por cárçeles perpetua, que a parte nenguna salgan ni bayan, con pena de muerte". Y Çihuacoatl, de belle tan enoxado, él en persona bió luego a los prençipales amonestalles la rrazón de Monteçuma. E ydos con esta baxada a Tletelulco, hizieron juntar a los biexos cuauhhuehuetques, que luego hiziesen llamar a todos los tequihuaques y cuachic y otomies para dezilles la baxada del rrey Monteçuma: " luego a la ora, biendo ura floxedad y cobardía, no truxistes presa de esclauo, que ya no os tresquiléis, ni pongáis beçoleras, ni orexeras, ni os bixéis, ni pongáis mantas [144r] rricas, ni tréis en el palaçio como solíades. Y luego traed adonde guadáis las nabaxas con que os tresquiláis". Y así, luego truxeron una gran xícara de nabaxas, "porque abéis de sauer que es espreso mandato de Monteçuma os tresquilemos la manera que sois llamados tequihuaques, cuachic, otomi". Y luego los prençipales tomaron a cada uno, tomó una nabaxa Cuauhnochtli, otra Tlilancalqui, començaron a tresquilar a todos, uno ni nenguno que quedó. Bueltos a la çiudad de Tenuchtitlam, dan la rrespuesta de todo lo tratado al rrey Monteçuma y con esto quedó contento. Y Monteçuma otro día mandó que la parte que llaman Tooçi fuesen a quitar un tabladillo de madera que ençima dél estaua, que era el rrenombre de Toçititlam, que era señal que los caminantes caminauan, por tener lumbre ençima. Y como fue quitado, quedó tinieblas y así, nadie pasó que quisiese caminar, de temor, que sólo abían dexado el tablado abaxo del cuezillo, que es agora en el albarrada de Santisteuan, antes de llegar a Acachinango. E por la mañana que amaneçió dixéronle como no abía memoria ya de tablado, que no abía otra cosa sino çeniza. E mandó que fuesen a ber doze prençipales quién abía escondido o quemado el toçicuahuitl, haziendo grande pesquisa los prençipales. bió luego a llamar Monteçuma, que estaua muy enoxado, a todos los saçerdotes y sahumaderos de todos los templos "y los de mi casa y templo, calmecac", traídos a todos ante él, mandólos lleuar a todos a la cárçel quee llaman cuauhcalco, que es manera de una caxa como quando tapian agora alguna persona, que le dan a comer por onças, ansí estos los echaron a todos allí. Y mandó Monteçuma que pues era su ofiçio guardar los templos y las noches, hazer oraçión a las estrellas y que senbrasem de teçontal, de canto menudo que pica las carnes, porque quando ellos oran toda la noche, otro día no bienen nuebas de mucho bençimiento de enemigos y gran preza de cautiuos. Y díxoles a Cuauhnochtli que no les diese de comer si no fuere muy tasado y el agua por lo consiguiente. E luego bió a todos los pueblos çercanos de Azcapuçalco, Tacuba, Cuyuacan, Huitzilopochco, Mexicaçingo, Ytztapalapan, Culhuacan, Mizquic, Cuitlahuac, Chalco, Suchimilco, Tezcuco, Aculhuacan hiziesen braua pesquisa quién abía quemado el tablado de toçicuahuitl. Y por mucha pesquisa jamás se pudo saber ni tender. E bisto esto, Monteçuma hizo llamamiento de gentes y fueron a la guerra contra los de Tlacalan y se toparon los dos campos en Ahuayucan y allí se hizo muy cruda y rreñida batalla, de manera que murieron de ambos campos mucha gente, pero hizieron gran presa de gente la mexicana, de manera que, bueltos para la çiudad de Mexico, biaron mensajeros a Monteçuma como abía susçedido la batalla y muerto muncha de toda gente de los mexicanos y asimismo de los tlaxcaltecas, y que con esto traían de los quatro barrios mexicanos de Moyotlan y Teopan, Atzacualco y Cuepopan mucha presa. Y dixo Monteçuma: "Sea norabuena, pues es batalla çebil de muchos años, que es llamado xochiyaoyotl, xochimiquiztli, [144v] es que a de ser morir de anbas partes, morir balerosos soldados tequihuaques, cuachicme, otomi, achcauhtli. Sean muy bien benidos. Lloraremos a nuestros muertos". Tanbién llegó el mensajero de Tlatelulco, dixéronle como los tlatelulcanos abían hecho buena, que solos ellos prendieron a çiento de los tlaxcaltecas y murieron de los tlatelulcas trezientos y sesenta. Dixo Monteçuma a los enbaxadores y a los mexicanos: "Mirá, hermanos, lo que nos dixeron los biexos en nras crianças y dotrina del arte de las armas, que el sol comía de ambos exérçitos y el dios de las batallas, Tlalteuctli. Pero mirá, hermanos tlatelulcanos, de anbas cosas emos de considerar de nros muertos y llorarlos, y de los biuos, la bengança de los cautiuos".