Comentario
Capítulo V
Palabras del Suyua Tan
Lenguaje de figuras y su entendimiento, para nuestro señor Gobernador Mariscal, que está establecido en Tzuc-Uaxim, al Oriente de Ichcaansihó, allí donde había tierra que tomara para tener su huerta y su solar y se estableciera allí. Llegará el día en que acabe su camino, y vaya a hablar a su Rey. Recio será su hablar y rojo su vestido, cuando llegue.
He aquí, en lenguaje de alegorías, lo que va a decir, lo que va a preguntar el Rey de esta tierra cuando llegue el día en que acabe el tiempo de los del Tres Ahau Katún, cuando vaya a llegar el otro Katún, el Uno Ahau Katún. Así está dicho.
Este Katún de ahora, el Tres Ahau Katún, ya llegó al día en que acabó su señorío y su majestad. No tenía otro camino. Era prestado lo que había dentro de él.
He aquí el Uno Ahau Katún, presente dentro de la casa del Tres Ahau Katún, para visitarlo. Y le están dando diversión porque los del Tres Ahau Katún, avergonzados, se van yendo a esconder en sus lugares.
El Kaat Naat, el Preguntador, viene dentro del Katún que ahora acaba. Y llega en el tiempo en que se ha de "pedir su entendimiento" a los Príncipes de los pueblos; si saben cómo antiguamente vinieron sus linajes y sus Señores; si ellos son de linaje de Reyes o Señores; si son de Señores sus linajes. Y que lo comprueben. He aquí el primer enigma que se les propondrá. Les pedirán su comida. "Traed el sol", les dirá claramente el Verdadero Hombre. Así se les dirá a los Príncipes: "Traed el sol, hijos míos. Y que sea extendido en mi plato. Que en él esté clavada la lanza del cielo, en medio de su corazón. Sobre el sol ha de estar sentado el Gran Tigre, bebiendo su sangre". En leguaje figurado ha de entenderse. He aquí el sol que se les pedirá: el sagrado huevo frito. He aquí la lanza y la cruz del cielo, clavadas en su corazón: lo que decimos "la bendición". He aquí el tigre verde, agazapado encima bebiendo su sangre: el chile verde, que tiene tigre. Esto es en lenguaje figurado.
Esta es la segunda cuestión que se les propondrá. "Que vayan a traer los sesos del cielo, para que los vea el Verdadero Hombre, que tiene muy grandes deseos de verlos". Se les decía que fueran con cuidado. He aquí que los sesos del cielo son el incienso. Lenguaje figurado.
He aquí el tercer enigma que se les propondrá: Que si cuando construyen una casa grande la fachada está en línea recta de una pieza con el techo. He aquí la casa grande; el sombrero real, asentado en el suelo. = Se les dirá que suban sobre el real caballo blanco, con su vestido y su capa blancos, en la mano una sonaja blanca, que irá sonando. El caballo estará manchado de sangre, que se verá salir de la flor de la sonaja.--He aquí el caballo blanco: la sandalia de los pies con hilos de henequén. La sonaja blanca, la capa blanca, la flor, son los señores blancos. La sangre de la flor de la sonaja, el oro. Está en medio de ella, porque ensangrentado sale de los que no tienen madre ni padre, y de ellos viene.
Ésta es la cuarta prueba que se les hará. Se les pedirá que se vayan a su casa. Y se les dirá entonces: "Cuando vayáis a regresar acaso veáis el fuego de medio día y seréis dos muchachos que estaréis en cuclillas. Cuando lleguéis, tendréis vuestro perro junto a vosotros. Este vuestro perro tendrá en las manos el alma de Nuestra Santa Señora, cuando lleguéis con él". --He aquí los dobles muchachos que se les decía, y el fuego del mediodía: que se sentarían sobre su sombra. Por eso se les decía que irían en cuclillas cuando llegaran a casa del Verdadero Hombre. El perro suyo de que se les preguntará es su pureza, y el alma de Nuestra Santa Señora, son las grandes candelas o hachas de cera. Esto es en lenguaje figurado.
Éste es el quinto enigma que se les propondrá: Se les dirá que vayan a buscar el corazón de Dios, en el cielo. "Y me traerás el de los muchos hijos en su capa, que esté envuelto por detrás en una sábana blanca." He aquí el corazón de Dios: la sagrada piedra preciosa. El de los muchos hijos que se les decía, es el pan real, con muchos frijoles dentro. La envoltura blanca, es el paño blanco. De esto, se les pedirá el significado del lenguaje figurado.
