Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 111
Tratará en este capítulo como no conformase las preguntas de los profetas falsos con los que abían bisto Tlilancalqui, bió a llamar a los de Suchimilco y a otras partes para declaraçión delloAbiendo bisto la profeçía de los de Cuitlabac y Mizquic no conformando con lo dibuxado, dixo a Tlilancalqui que aquello no conformaua. bió mensajeros a llamar a los biexos de Suchimilco, dixo a Tlilancalqui luego biare. Dixo Tlilantzin: "Señor, tanbién creo si es biuo Suchimilco en Quilaztli, gran sabio, ya bío por él, porque les dexó dicho su dios a éstos que trujeron cargado a su dios, son llamados teomamaque,lo qual estos dexaron profetizado, y será bueno que yo baya a traerlo y no otra persona". Y ansí, fue y truxo al Quilaztli. Díxole Monteçuma la mesma rrazón que a los otros biexos sabios e díxole: "Las gentes que an de benir a señorear estas partes, ¿por dónde an de benir?, ¿es el oriente o poniente? ¿Qué gentes serán, de qué manera, qué traxes, qué altura tendrán, o baxarán del çielo? Y esto es, padre, lo que quisiera saber de bos". Rrespondióle Quilaztli a Monteçuma, dixo: "Hijo y señor nro, no te tengo de dezir sino la berdad de lo que dexaron dho y escrito los antiguos biexos cargadores de nro dios, y por esta pintura lo berás. Y an de benir unas gentes serán llamados coayxeequee (caras de culebras) y caras de pescado grandes y pies de gusanos, gentes de un pie y caualleros en águilas ligeras. Y an de benir a cauallo unas grandes culebras, y estos muy grandes, que paresçen çerros los cauallos. Y estas gentes an de ser mucha sunma de ellos y an de dormir ençima de sus caualgaduras; y en lo que an de benir, allí su dormitorio y guisar sus comidas, como si fueran sus casas propias allí. Y benir por la Mar del Çielo, partes de el oriente. Bernán luego otros de un pie y an de benir otras gentes que no tienen cabeças sino los pechos cabeça, cara y boca. Bernán otros caualleros en tonacamaçatl, que son sus caualgaduras como unos muy grandes sieruo, benados poderosos. Y an de benir por Tzonapan, por çima de la Gran Mar, muy blancos de rrostro y todo el cuerpo y de muy largas baruas y los bestidos de muchas y diferentes manera y de muchas [158v] colores. Y éstos serán los más primeros que después binieren". Acabada la plática, muéstrale la pintura a Monteçuma. Estaua tan espantado de beer la manera de las pinturas y de ber las gentes blancas y en caballos de muy grandes çierbos adereçados, llamados tonacamaçatl, y ençima de las cabeças puestos como unos lebrillos pequeños, debían de ser sombreros. Començó de enmudeçer Monteçuma y llorar amargamente. Llamó a Tlilancalqui, díxole: "Bení acá. Llegaos a beer estas figuras. ¿Paresçen las fuistes a beer?" Dixo: "Berdaderamente son éstos los que fui a beer binieron de la Mar del Çielo". Llamó asimismo al de Suchimilco, que cotexase uno con otro de las pinturas. Dixo que casi conformauan con su pintura antigua. Díxole Monteçuma: "Pues as de sauer que estas gentes binieron del çielo y llegaron a la orilla de la Gran Mar, junto a mis pueblos de Cuetlaxtlan y Çempoalan". Díxole: "Mirá, padre Quilaztli, agora acabo de tender y creer que te dexaron grandes sabios en las artes máxicas, porque, cotexando uno con otro, son los propios que an benido. Por eso te abiso que lo tengas esto en gran secreto, no lo publiques. Y mirá que no as de boluer a tu tierra a Suchimilco, porque aquí te señalo casas buenas en que biuas con tu muger y hijos y te doy de mis tierras adonde comas tú y tus hijos, y te asentaré en el trono se sientan mis prençipales y as de juzgar y sentençiar como ellos. Y esto te prometo y será beramente ansí como te digo". Dixo después de esto: "Dime, abuelo mío Quilaztli, ¿estas gentes boluerán otra bes acá?" Díxole: "Señor, ya ancho camino por la mar, que oy, que mañana, que de aquí algunos días boluerán, o de oy en un año serán con nosotros. No tengas duda de esto que te digo, sino boluerán. Y mirá, señor, que, dándome mi bentura algunos días de bida y en días alcanço a beer esto, te acordarás de lo que te çertifico, y si muriese de beras creerás te traté berdad. Y si de oy en un año o dos o tres y, a más tardar, quatro a<ño>s, y hallares contra de lo que te digo, mi muger, hijos mueran por ello si yo muero primero". Dixo Monteçuma: "Aguardemos los benideros tienpos lo que será, que mediante nro dios, ayre, sol, aguas, montes, que ellos lo sauen que en ellos tengo esperança de su yda para siempre o su buelta". Y habló al mayordomo de Cuetlaxtlan