Comentario
Oración mensual de los sabios a Cit Bolon Tun
Oración mensual
del sabio médico
para que haya pomolche
en los bosques, bec en los bosques,
prenda en la tierra la planta
bacalche, el bohom
así en el oriente como en el norte
así en el poniente como en el sur.
Viene por los cuatro ramales
del camino de los cielos,
donde está la casa
de la estera en que rige
el sabio Hunabkú
aquel que recuerda al hombre
que es difícil la vida aquí en el mundo
para quien quiera ponerse
en el afán de aprender.
Y que aquí en la tierra da salud
porque es el Señor del fuego,
del agua, del aire, de la tierra,
Señor de este mundo,
de todas las cosas hechas por él.
El Señor Hunabkú
es quien da lo bueno y lo malo
entre los buenos y los malos.
Porque él da su luz sobre la tierra;
porque es el dueño de todas las cosas
que están bajo su mano,
lo mismo el sol que la luna;
lo mismo la estrella humeante,
que es como la flor luminosa de los cielos;
lo mismo las nubes que las lluvias;
lo mismo el rayo que la más pequeña mosca;
lo mismo las aves que los otros animales;
lo mismo9.
Ahora, una larga invocación que muestra el origen de las enfermedades y cómo los dioses de los cuatro rumbos del universo castigan a los seres humanos que faltan a sus deberes:
Sagrada invocación a las cuatro esquinas del cielo;
¡bendito seas santo padre viento del oriente,
bendito seas santo padre viento del poniente,
bendito seas santo padre viento del norte
bendito seas santo padre viento del sur!
Se ha presentado la persona de esta tierra para preguntar:
¿cuál es su delito o pecado?,
decid qué falta ha cometido,
¿cuál es su pecado contra vosotros?,
decid si os ha ofendido,
si es por la comida de la milpa,
si es por limpiar el terreno o sazonar la mazorca...
¿No podéis proporcionarme una medicina para su cabeza,
para su pie, para su mano, para su pecho?...
Decidme ¿qué enfermedad le habéis dado?...
¿Será calentura de viento engañoso?...
¿Será disentería?...¿O vuestro mal de viento?...
Sagrada invocación de las cuatro esquinas
o rincones del cielo...
No en vano se atraviesan, no en vano así dañan,
no en vano así matáis a las personas...
O ¿es entonces por el viento del monte...,
viento de la milpa... viento del agua...
viento del ganado vacuno...
viento del caballo... viento del cochino...
viento del zopilote... viento de la culebra...
viento del venado...?
Decidme padres, decidme mis señores:
¿Cuál es la falta contra vosotros?
Es bueno que yo lo sepa para que lo levante,
para que haga un bien,
para que yo lo cure...
¡Alabado seas hermoso padre viento del oriente,
alabado seas hermoso padre viento del norte,
alabado seas hermoso padre viento del poniente,
alabado seas hermoso padre viento del sur!10
El tercer ejemplo consta de varios conjuros y fórmulas mágicas, relacionadas con la curación de las enfermedades o la prevención del ataque de los animales ponzoñosos:
Acabo de recibir la fuerza del blanco arbusto
Dzulub-tok. ¡Oh dioses, oh Bacabes!
Acabo de recibir la fuerza del rojo chuc-tok,
del blanco chuc-tok.
Acabo de recibir la fuerza del amarillo chuc-tok.
Acabo de recibir la fuerza del amarillo chuc-tok.
Recientemente fue tomada su fuerza, oh dioses, oh Bacabes.
¿Cuál es su símbolo? La roja mariposa pepem;
la blanca pepem, la negra pepem,
la amarilla pepem son sus símbolos.
Son, por consiguiente, las cuatro en sí mismas11.
¡Pica, pica, pica!
Totalmente articulada es tu cola;
también articulada es la parte media de tu cuerpo,
como una libélula; un guacamayo es tu cabeza.