Éste es el sexto enigma que se les propondrá: Que vayan a buscar la rama del árbol de pochote, y tres cosas torcidas, y bejuco vivo. "Eso hará muy sabrosa mi comida de mañana; tengo deseos de comerlo. ¡Quién sabe si será malo comer el tronco del pochote!", les dirá.--He aquí el tronco del árbol de pochote: la lagartija. Las tres cosas torcidas: la cola de la iguana. El bejuco vivo: los intestinos del cerdo. El tronco del árbol de pochote: el tronco de la cola de la lagartija. Lenguaje figurado.
Éste es el séptimo enigma que se les propondrá: Se les dirá: "Ve a traerme las que cubren el fondo del Cenote, dos blancas, dos amarillas. Tengo deseos de comerlas." He aquí las que cubren el fondo del cenote, que les pedirán: las jícamas, dos de ellas amarillas.
El que haya entendido, podrá alcanzar el principado de los pueblos, una segunda vez, en presencia del Rey, Gran Verdadero Hombre.
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Serán cogidos los príncipes de los pueblos, porque no
tienen entendimiento
Y si no es entendido por los Príncipes de los pueblos, les dirá estas palabras:
"¡Tristísima estrella adorna el abismo de la noche! ¡Enmudece de espanto en la Casa de la Tristeza! Pavorosa trompeta suena sordamente en el vestíbulo de la casa de los nobles: los muertos no entienden. Los vivos entenderán."
Los que estén sobre el Principado de los pueblos, los que tengan medida su cosecha, sabrán que dolorosamente acabará su reinado. Atadas sus manos por delante, a sus partes genitales, con una cuerda remojada, serán llevados al Rey, Primer Verdadero Hombre. Los últimos Príncipes, los que estén sobre su loco tiempo y sobre su loca edad, oirán que con dolor acabará su principado; los que existan en el tiempo en que se extinga el término del Katún.
Cuando esté acabando el Tres Ahau Katún, serán cogidos los Príncipes de los pueblos, porque no tienen entendimiento.
Así se alcanzarán los cargos de jefes de las ciudades. Ésta es la relación. Para dar su sustento a los Grandes Verdaderos Hombres, cuando éstos pidieran su comida, se atarán una cuerda al cuello, se cortarán la punta de la lengua y apartarán sus ojos del tiempo que va a acabar. Estos hijos de nobles se sacarán de sí mismos en presencia de su Padre. Y se pondrán de rodillas, para que sepa que tienen sabiduría y para que se les entregue su estera y su trono. Con la misma medida se mirará su cosecha. Cuidadosamente se verá su linaje de soberanos de esta tierra. Y los que vivan en ese día, recibirán su gran vara.
Así es como será fundado otra vez el linaje de los hombres mayas, aquí en la tierra de Yucatán.
Dios primero, cuando se acabe el mundo, el Verdadero Rey vendrá a preguntamos: "¿Lo que obedecéis, lo que adoráis, son piedras o piedras preciosas?". Y pedirá un árbol de vino de balché. El que no lo tenga, será muerto. Y al que adore al dios de su tierra y diga que no sabe si es dios, le sucederán todas las cosas que están escritas.
Así también, los nobles descendientes de los Príncipes, que hayan sabido cómo vinieron sus linajes y los reyes que justamente los gobernaban, verán que era su sabiduría la que tenía poder sobre sus vasallos. Y solemnemente les serán entregados su estera y su trono por Nuestro Padre el Gran Verdadero Hombre.
Esa su estera y ese su trono fueron aporreados y enterrados, y su rostro fue pisoteado sobre el suelo, y fue ensuciado y arrastrado en el tiempo del desvarío y en la época de la rabia. "Hijos de la pereza", les dijo el Hijo del Mal, el de la falsa estera, el del falso trono, el mono
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El preguntador
de los dioses, el pícaro bellaco. Y así caminaban dentro del Tres Ahau Katún, hinchado y roto el corazón, los descendientes de los nobles, los hombres de sangre real, hasta que se les viniera a decir que fueran a tomar el Principado de los pueblos, para ir a tomarlo.
