Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 107
Trata en este capítulo como, acabados los ayunos hizo Monteçuma de su penitençia, bió a los dos mensajeros a ynterrogar al rrey Huemac, dios del ynfierno, y como fueron y la rrespuesta que trujeron de allábiados otra bez a los dos mensajeros, abiéndoles bien ynformados del rrecaudo lleuauan, fueron a la cueua de Çincalco. trados, fuéronse derechos al rrey Huemac. Después de le aber hecho gran rreberençia, le hablaron de parte de Monteçuma sobre lo tratado. Rrespondió, dixo: "Dezilde que me aguarde ençima de Chapultepec de mañana en quatro días y se esté bien adereçado el lugar le tengo dho de Tlachtonco, que desde ençima de Chapultepec yré por él allá". tendido esto, Monteçuma tomó mucho consuelo. Luego mandó otro día a los xolos (esclauos) y a los enanos y corcouados que tubiesen la mira en Chapultepec. Acabado los quatro días, bieron ençima del çerro de Chapultepec una piedra blanca después, que rrelumbraua. Baxaron corriendo de la açotea a dezirlo a Monteçuma, el qual, como subió, la bido rrelumbrar. Díxoles a todos: "Agora yo os tengo de lleuar al lugar tan deseado. Yd luego todos. Lleuen mucha hoxa de çapote y caña y ataderos. Yd y hazed con breuedad un lugar en Tlachtonco en medio de la laguna honda donde está aquel lugar, con dos asentaderos de el çapote y sembrado todo el suelo de hoja de çapote, que presto yremos allá". Hecho esto, le binieron a dezir: "Señor, todo está hecho quanto nos mandastes". Díxoles: "Pues tomad y lleuad esto allá", y dióles quatro canastas bueltos lo lleuasen allá, y lleuado a la ora, sería a medianoche, les dixo a todos los corcobados y enanos: "Adereçaos todos y bamos, que an de benir por nosotros. Ya dexamos a Mexico Tenuchtitlan e yremos a Çincalco la casa de Huemac". E luego començaron a llorar los corcobados y enanos. Díxoles: "No lloréis que para siempre biueremos a plazer contentos y no abrá memoria de muerte". Y así, con esto, se barcaron las canoas y fueron a dar a Tlachtonco en medio de la laguna, que fue con los corcouados y enanos rremando hasta allá. Llegados, bístese con un cuero de persona y la trançadera de la cabeça con plumería de abe (tlauhquechol) y una beçolera de esmeralda, orexeras de oro y un braçalete de oro y en las gargantas de la mano y el pie collarejos de cuero dorado y colorado y su sonajera (omichicahuaz), y unas cuentas de chalchihuitl muy rrico, y a todos los corcovados bestidos y con sartales de muy rrico chalchihuitl, y todo con plumas como amoxqueadores para que paresçiesen todos ante el rrey Huemac de la gran cueba ynfernal, y todos los criados con asentaderos de hojas de çapote, y solo Monteçuma en el asiento llaman quecholycpalli (asentadero de rrica pluma). [152v] E aquí do bieron benir a Huemac, benía rrelumbrando como si fuera mediodía, cada bez que rrelumbraua se paresçían las casas y las sierras todas. Y descansó en la parte llaman en Tlenamacoyan, que es la parte junto a la primera cruz a la parte del valle de Atlixucan, y que paresçía que hazía rresonido, y los traslados figurados del tzoncoztli lo tenían en guarda los ayunaban un año y los llamados de los hermanos de tzoncoz, y los que ubieren de ayunar un año ban a traer las cabelleras de cauellos rrubios, los tiene a cargo el mayordomo de Cuetlaxtlan, y al tiempo de los ayunos lo ponen debaxo de sus almohadas quando descansan a dormir, y tienen una lunbrera a donde duermen los tales ayunadores. tonçes el abusión o demonio le silua por su nonbre, le llama: "¿Es posible que tanto duermes y as de tener cuidado de belar? Mal lo hazes. Lebántate". Y así como se lebantó, díxole: "Mira estos beladores que belan al tzoncoztli". Y estauan los beladores rroncando. Díxole el bulto o bisión: "Ben acá. Mira quál está Monteçuma. ¿Qué es su pretençión? Maldita la bergüença tiene. ¿Qué an de dezir dél todos los pueblos que están a la rredonda deste ymperio? ¿Qué dirán agora nros enemigos de nosotros y de Monteçuma, más en espeçial los de Huexoçingo, Cholula, Tlaxcala, Tliliuhquitepec y Metztitlam, Mechuacan, Yupitzinca? Es muy grande afrenta y bergüença. Pues ¿no a de beer y susçeder y benir sobre él lo que berná?; que presto será, que está prometido y ase de cumplir, que no puede ser menos ni ser rreboçado. Y que allá adonde quiere yr no es posible que él allá baya, que a eso me enbía acá el señor de los ayres, tierra, mar, rríos, montes para darle este abiso, que a esto le bino ataxar a Huemac que acá no llegase porque, biéndome me bido, se boluió abiendo oydo el mandato de Dios que sustenta el çielo y la tierra y todo el mundo. Dalde abiso de esto, que se baya a su casa, que no cure de ymportunar a Huemac, que es ynposible. Y con esto yd allá y se lo tratad, luego a la ora se buelua a su casa". Y luego se fue, no lo uido más. Y el tzoncoztli tomó una canoa y fue derecho rremando a Tlachtitlam a hablar a Monteçuma. Llegado, saltó en tierra y díxole: "Señor mío Monteçuma, ¿qué es lo que hazéis aquí? ¿Sois quienquiera? ¿No sois bos cabeça del mundo? Mirá, señor, que paresçe mal una persona de grandísimo balor como sois, emperador de mexicanos. Rrespondedme". Y Monteçuma a callar. "Mirá, señor, que soi yo el trasunto (tzoncoztli), que soy biado. Pues no me habláis, yo os tomo este manoxo de plumería rrica del trançado". Entonçes habló Monteçuma, díxole: "Yo soi mançebo". Díxole el tzoncoztli: "¿No es muy grande la afrenta que bos, señor, queréis tomar y causarlo a todo este ymperio? Apartaos del camino que queréis tomar, que todo el mundo tiembla de bos y queréis darles osadía a que bengan estraños arruinar la monarca de esta cabeça del mundo por solo uro apetito. ¿Qué teneis, señor? ¿ bano y qué baxo pensamiento queréis tomar, abiendo sido el primer pensamiento uro de sojuzgar a fuerça de buestro gran coraçón hasta los límites del çielo, y agora los abéis puesto en la mayor poquedad y baxeza del mundo? ¿Qué dirán los grandes señores de buestro desaparesçimiento? ¿Que os que os queréis meter secretamente al ynfierno? [153r] En echandoos menos los prençipales mexicanos, ¿en qué turbamulta y escándalo se pondrán a buscaros? No sólo buestra persona ni buestra deçençia de rreyes es la afrenta y bergüença de puro temor de lo que por bos a de benir, y es fuerça a de ser porque está mandado que lo abéis de ueer. Y agora, con esto, tomá baleroso y esfuerço, dexá aparte banos y cobardes pensamientos con temor. Abéis de ser bos solo, sino primero todos nosotros. Y quieros dezir cómo lo sé. Yo durmía y me despertó llamándome por mi nombre. Díxome: "Pues es a buestro cargo la bela y la guarda y ayuno, y durmís, lebantaos luego. Mirá lo que yntenta de hazer Monteçuma. Pues no lo yntente, que no a de salir con ello". Porque benía por bos Huemac y le ataxó éste que me llamó, díxole: "Buéluete a donde saliste, que no es de tu poder lleuar lo ageno. ¿tendías lleuar a Monteçuma?". Pues dize el muy alto dios y señor de los señores y señor de los montes, rríos, ayres, aguas profundas: "Y echo de junto a mi casa al Huemac". Y que quando otra bes allá biares, te eche, porque, si no, al Huemac le pondrá en cadenas. Y esto me dixo que te dixese. Y más me dixo, que esta canoa en que bine él la tenía aparejada. Y con esto, se fue, que no le ui más de mis ojos. Y esto es y bámonos