Fuiste arrojado a la orilla del mar.
Allí caíste al pozo de las cosas arrancadas;
allí tomaste tu piedra de afilar.
Fuiste arrojado al lugar de Saba-yol en Chuen.
Allí caíste con los brazos extendidos,
allí tomaste tu nombre sinan.
Maldiciones sobre tu picadura12.
Finalmente, las fórmulas que recita el h-men de Tusik, en el estado caribeño de Quintana Roo, durante la ceremonia de su purificación, pues estos chamanes mayas deben librarse periódicamente de las impurezas y vientos malignos que se les adhieren en el ejercicio de su profesión.
En la ofrenda de bebida:
Aquí les ofrezco esta santa Mesa en presencia del padre Dios.
Señor, aquí te entrego trece santas jícaras
de la santa bebida refrescante.
Y al arrojar a los malos vientos de la casa:
El viento que ataca, el viento que agarra,
el viento de las tierras, el viento de los arcángeles,
trece ramas de ortiga, trece ramas de zipche,
trece ramas de tabaco13.
Los cantares, o poemas para decir con música y danza, constituyen un género prehispánico que no ha decaído hasta el momento actual, si bien los textos conocidos de época más reciente denotan la fuerte influencia cristiana. El conjunto más representativo es el que fue descubierto por Alfredo Barrera Vásquez y denominado Cantares de Dzitbalché, pues fueron recopilados por Ah Bam en ese pueblo de Campeche allá por el siglo XVIII, según reza la portada y se puede deducir de la grafía utilizada. Las primeras frases del texto indican que se trata de El libro de las danzas de los hombres antiguos que era costumbre hacer aquí en los pueblos cuando aún no habían llegado los blancos. Veamos un hermoso -y raro- ejemplo de poesía erótica maya, el kay nicte o canto de la flor, telón de fondo de una típica ceremonia de fertilidad:
La bellísima luna se ha alzado sobre el bosque;
va encendiéndose enmedio de los cielos,
donde queda suspendida
para alumbrar por encima de la tierra todo el bosque.
Dulcemente viene el aire y su perfume.
Ha llegado enmedio del cielo;
resplandece su luz sobre todas las cosas.
Hay alegría en todo hombre bueno.
Hemos llegado adentro, al interior del bosque,
donde nadie mirará lo que hemos venido a hacer.
Hemos traído la flor de la plumeria,
la flor del chucum, la flor del jazmín de perro, la flor...
Trajimos el copal, la rastrera cañita ziit,
así como la concha de la tortuga terrestre.
Asimismo el polvo nuevo de calcita dura
y el hilo nuevo de algodón para hilar;
la jícara nueva y el pedernal fino y grande;
la nueva pesa: la nueva labor de hilado;
el presente del pavo; calzado nuevo, todo nuevo,
inclusive las bandas que atan nuestras cabelleras
para tocarnos con el nenúfar;
igualmente el caracol zumbador y la anciana.
Ya, ya estamos en el corazón del bosque,
a orillas de la poza en la roca,
esperando que surja la hermosa estrella que humea sobre el bosque.
Quitaos vuestras ropas, desatad vuestras cabelleras;
quedaos como llegasteis aquí sobre la tierra,
vírgenes, mujeres, muchachas...
Una canción que se dice en un solo tono monocorde, y que recuerda los cánticos budistas, según el autor que la recogió de labios de los lacandones de Najá, es la del mono aullador de Kanank'ax. Puesto que este último nombre es probablemente el de una divinidad de la selva, y los monos aulladores o saraguatos poseen un profundo simbolismo en el área maya -como se pone de manifiesto por su aparición en el Popol Vuh, obra cumbre de la literatura sagrada americana anterior a la conquista-, el canto lacandón tiene sin duda fuertes connotaciones religiosas.
Allá se quedó inerte
entre su alimento de aguacates silvestres.
Allá amarré bien su cuerpo inerte
entre su alimento de ramón.