llamado Teutliltzin: Mirá que os mando que sobre todo tengáis espeçial cuenta y cuidado de que cada tres días biéis a bisitar a las Mares del Çielo si tornaren a boluer los dioses abían benido. tendiendo que no abían de boluer más los españoles, a cabo de un año y parte de dos, estando quieto y paçífico, teniendo entendido que xamás boluerían, puso por señores a sus hijos Monteçuma y sobrinos: el uno puso en Hecatepec, llamado Huanitl, y otro sobrino puso en Azcapuçalco, llamado Oquizqui, otro pus en Suchimilco, llamado Omacatl, otro puso, que era su hijo, en Tenayucan, llamado Acamapich. Puestos estos sobrinos suyos y a propio hijo en [159r] las partes dichas, dende a pocos días pasados, y a los dos años, boluió de Cuetlaxtlan el mayordomo diziendo: "Señor, el mayordomo mayor de Cuetlaxtlan, Tentlitzin, dize, señor, que aparesçieron ya en las orillas de la Mar del Çielo los nabíos que abían benido la otra bes, que bienen ya quatro tan grandes como un çerro. ¿Qué mandas haga de su rreal mandato?" Oydolo Monteçuma, se puso cabizbaxo a pensar, gran tristeza su coraçón, que no habló palabra nenguna. Fue luego de mensajero con mandato de Monteçuma, díxole: "Dile a Pinotl y a Tentliltzin que tubiesen gran cuenta si se llegauan con sus canoas pequeñas que los dioses traen, si se desenbarcan o qué hazen; luego bíen mensajero a dar abiso". Otro día bino a desbarcar el capitán Don Fernando Cortés con mucha gente española. Començaron a desbarcar los cauallos y artillería en Chalchiuhcueehecam, que oy es la çiudad de la Beracruz, por ser Biernes Sancto, beinte y ocho de março del año de mill y quiniento>s y diez y nueue del sto nasçimiento de Nro Señor XesuX Binieron luego los mensajeros de los de Cuetlaxtlan a dar abiso a Monteçuma como abían desbarcado en Chalchiuhcuehecan y como abían parado todos sus nabíos allí çerca. Dixo Monteçuma: "Dezid a los mayordomos que quando todos ubieren desbarcado luego bayan con treinta o quarenta cargas de todo género de comidas, gallinas, pauas asadas y cozidas con chile y mucho género de tamales, bollos con frisoles y muchos géneros de toda fruta, que no falte cada día". Llamó a Tlilancalqui, díxole: "Ya me paresçe son benidos y desbarcados los dioses en Chalchiuhcuehecan". Dixo Tlilancalqui: "No será cosa [?]çedente biar algun prençipal, por quizá no les harán tan buen rresçibimiento ni de la manera que yo los rresçibí la bes primera. Y así dándome ura md liçençia, yré luego". Y así, abia liçençia, partióse luego. Caminando de día y de noche llegó a Cuextlan. Abisado al mayordomo de los géneros de comidas y géneros de frutas, que abían de yr cantidad de çincuenta cargas cada día, en espeçial gallinas asadas y fruta y cacao molido, que no sabían los españoles beuerlo, llegado con todas las cargas de géneros de comida y fruta, les estubieron un rrato los yndios biendo los que andauan pescando. Abisaron al capitán dello. Binieron dos bateles por ellos, barcáronlo todo. Llegados, saludaron a la muger Marina la lengua mexicana y dixo ella: "¿Quién sois? ¿De dónde benís?" Dixo Tlilantzin. "Hija, yo soy el mensajero de agora tres años, quando otra bez binieron estos dioses, y bengo otra bes con esta comida para ellos y a besar las manos al señor de parte del baleroso rrey Monteçuma, señor de este ymperio mexicano". Lo qual, ymterpetado Marina, comieron todos los soldados muy bien, les supo como si se ubieran criado con aquellas comidas. Acabados de comer, dixo Marina a Tlilantzin que le an hecho mucha merçed el rrey Monteçuma, que qué es lo que manda agora. Dixo Tlilantzin. "No más de que después de besado las mas por el rrey, dize que aquel trono, ymperio y estrado es dél como Monteçuma lo posee, y le ruega si se a de llegar allá que le aguardará como [159v] como a tan baleroso señor como es el capitán, espeçialmente ser suyo el ymperio como por él lo tiene, y será tenido por dichoso de beerle y adorarle y ponerle su persona en su lugar". Dixo Marina a esta rrespuesta se lo tenía en muy gran merçed, que allá yría, que estaua allí aguardando a otro capitán hermano suyo, benido fuese. Y biando otro mensajero el rrey Monteçuma, luego se pusieran en camino de yr a allá a Mexco Tenuchtitlan a ber y hablar con él, luego se boluieran él y todos a su tierra, que abía mucho tiempo que abían salido de allá. Con esta rresoluçióm Tlilancalqui se partió camino de Mexico caminando de día y de noche y dando abiso a todos los señores de los pueblos rresçibiesen a los dioses por espreso mandato del rrey Monteçuma, so pena de muerte.