luego, biene ya amaneçiendo. No padezca ura rreal persona afrenta y desonrra". Entonçes habló, dixo Monteçuma: "Bamos, mançebo". E díxole: "No digas esto a persona del mundo, porque bos no abéis de morir, sino pondremos una tu figura". Dixo Monteçuma: "Sea norabuena y baxó a la canoa". Y llegados, lo dexó su palaçio y a todos sus corcobados y enanos, díxole: "traos, que biene ya amanesçiendo". Y el tzoncoz se fue a su bela y guarda y de allí se fue a casa del Cuetlaxtecatl y dixo el tzoncoz a los ayunadores de un año: "¿Es posible tanto dormís que no pudistes rrecordar quando por aquí pasé? Y si yo caminara ya, yo estubiera más de ocho leguas de aquí. Tanpoco sabéis a donde fui. Por eso, hermanos, belad, pues es a buestro cargo". Dixeron: "Mançebo y señor, herranos como torpes. Perdonanos y no lo digáis, lo alcançará a saber. Si se publica no tenemos más pena que perder las bidas. Pues confiados que nos haréis merçed de lo callar, nos consolamos". E luego que fue de día les dixo tzoncoz: "Bamos, hermanos ayunadores, al palaçio a ber que se ofresçerá al rrey Monteçuma, qué mandamos". E llegados a palaçio, preguntando por los prençipales si abía benido o si acaso abía salido a la rreal sala Monteçuma, rrespondieron no abía salido acá fuera. Díxoles: "Estará cansado o estará rreposando". Y el tzoncoz se asentó para aguardar lo que le mandaua Monteçuma. todo el día no salió acá fuera Monteçuma, y era de bergüença del trasunto (tzoncoztli), ni en quatro días no salió acá fuera. Y bisto esto, el tzoncoz (trasumto) tró dentro de su casas, que xamás nadie traua y, llegado ante él, hincóse de rrodillas diziéndole: señor, nro hijo tan amado y querido del mundo, bamos acá fuera, que están uros prençipales con gran pena tendiendo estás fermo. Dexa aparte lo pasado. No se te ponga nada por delante, que no lo sabía yo, tanbién durmía yo y me despertó el que me llamó por mi propio nonbre y me dixo todo lo pasado. No tengas pena alguna que en mi pecho hasta la fin de mis días se a de podrir antes que yo publicallo". Y con esto el Monteçuma le tomó nue [153v] bamente a ynterrogar le tubiese gran secreto, al qual se lo prometió con toda fidelidad, so pena de muerte. "Dexado esto aparte, mirá, señor, que, fuera lo que ura boluntad quería, ¿a quién dexáuades en uro lugar, siendo uro señorío y gouierno? Y pues está dho y prometido el benidero tiempo y en donde se dixo y pronunçió, no tengáis de esto tristeza, desechalda; si no, mirad, señor, lo que oy se trata del Çe teuchtli, heran un señor prençipal este Çe teuchtli lleuó consigo Quetzalcoatl. ¿No fueron a morir a Tlapalam por la Mar del Çielo arriba? Y sus prençipales de ellos llamados Matlacxochitl y Oçomatli y Timal, fueron estos los mayores ningrománticos del mundo en Tula, y al cabo ¿no binieron a morir?, los lleuó su rrey y señor Quetzalcoatl, no están agora en el mundo. Agora, señor, ¿de qué te fatigas, qué as? Torna en sí y agora más alegría que nunca tubiste la bida, agora goza de tu noble jubentud, floresçe y [?] ese ánimo agora mayor que nunca le tubistes, agora mucho rregozixo, fiestas, alegrías en jardines, huertas". "Abéisme hecho mucho plazer y me abéis dado mucho consuelo. ¿Quién me consolará como agora me abéis consolado? Pues a de ser y no puede ser otra cosa, consuélome de ello, la pena que tengo es de mis hijos, lo que será dellos. Yo pondré otro en buestro lugar, no os quitéis de mi casa, andaréis comigo". Y así fue ello, lo traía por bosques, huertas, xardines de Cuauhnahuac y de Guaxtepec y por las cueuas de Cuyuacan, con zebratana, y güertas suyas del Monteçuma, hasta que feneçieron los días de tzoncoz y murió.