Allá se quedó inerte
entre su alimento de higos del copó.
Allá se quedó inerte
en la rama donde se alimenta de guapaque.
Allá amarré muy bien su cuerpo inerte
debajo de la rama de su alimento de guapaque.
Allá se quedó inerte
debajo de la rama de su alimento
de la fruta del bombax.
Allá amarré muy bien su cuerpo inerte
con la blanca fibra
de la cuerda de mi arco14.
De las farsas y representaciones escénicas, que debieron gozar de bien merecida fama incluso en tiempos coloniales, apenas contamos con las noticias de los cronistas como Diego de Landa, Diego López de Cogolludo y Pedro Sánchez de Aguilar; no obstante, decenas de palabras en los viejos diccionarios, como el de Motul, hacen referencia al arte dramático, a las pantomimas, entremeses y bailes, a los cantores y comediantes, que todavía durante el siglo XVI llenaron de admiración y estupor a los españoles. Naturalmente las comedias -puesto que eran obras a menudo diabólicas, que cumplían su papel en el ámbito de la religiosidad indígena- fueron prohibidas y poco a poco olvidadas, lo que no impidió que los nativos tomaran parte en las representaciones europeas, solicitados casi siempre en su calidad de consumados farsantes, y que allí pusieran de manifiesto su destreza y quizá ocultaran algunos símbolos de la antigüedad. Cogolludo menciona a los dioses yucatecos del canto y la poesía, cuyos nombres están también en el Chilam Balam de Chumayel, pero es probable que tales asignaciones tengan que ver con la tardía influencia de la cultura náhuatl o mexicana en la península15.
Crónicas de familia y títulos de tierras son dos maneras de llamar a ciertos documentos mayas de la colonia, donde las gentes recogen las listas de sus antepasados y las circunstancias por las que atravesaron, tratando de demostrar la calidad de su línea genealógica y los derechos que les amparan -a ellos y a su grupo mayor de parentesco- como ocupantes o propietarios de los territorios en que han vivido por muchos años. En ocasiones, la relación adopta formas históricas o sociológicas de gran interés, o un estilo narrativo muy cuidado, y en otras son áridas enumeraciones, series de nombres o frases breves y contundentes. Las Crónicas de los Xiu son fechables entre 1608 y 1817, el Libro de los Cocomes es de 1646 a 1826, la Crónica de Maní, de 1556, los Títulos de Ebtún, de 1638 a 1829, la Crónica de Chicxulub (Chac Xulub Chen) o Manuscrito de Nakuk Pech es de mediados del siglo XVI, los Papeles Paxbolón-Maldonado se escribieron entre 1565 y 1628 (en el maya chontal de Acalan), el deslinde de tierras de Yaxkukul es de 1554, y los documentos de Sotuta y Ticul, los Papeles de Xtepen o el Título de Acanceh tienen fechas diversas y reproducen más modestamente los modelos anteriores. Aparte de ellos se encuentra el denominado Códice de Calkiní, que para bastantes autores sólo es uno más de los libros de Chilam Balam, aunque realmente está a mitad de camino entre los anales históricos y los documentos de tierras. Siguen ahora dos fragmentos de textos de esta categoría, el primero precisamente del Códice de Calkiní:
Al batab de guerra se le alzaron sus soldados en las sabanas y sucedió que lo mataron en la horca y mataron innumerables personas. Su batab, el batab de los soldados (alzados) era bravo para ir a la muerte y comenzó a pelear a las faldas del bosque alto. Para ir a la guerra se puso sus cuentas kan y sus cuentas tun también; embrazó su escudo, tomó su lanza. Allí en la guerra murió ataviado como dije. Él lo tramó en las afueras de Kuché. Murió valerosamente y en calidad de batab. Pero sus cuentas tun y sus cuentas kan con flores y su kancotom fueron reverenciados. Su lanza se juntó con su kancotom de señor, en montículo, en el bosque alto, como valiente, en su bravura. Fue nuestro antepasado16.