* * *
-- "Hijo mío, ve a traerme la flor de la noche", se le dirá. Y entonces irá de rodillas a la presencia del Verdadero Hombre que se la pide. "Padre, la flor de la noche, la que me pides, conmigo viene, y también lo malo de la noche, que está conmigo", dirá.
-- Bien, hijo, si allí están contigo, acaso esté junto a ti también la Venerable Flaca con el Gran Álamo.
-- Padre, están conmigo, conmigo vinieron.
-- Así, pues, hijo mío, si contigo vinieron, ve a convidar a tus parientes; uno es un viejo que tiene nueve hijos, y una es una vieja que tiene nueve hijas.
-- Padre --dice cuando responde--, conmigo llegaron, aquí están junto conmigo. Delante de mí vinieron cuando llegué a verte.
-- Hijo, pues si están contigo, ve a recoger las piedras de la llanura y con ellas ven, juntándolas y recogiéndolas sobre tu pecho, si es verdad que eres Verdadero Hombre, si eres del linaje de los reyes de esta tierra.
He aquí la flor de la noche que se le pedía: la estrella del cielo. He aquí lo malo de la noche: la luna, la venerable Flaca y el Gran Álamo, el "cargador de la tierra" que se llama "el de pellejo arrugado que está abajo". El viejo que se le pedía, que tiene nueve hijos, es el dedo gordo del pie, la vieja es el dedo pulgar de la mano. Las piedras de la llanura que se le pedían y que juntaba abrazadas: las codornices.
-- Así también, hijo mío, aunque te hayan dicho que es tu suegro, no se te ha dicho que mires su cara.
-- Padre, junto a mí está.
-- Así, pues, hijo, ve a traerme la resina celestial. Por el Oriente has de venir cuando regreses. Siguiéndote muy junto ha de venir.
-- Así sea, Padre --dice--. He ahí a su suegro que está a su espalda: la corteza de la calabaza. He aquí la resina del cielo que se le pedirá: el incienso labrado, en muchos granos. Lo que se le dice que ha de venir siguiéndolo, es su sombra que estará a sus espaldas, agrandada por el sol poniente.
-- Hijo, puesto que eres Verdadero Hombre, puesto que eres también poderoso, ve a traerme las "cuentas" con que rezas. Las "cuentas" que se le piden son: las piedras preciosas. Entonces se le ha de preguntar cuántos son los días en que reza.
-- Padre --dice-- el primer día rezo y el décimo rezo.
-- ¿En qué días levantas tu oración?
-- Padre, el noveno día y el décimotercero día. El noveno día a Dios, y el décimotercero al Verbo. Es cuando repaso mis "cuentas".
-- Hijo, ve a traerme tus ropas, para que sienta yo su olor aquí y su olor de lejos; el olor del paño de mi cintura, el olor de mis vestidos, el olor de mi pebetero, el olor que es atraído al centro del cielo, al centro de las nubes. Y lo que pega mi boca y está en la jícara blanca; si eres Verdadero Hombre.
-- Padre, voy a traerlo-- dice.
He aquí el olor de sus ropas que se le pide, el olor que es atraído al centro del cielo: el incienso encendido que se quema. He aquí lo que pide que pega su boca: el cacao molido, el chocolate.
-- Así, pues, hijo, ve a traerme la primera sangre de mi hija; y su cabeza y su vientre y su muslo y su mano. Y lo que tienes tapado dentro de una vasija de barro virgen, y el primer asiento de mi hija. Muéstramelo; tengo deseo de verlo. Ya te he dado lo que te anudará la garganta en mi presencia y lo que hará reventar tu llanto.
-- Así sea, Padre. Igualmente vendrá la raspadura del manto del repartidor, pasado mañana, con él.--Y entonces se va.
He aquí la primera sangre de la hija, que se le pide: el vino maya. El vientre de la hija: la colmena de la miel. La cabeza de la hija: la vasija de barro virgen, en que se remoja el vino. Así como el primer asiento de la hija: el colmenar. El raspar el manto del repartidor es pelar la corteza del balché. He aquí los huesos de la hija: el balché agujereado. El muslo que dice es el tronco del balché. La mano de la hija es la rama del balché. Lo que se dice que llorará es que como embriagado dice: "Entonces que me sea dado." Sin moverse, suspenso su hablar, rígida su lengua, estará cuando llegue.
