Comentario
PRIMERA PARTE
El siguiente día después de la fiesta, llegábanse todas las mujeres del pueblo cerca del fuego que estaba allí, y tostaban maíz y hacían cacalote, y lo comían allí todas emborrachándose, y tomaban aquel maíz tostado y echabanlo en miel, y entraban luego unos que bailaban un baile llamado parácata uaraqua, y bailaban el dicho baile en el patio que estaba cercado de tablas, o en las casas de los papas, y el sacerdote desta diosa bailaba allí ceñido una culebra hechiza con una mariposa hecha de papel.
SICUINDIRO
Cinco días de esta fiesta, se llegaban los sacerdotes de los pueblos susodichos, con sus dioses, y venían a la fiesta, y entraban en las casas de los papas los bailadores llamados cesquárecha, y otros dos sacerdotes llamados hauripitzípecha, y ayunaban hasta el día de la fiesta, y la víspera de la fiesta, señalaban en los pechos los sacerdotes dos esclavos o delincuentes que habían de sacrificar el día de la fiesta, y el día de la fiesta bailaban los dichos bailadores con sus rodelas de plata a las espaldas y lunetas de oro al cuello, y venían dos principales a aquel baile, y éstos representaban las nubes blanca y amarilla, colorada y negra, disfrazándose para representar cada nube destas, habiendo de representar la nube negra, vestíanse de negro, y así de las otras, bailaban éstos allí con los otros, y otros cuatro sacerdotes que representaban otros dioses que estaban con la dicha Cuerauáperi y sacrificaban los dichos esclavos, y en sacando los corazones, hacían sus cerimonias con ellos, y así calientes como estaban, los llevaban a las fuentes calientes del pueblo de Araró desde el pueblo de Zinapéquaro, y echábanlos en una fuente caliente pequeña, y atapábanlos con tablas, y echaban sangre en todas las otras fuentes que están en el dicho pueblo, que eran dedicadas a otros dioses que estaban allí; y aquellas fuentes echan baho de sí, y decían que de allí salían las nubes p[ar]a llover, y que las tenía en cargo esta dicha diosa Cuerauáperi, y que ella las enviaba de Oriente, donde estaba, y por este respeto echaban aquella sangre en las dichas fuentes. Después de hecho el sacrificio; salían aquellos dos, llamados hauripitzípecha, que quiere decir quitadores de cabellos, y andaban tras la gente, hombres y mujeres, y cortábanles los cabellos con unas navajas de la tierra, y éstos andaban todos embixados de colorado, y unas mantas delgadas en las cabezas, y tomaban de aquellos cabellos que habían quitado, y metíanlos en la sangre de los que habían sacrificado y echábanlos en el fuego, y después el siguiente día bailaban vestidos [con] los pellejos de los esclavos sacrificados, y emborrachábanse cinco días, y por el mes de charapu tzpai, llevaban ofrendas por los dichos sacrificados, y en otra fiesta, llamada Caheri uapánsquaro bailaban con unas cañas de maíz a las espaldas. Iba esta diosa [en] dos fiestas con sus sacerdotes a la ciudad de Mechuacán, por la fiesta de Cuingo y Curíndaro y allí le daban dos esclavos en ofrenda, para su sacrificio.
Asimesmo esta diosa Cuerauáperi se revestía en alguno de improviso y caíase amortecido, y después íbase él mismo a que le sacrificasen, y dábanle a beber mucha sangre, y bebíala, y entraba en hombres y mujeres y éstos que así tomaba de dos o tres pueblos, de tarde en tarde, se los sacrificaban diciendo que ella misma los había escogido para su sacrificio. Era tenida en mucho en toda esta provincia, y nombrada en todas sus fábulas y oraciones, y decían que era madre de todos los dioses de la tierra y que ella los envió a morar a las tierras, dándoles mieses y semillas que trujesen, como se ha contado en sus fábulas. Tenía sus cúes en el pueblo de Araró y otros pueblos, y su ídolo principal en un cu, que está en el pueblo de Zinapéquaro, encima de un cerro, donde parece hoy en día derribado, y decía la gente que esta diosa enviaba las hambres a la tierra.