Y del documento número uno de deslinde de tierras en Yaxkukul:
A la par fui con ellos hacia el Norte; fui hasta llegar al pueblo de Yax Icim, gran pirámide. Por su lado Oriente hay unos montones de piedras (mojones): dos, para regresar hacia el Poniente por donde fueron los mismos de Kumché mis compañeros, hasta llegar sobre el pozo de Chen Pisté; allí hay un montón de piedras para pasar hacia el Poniente donde fueron los mismos kumcheelenses mis compañeros, hasta llegar a Ualah Tunich que tiene su montón de piedras, para pasar hacia el Poniente de donde fueron los mismos kumcheelenses mis compañeros, hasta salir sobre el pozo Chen Kanpocolché17.
Los libros médicos, ya lo hemos dejado entrever, forman uno de los capítulos fundamentales de la literatura maya de todos los tiempos. Párrafos sobre curaciones, o haciendo referencia a la magia benevolente, que era utilizada por los chamanes, son frecuentes en escritos de otros géneros, muy especialmente entre las oraciones y conjuros que tienen que ver con espíritus malignos o con los numerosos peligros del aire, del bosque o de la noche. Los libros de Chilam Balam suelen tener secciones de medicina, pero hay manuscritos dedicados por entero a esta ciencia aborigen, mitad empírica y mitad religiosa. La mayor de tales obras es la que William Gates bautizó con el título de Ritual de los Bacabes, debido a que contenía abundantes menciones a estos dioses. Aunque en algunas páginas -que son producto de escribanos diferentes y están adulteradas con referencias cristianas- figura la fecha de 1779, es seguro que el grueso del manuscrito posee superior antigüedad, y tal vez determinados fragmentos sean trasunto fiel de las páginas correspondientes en los analtés o libros de corteza precolombinos.
Otra serie de manuscritos son conocidos en conjunto como Libros del judío, del alias de un tal Ricardo Ossado, quien usaba hierbas y demás remedios nativos en sus curaciones. Destacan entre ellos el Libro del Judío del Museo Peabody, el Libro del Judío de Sotuta, el Libro de Medicina, la Medicina Maya y el Cuaderno de Teabo. Aquí citaremos solamente un breve encantamiento del Ritual de los Bacabes para combatir el asma:
Se calentará una piedra plana, envolviéndola en la planta ix koch; se pondrá muy caliente en el abdomen, sobre la piel de la persona enferma. Estas son las palabras de la curación.
El carbón negro es mi símbolo. Contra el asma fuerte lo romperé sobre la espalda de Itzam-cab (tierra-lagarto). Mi compañero es Suhuy-kak (fuego virgen) cuando rompo el asma fuerte. ¿Quién ata su arbusto? La planta blanca mudz coc es la ligadura de su arbusto. ¡Hun Ahau! ¡Can Ahau!18.
En el apartado de cartas, proclamas y otros escritos políticos debemos incluir un material relativamente abundante, que empieza a circular desde el comienzo mismo de la conquista y conoce temporadas de notable auge en los siglos XIX y XX. Misivas exhortando a la rebelión contra los españoles, correspondencia dirigida a las autoridades coloniales y donde se abordan asuntos centrados casi siempre en los abusos de clérigos y encomenderos, reclamaciones de tierras y bienes, justificación de pretendidos parentescos. Hay una interesante colección de cartas escritas en maya por Jacinto Pat, relacionadas con el levantamiento de 1847 del que fue uno de los responsables; la propuesta de un armisticio redactada por Florencio Chan, que debía poner fin a la guerra de castas; e incluso una curiosa solicitud al emperador Maximiliano. Todo ello tiene, además de un evidente valor histórico, un inapreciable atractivo para los estudiosos de la filología maya, que pueden seguir con estos documentos sintéticos y directos tanto las transformaciones del idioma como su progresiva adaptación a estilos y maneras de expresión propios de la cultura y la mentalidad del Viejo Mundo19.
