Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 103
Trata en este capítulo como, acabada la çelebraçión del tierro del rrey Neçahualpilli, bió a llamar el rrey Monteçuma a todo el senado de Aculhuacam para elexir rrey de ellos y quién fue señaladoAbiéndose tratado entre Monteçuma y Çihuacoatl se eligiese rrey de Aculhuaca, bió Çihuacoatl a quatro mexicanos de los más prençipales al llamamiento dellos. tendido, los prençipales de Aculhuacan fueron todos, que no quedó uno ni nenguno, para tal cosa y los prençipales de todos pueblos hasta Tulançingo. Benidos ante Monteçuma, les propone: "Es cosa conbiniente luego se nonbre y se ponga rrey, que conbiene a la corona rreal mexicana tenga cabeça uro pueblo. ¿Quántos son los hijos que dexó? ¿Quáles son?" Rrespondió el senado de Aculhuacan, dixo: "De sus hijos que el rrey dexó, el uno es llamado Tocpacxuchiuh (Guirnalda de rrosas), el segundo es llamado Coanacoch (Culebra con garçillos), el terçero llamado Tlahuitol (Arco), quarto llamado Yxtlilxuchitl (Rrosa tintada), quinto llamado Quetzalacxoyatl (Flor de la quebrada de monte)". Díxoles Monteçuma a los prençipales de Aculhuacan: "¿Qué os paresçe a bosotros quál sea? Y si queréis yo lo señale, desde luego le señalo a Quetzalacxoyatl, que me paresçe más ábil y tendido los mayores. Y para esto bío allá al hermano y conpañero mío, le ponga el señorío, trono y asiento, Çihuacoatl. Con él yrán el senado mexicano". E luego fueron llegados los prençipales de Aculhuacan, biaron luego a llamar a todos los prençipales de todos sus pueblos, juridiçión y suxetos a él y començaron adereçar y adornar rricamente la çibdad y las salas a labrallas, asentaderos, estrados, mucha sunma de rrosas, flores, perfumaderos, ynfinitas abes, pauas y gallipauos, gallinas, codornizes, benados, liebres, conexos, y los saçerdotes adereçaron y alinpiaron el templo. Llegado llegó Çihuacoatl, hizo llamar al mançebo Quetzalacxoyatl; benido, pónenlo junto a la hoguera del fuego que está la sala y luego le tresquilan a manera de capitán y luego lo bixan de negro, pónenle luego su pañete labrado y le ponen una preçiada manta azul con [146v] conforme a los pañetes azules, fuego le horadan la ternilla de la nariz y le ponen luego allí un cañutillo berde, esmeralda muy fina, pónenle la muñeca y la garganta del pie derecho como un cuero colorado, significando para tirar bara tostada (tlatzontectli). Y de allí lo lo traen una silla baxa, llaman tepotzoycpali, aforrado de cuero de tiguere, y estrado de otro cuero de tiguere y lo asisientan de la propia mano de Çihuacoatl en la silla y de su mano le pone la corona o frentalera azul cuaxado de pedrería, y al braço derecho puesto en el estrado un arco con un carcax de flechas, significando la justiçia que a de tener y mantener. Acabado, dízele una una oraçión, diziéndole: "Rrey mançebo, beis aquí este trono, lugar y asiento que buestros antepasados ahuelos y padres dexaron. Agora, Quetzalacxoyatl, os lo da y os pone en este trono el baleroso rrey Monteçuma Tlacateccatl, que por rrebelaçión del tetzahuitl Huitzilopochtli le fue mandado os lo diese. Y mirá, hijo, el origen y prinçipio de los que nos rrigieron, gouernaron, los dioses y señores, en Aztlan Chicomoztoc, llamado el uno Çe Acatl y Nacxitl y Quetzalcoatl, que de esta manera rreinaron y gouernaron el mundo, a la gente chichimeca de los mexitin, que agora son llamados mexicanos, y por este estilo y orden binieron señoreando Tula y en Cuauhtlam. Y es berdad que estaua colorado el campo y nubes y humeando y el día pardo escuro las propias partes. Por esta onrra murieron gentes a la defensa. Y esto agora lleuáronlo los antiguos, agora lo gozamos con manos labadas, sin costarnos derramamiento de sangre mexicana. ¿Agora no lo señorean a todo este mundo, como bos bien sabéis? Mirá que es por mandato este trono uro del que es llamado a su albedrío Moyocoya Titlacahuan ( somos sus esclauos). Mirá, hixo, sobre todo abéis de mantener toda justiçia y mirar por lo que conbiene a la rrepública, tanto al chico como al grande, al pobre, al rrico; a los biexos, sobre todo, mucho amor, rreuerençia; a los menesteros, pobres, fauoresçerles; a los oçiosos, hazerles siembren, aren, para el sustento de ellos hazerles sienbren y planten frutales y magués, que es su sustento de la bida humana; sobre todo, el templo sienpre limpio, ardiendo de día y de noche; a los saçerdotes horen, belen, hagan penitençia al dios del templo. Subiréis a las sierras, cuebas, montes y manatiales, ojos de agua, se tenga cuenta con todo. Sobre todo, muy presto al mandato de ura cabeça y rrey de la corona mexicana". Y con esto, rrespondió el nueuo rrey Quetzalacxoyatl que estaua muy humilde y suxeto a la rreal corona, al qual por la tan grande merçed le besaua los rreales pies y manos. Con esto y otras largas oraçiones y promesas, çesó la plática de esta coronaçión del nueuo rrey. Otro día partió Çihuacoatl de Aculhuacan y llegado a Mexico, le saludó a Monteçuma y le trató de la manera fue