-- Padre, he aquí a tu hija, que me diste para que guardara. Lo que tú digas, Padre. Tú eres mi Señor --dice así su hijo.
-- "¡Ah, hijo mío! Igual eres a los Verdaderos Hombres, igual a los que tienen poder. ¡Recuérdalo, pues! ¡Sábelo, pues!" --Así dice.-- "Eso es la sangre de la hija que te he pedido. Infinitas veces pasa la hija delante de él, llorando, y la hija reposa al fin abajo. Rompe en llanto mientras la mira caer, y entretanto, habla. Ah, hijo mío --dice-- mientras lloras, ya eres Verdadero Hombre. ¡Oh, hijo mío, ya tienes poder! Ah, ya eres igual al Verdadero Hombre. Voy a entregarte tu estera y tu trono y tu señorío. ¡Tú, hijo mío! ¡Tuyo es el poder, tuya es la realeza! ¡Tú, hijo mío!"
Así acabará el hablar a los Príncipes de los pueblos. Y saldrán del lugar donde está el Gran Verdadero Hombre, el lugar cabeza de esta tierra. Y se irán a sus casas.
Cuando estén en sus casas, darán su sustento al Verdadero Hombre, y pedirán su propio sustento también. Y así irán a explicarlo:
-- Hijo mío, tráeme cuatro pájaros "cardenales" que están en la puerta de la cueva. Me levanto sobre lo que es lo primero que pega mi boca y colorado estará. Levantará su penacho sobre lo que pega mi boca, cuando llegue delante de mí.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que pide: el vino. Éste es el penacho que dice: la espuma del chocolate. Lo que pega su boca: el cacao acabado de moler.
-- Hijo, tráeme los pájaros de la noche, y las cosas que taladran la noche, y los sesos del cielo. Tengo muchos deseos de verlos aquí.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que se le pide: El incensario en que se quema el incienso. He aquí lo que taladra la noche: la piedra preciosa. He aquí los sesos del cielo: el incienso. Lenguaje figurado.
-- Hijo, tráeme los huesos de tu padre, los que enterraste hace tres años. Tengo muchos deseos de verlos.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que pide: la yuca cocida bajo tierra; que fuera a dársela al Verdadero Hombre.
-- Hijo, ve a traerme un viejo que no tiene abrochados los botones de su vestido. "El que se esconde en el agujero de la tierra cuando llueve" se llama.
-- Así sea, Padre.
Lo que se le pide es el armadillo.
-- Hijo, tráeme tres mitades del cielo. Tengo deseos de comerlas.
-- Así sea, Padre.
Lo que se le pide es "atole chorreado", la espuma del atole. En lenguaje figurado se le pedirá todo.
-- Hijo, tráeme un tronco de henequén, de un henequén gordo; no le quites el cogollo; vengan también sus pies rayados y quebrados.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que le pide: la cabeza de jabalí asada bajo tierra que se la diese. El cogollo que dice es la lengua, porque esa su lengua es su espíritu. Lenguaje figurado.
-- Hijo, que me traigas los gavilanes de la noche para que yo coma.
-- Así sea, Padre.
Lo que le pide son: pollos.
-- Hijo, dile a la Venerable Flaca y al que se llama "el del pellejo arrugado de abajo" que me traigan un cesto de tordos; que se cogen debajo del Gran Álamo. Allí están desparramados a la sombra del álamo.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que le pide: frijoles negros, que están en la casa del Ah Cuchcab (el cargador de la tierra), de la Venerable Flaca y del que se dice "el del pellejo arrugado de abajo".
-- Hijo, que vayan a buscar el tigre de la cueva, para que sea guisado y yo lo coma. Tengo deseos de comer tigre.
-- Así sea, Padre.
El tigre que pide es el tepezcuintle.
-- Hijo, tráeme siete hojas de lo que es abrigo de los que no tienen padre. Tengo deseos de comerlas en el día en que se han de comer.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que le pide: hojas de chaya apretadas y cocidas (dzotob-chay).
-- Hijo, tráeme dos buenos bailarines que vengan a bailar para que me divierta; que vengan con su tambor y su sonaja y con su abanico y con el palillo de su tambor. Los espero.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que le pide: pavos. Su tambor es su papada, su sonaja es su cabeza, su abanico es su cola, el palillo de su tambor es su muslo. Lenguaje figurado.