Las fábulas son cuentos de animales, narraciones que ofrecen enseñanzas útiles o morales mediante alegorías en las que intervienen seres irracionales, que hablan y se comportan como humanos. Los mayas son muy aficionados a este tipo de relatos, que abuelos o padres repiten a los muchachos y que se transmiten oralmente generación tras generación. Sin embargo, en esta categoría la influencia española es a menudo visible, dada la gran difusión de las fábulas tradicionales europeas entre el pueblo llano, que las llevó a América y las propagó de forma natural o amparándose en sencillos procedimientos mecánicos. Veamos como modelo la fábula del cardenal y el ruiseñor:
Empezaron las clases para los pájaros, y el maestro estaba ya dando sus lecciones. El cardenal entraba y salía del salón sin poner ninguna atención. Al pobre ruiseñor ni siquiera lo recibieron y se puso muy triste; andaba pelado, mal vestido, con un pobre plumaje. Es más, lo despreciaron y tuvo que permanecer detrás de la puerta; allí lloró.
Como no pudo entrar a las clases decidió escuchar desde afuera; aunque casi no podía oír las lecciones. Mientras, el cardenal, a pesar de que asistía a las clases, a pesar de estar dentro del salón, a pesar de que tomaba las lecciones, no sabía contestar a ninguna pregunta, no sabía responder. Ya muy avanzado el curso, el cardenal sólo había aprendido a decir, a cantar, el nombre del maestro: Luis, chuc, chuc..., Luis, chuc, chuc...
El ruiseñor estuvo pensando en su nido y al amanecer entonó su bello canto, su bellísimo canto. Mientras, el cardenal, con su arrogante plumaje, su arrogante plumaje rojo, no había aprendido nada. El ruiseñor quedó contento con su humilde plumaje, nunca pudo conseguir otro, es el único que posee. Quedó contento, con su plumaje y con su bellísimo canto20.
El ejemplo es un relato que se supone literalmente cierto y es utilizado por su valor moral. Tiene a veces carácter religioso, porque se inspira en temas bíblicos o porque describe las consecuencias que puede tener para los hombres incumplir las órdenes de personajes sobrenaturales -indígenas o cristianos-, y en otras ocasiones explica la existencia o peculiaridades de algún fenómeno de la naturaleza21. La sentencia, al estilo de muchos refranes o proverbios, trata de condensar en una frase lapidaria la conducta posible y la sanción esperada; es, por decirlo así, la quintaesencia del ejemplo y aun de la fábula o de la leyenda edificante. He aquí un bonito caso de ejemplo:
Don Gabriel tiene un perro al que ha criado, es cazador y un día levanta un armadillo. El hombre consigue darle un machetazo en la cabeza, pero escapa y ambos animales se pierden de vista. Don Gabriel va tras el rastro y descubre que han entrado en un pozo obstruido y estrecho. Entra él también. Al fondo hay tres escalones y se sale a un túnel sinuoso; por tres veces encuentra derrumbes que tiene que limpiar con esfuerzo.
Llega a una estancia donde está el perro ladrando con los pelos erizados, quieto, sin apartar la vista de una mesa de piedra central. Allí está el armadillo, pero se ha convertido en piedra, aunque gotea la sangre por el tajo que le dio en la cabeza. Don Gabriel intenta entonces salir por donde entró, pero un par de serpientes amenazantes se lo impiden. Mira alrededor y ve que todas las paredes están labradas con dibujos y figuras que no entiende; hay además una serpiente labrada y una mano que señala un punto de la estancia. Piensa que puede indicar la salida.