hecha la coronaçión por mandado suyo. Con esto, se concluyó. Otro día binieron mensajeros, como los naturales de Tlachquiauhco en esta manera, trayendo su tributo los naturales de Coayxtlahuacan, Tierra Caliente, con los de Guaxaca, les atacaron los de Tlachquiauhco. Preguntándoles qué lleuauan, de dónde eran, abiéndoles dado cuenta dello, les saltearon el tributo del rrey Monte [147r] Monteçuma y, sobre ello, los descalabraron y lleuaron quanto tributo traían. Oydolo el senado mexicano, rresçibió grande enoxo Monteçuma, díxoles: "Descansad y rreposad". Hízoles dar de comer y bestir, bió luego mensajeros a Aculhuacan y a Tlalhuacpan, tepanecas, a llamar a los rreyes y a todos los demás pueblos comarcanos, luego biniesen sus campos, capitanes y los demás soldados, luego lleuasen la delantera los chalcas. Y así, començaron a marchar los campos con todo lo nesçesario para el sustento. Llegados a la frontera del dho pueblo, en la parte llaman Acotepec, llegados todos allí, mandó la gente mexicana dar pregón que biendo yban muriendo y bençidos los enemigos, la mitad muriesen y la mitad catiuasen, que no quedase en el pueblo sino mugeres y niños y biexos. biaron luego a medianoche a beerlos hazían, quántas tradas, salidas tenían, por qué partes binieron. Luego dixeron estauan en grandes borracheras y sus basallos sirbiéndoles y animándose para trar en la guerra con los mexicanos, lo quales están muy contentos. Oydo esto los prençipales mexicanos, los quales dixeron: "Pues entren de tropel los mexicanos por las espaldas del pueblo y los de Aculhuacan y Tacuba a los lados y los chalcas la delantera". trando los mexicanos, hazen un alarido, otro de cada lado. Luego los delanteros lo oyeron, acometen con otro alarido. Los mexicanos queman lo primero el templo y su tecpan, casa del prençipal, para darles a tender que están bençidos y muertos. Subidos los enemigos un alto, de allá comiençan a bozear, diziendo: "Señores mexicanos, no aya más, basta, que mueren ya mucha gente, que nosotros haremos lo que nos mandardes". Dixo la gente mexicana hiziesen çesar la guerra y tocaron luego una corneta señal de silençio. Dixeron los mexicanos: "Bellacos, ¿qué es de el tributo rreal de la corona mexicana? Traeldo primeramente". Dixeron: "Señores, pecamos en ello, pero todo paresçerá, que nada faltará, porque lo guardamos todo. Y todo quanto bosotros quisiéredes haremos, porque estamos en este camino. Aquí os rresçibiremos como a señores quando fuéredes algunas tradas de guerra y les dare el matalotaxe bastare a los mexicanos, y daremos rrodelas, como si dixeran azeradas (topchimalli), de fino otate, muy fuertes y de otros géneros de rrodelas muy rricas y espadartes como hierro. Y esto es lo que aquí en este pueblo se haze y no otra cosa". "Pues traedlo todo", dixeron los mexicanos, "lo que tomastes". Y con esto, hizo del todo çesar el campo y hazerlos retirar porque se hazen tributarios y basallos los de Tlachquiahuac. Acabado de çesar la gente, traron en otros grandes palaçios todos los señores mexicanos y los de Aculhuacan y Tacuba y chalcas, e aquí adonde bienen cargados biexos y moços y mugeres con la rropa que abían rrobado, diziendo: "Señores, pecamos contra nro padre y madre y rrey y señor y contra el tetzahuitl Huitzilupuchtli". E dixeron: "Desde luego, oy, començaremos a dar y lleuar nro tributo de rrodelas fuertes y otras galanas, y espadartes de pedernales y de hierro y, sobre todo, el matalotaxe para solo el campo mexicao. Y asimismo les rresçibiremos a los baxadores de la corte mexicana como al propio rrey nro". Tanbién les fue amonestado los tributarios de la costa y Guaca y Teguantepec que por aquí pasaren "les daréis posada y de comer, beuer". Con esto, començó a marchar el campo y biaron los prençipales [147v] mensajeros a Mexico a dar abiso a Monteçuma de lo susçedido la enpresa del pueo, de Tlachcuiauhco. Llegados a Mexico Tenuchtitlam, dan la rrelaçión al rrey Monteçuma de todo lo proçedido, la mitad de la gente murieron y la otra mitad dexaron a bida, de que holgó de la bitoria de ellos: "Aquí los aguardaremos". Benidos fueron, saliéronlos a rresçibir los biexos conforme como otras bezes. Y los cautiuos, llegados a los pies de Huitzilopochtli y luego los prençipales, yban todos comiendo tierra con el dedo de la mano y de allí baxaron a hazer rreuerençia al rrey Monteçuma y dádole cuenta de lo proçedido en ella, holgó de ello. Y era tonçes cabo de año y sacrificaron luego a los miserables cautiuos y luego, hecho esto, mandó llamar Monteçuma a los hizieron presa para darles el premio de su trauaxo. Benidos ante él, hizo a Petlacalcatl truxese lo que tenía guardado. Traído, llamó a Tlacochcalcatl y a Tlacateeccatl para que rrepartiese aquellas diuisas a los hizieron presa, se les dio a cada una diuisa y una rrodela y espadarte. Acabádoles de rrepartir las armas y debisas, propóneles de que aquel es galardón de su trauajo, que es señal de señorío y balor, para que en adelante se esfuerçen a hazerlo al doble.