-- Hijo, tráeme el capricho de esta tierra. Tengo ganas de comerlo.
-- Así sea, Padre.
Lo que se le pide es: la miel.
-- Hijo, tráeme las piedras de la tierra quemada, las que han ardido; y que venga con ellas su hija, para que con ella yo las apague y que se deshagan aquí en mi casa.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que le pide: el macal asado bajo tierra; su hija, para que con ella las apague: el licor de la miel.
-- Hijo, tráeme las luciérnagas de la noche, las que de norte a poniente hacen pasar su olor. Que venga con ellas la lamida de la lengua del tigre.
-- Así sea, Padre.
Lo que pide es: cigarros. La lamida de la lengua del tigre es el fuego.
-- Hijo, tráeme a tu hija para que yo la vea y a la que tiene blanca y limpia la cara, la muy bonita; blanco es su rebozo y su cinturón. Tengo muchos deseos de ella.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que le pide: la jícara blanca, y atole. Lenguaje figurado.
-- Hijo, tráeme la que se llama sabel, cuyo olor es caro.
-- Así sea, Padre.
Lo que pide es: el melón.
-- Hijo, tráeme al de la gran garganta corva que tiene azul la espalda. Tengo apetito de comerlo.
-- Así sea, Padre.
Lo que pide es garganta de pavo. Lenguaje figurado.
-- Hijo, tráeme una muchacha de pantorrilla blanca y ondulante. Aquí le quitaré su vestido hasta la pantorrilla.
-- Así sea, Padre.
Lo que pide es la jícama. Lo de que le quitará su vestido, es que le arrancará su cáscara.
-- Hijo, tráeme una muchacha muy bonita, con la cara muy blanca. La deseo mucho. Aquí, delante de mí, tiraré su falda y su vestido.
-- Así sea, Padre.
Lo que pide es una pava para comer. Tirar su falda y su vestido es pelarla de sus plumas, cuando se pida para comer. Lenguaje figurado.
-- Hijo, tráeme aquí un viejo cuidador de milpa. Tengo deseo de ver su cara.
-- Así sea, Padre.
He aquí lo que pide: el macal gordo para comer. Esto es lo que significa.
-- Hijo mío, tráeme una vieja cuidadora de milpa, negra de todo su cuerpo, cuyo trasero es de siete palmos. Hay deseos de verla.
Lo que pide es el gran fruto de la calabaza. Lenguaje figurado.
Llegará su día.
* * *
Ahora es el día en que Nuestro Padre el Gran Verdadero Hombre, que fue pisoteado, está llegando aquí, a esta tierra de Yucalpetén, y va a convocar a los Príncipes para que los Príncipes vengan a convocar a sus pueblos, en nombre de Nuestro Padre, el Gran Verdadero Hombre.
-- Por ventura, ¿sois Príncipes vosotros?
-- Nosotros lo somos, Padre --responden ellos.
-- Hijos míos, si sois vosotros Hombres Verdaderos de esta tierra --les dirá-- id a coger al Tigre que vuela, y venid a dármelo a comer. Ponedle muy bien puestas sus gargantillas y muy bien puesto su penacho, y venid a dármelo a comer. Id muy deprisa y muy ahora mismo venid. Hijos, tengo mucho apetito de comerlo. Vosotros, hijos míos, vosotros que sois Verdaderos Hombres.
Los que no saben, pobres de su entendimiento y de su vista, ¡ay! nada dicen. El que sabe, alegremente va a buscar al Tigre Volador. Y entonces, viene con él.
-- ¿Tú eres, hijo mío?
-- Yo soy, Padre.
-- ¿Tú eres noble, hijo de nobles, hijo mío?
-- Yo lo soy, Padre.
-- ¿Qué es de tus compañeros, hijo mío?
-- Padre, están en el monte buscando al tigre. "No hay tigre" --decían-- ¡y entonces el tigre estaba pasando por delante de ellos!
He aquí el tigre que le pedía: el caballo del Gobernador, el que quiere comerse al caballo flaco. Las gargantillas son los cascabeles, el penacho es el mantillo rojo, muy bien puesto con la silla, y con el freno. Habla figurada.