Delante de la mesa de piedra hay unas vasijas llenas de figuritas de jade, y antes de salir echa en su camisa gran cantidad de esos objetos. En ese instante comprueba que no puede moverse; sólo cuando deja el jade en su sitio empieza a sentirse ligero de nuevo y a caminar. Llega hasta otra salida y, deslumbrado por el sol, cae al vacío sobre el mar. Pierde el sentido y lo recupera en la playa donde está su perro junto a él.
Desde aquel suceso, siempre que pasa don Gabriel por el lugar siente espanto. Las personas a quienes ha contado su aventura le han tachado de loco, se han burlado de él o le han reprendido seriamente22.
Una sentencia que quizá fuera adecuada para un caso semejante al anterior sería: Quien se guarda detrás de la sabiduría nunca se ahogará en sangre. Hay otras muchas, con frecuencia integradas en piezas de géneros bien definidos, o parte de la pausada enseñanza de los ancianos, incluso salpicando la conversación habitual en los lugares de encuentro. Por ejemplo: Los recuerdos son tristes, pero son parte del presente y vale la pena recordarlos...; La persona que juega dos papeles estará siempre en lo más carcomido de un hilo que pende sobre la boca de la muerte; o bien De nada sirve la altura del hombre, ni la fuerza como la de un toro o un caballo, si no se tiene entendimiento.
Finalmente, mencionaremos las bombas, breves composiciones poéticas, a veces improvisadas, que se suelen recitar hoy en las tradicionales jaranas yucatecas. Su extensión no supera la estrofa, en ocasiones una cuarteta de octosílabos, aunque el metro es variable y libre; juega un papel principal la gracia e imaginación del bailador o su sentido del humor, pues la bomba tiende a ser un chiste que debe producir la hilaridad del público23. Veamos algunos ejemplos:
Al pasar por la puerta de tu casa
te encontré haciendo tortillas
y entonces cruzó por mi mente
un abrazo cariñoso al cuello... de tu hermana.
Cuando yo pasaba, sentada en cuclillas estabas;
sola con tu jícara te encontrabas.
Cuando yo pasaba, estabas observando
lo alto que estaba tu ombligo.
Antes cuando te quería
te traía carne de armadillo,
pero ahora que ya no te quiero
sólo te traigo el fundillo.
Asííí.
Vale la pena, seguramente, reproducir en maya esta última bomba, para que se pueda apreciar el ritmo y el delicioso juego de palabras:
Kaach y yaakmaneché
u bak'e weech ki tasik tech
belaa ma y yaakumaneché
cheén u nej ki tich'iktech
Beyooo24.
Mucho más se podría escribir sin duda sobre la rica literatura de los mayas del pasado y del presente. Tal vez hubiera sido necesario abrir un apartado para las adivinanzas, género ya establecido en 1935 por Margaret Park Redfield después de recoger una importante serie de materiales en el pueblo de Dzitas; o bien separar las leyendas de los mitos, pues éstos para ciertos autores se ocupan especialmente de la cosmogonía; o añadir una sección para las supersticiones, agüeros o anuncios tan numerosos dentro del folklore mágico, como hace Francisco de Asís Ligorred; pero tal empeño nos hubiera llevado demasiado lejos de lo que ha sido ahora nuestro objetivo: brindar al lector de los libros de Chilam Balam un marco amplio de lo que fue y es la expresión oral o escrita tradicional de los mayas, de ese pueblo viejo y sabio que ha ocupado desde hace milenios la península de Yucatán hasta Guatemala y Honduras. Sería muy satisfactorio pensar que esta diminuta rendija a un mundo diverso y exótico puede provocar el deseo de más profundos conocimientos; por si acaso, en la bibliografía final hemos incluido algunos tratados importantes de literatura maya. Dejemos, pues, a los especialistas el debate acerca de las clasificaciones, y la tarea de la escrupulosa crítica filológica, de tantas y tantas hermosas manifestaciones del pensamiento indígena -y de los procesos de aculturación que han tenido lugar en ellas desde el siglo XVI- para volvernos ahora a ese documento excepcional que es el manuscrito de Chumayel.