Comentario
CAPITULO VIII
Continuanse las particularidades de los páramos y las
produciones, animales y aves que en ellos se observan
con sus correspondientes descripciones y las de otras de
la misma provincia de que no se ha hecho mencion
991 Para concluir las noticias de las particularidades de los páramos, interrumpidas con las de los rios, puentes y caminos que fue preciso anticipar, digo que, quando no son tan elevados que les alcance la congelacion, están todos cubiertos de una especie de paja á manera de esparto, aunque mucho mas tierna y docil, la qual nace con tanta abundancia que cubre toda la tierra; su altura es de media vara á tres quartas, y su color, quando está crecida en este tamaño, como el del esparto seco. Desde donde yá empieza á mantenerse la nieve algun tiempo sin derretirse, no crece ninguna de las plantas que son regulares en los climas habitables, pero sí otras en su lugar, aunque raras, hasta una cierta altura, desde la qual en adelante no se encuentra mas que arena y piedras por larga distancia hasta llegar al principio de la congelacion.
992 En aquellos sitios donde toda la produccion de la tierra se reduce á pajon y no es apto el suelo para sembrados, crece un arbol que llaman quinual, de naturaleza correspondiente á la rigidez de aquel temple; su altura es mediana, acopado y de una madera recia; la hoja, menuda en el tamaño, gruessa al tacto y de un verde muy obscuro. Y aunque su nombre es semejante á el de la semilla, llamada quínua, que queda ya explicada en otro capitulo y crece con abundancia en aquel país, ni es este arbol quien la produce ni tiene similitud con él la planta de que nace, pues la de la quínua es propia de semilla, como allí se dixo, y no arbol.
993 El temple, que es adequado para el arbol de quinual, lo es assimismo para una planta pequeña que los indios llaman palo de luz. Es esta de dos pies en alto por lo regular, sale del suelo y crece perpendicularmente cada ramita, sin brotar otra ninguna por los lados hasta el extremo de arriba, donde echa algunas bien pequeñas, de las quales salen las hojas muy menudas. Cortada esta planta junto al suelo, donde tendrá de gruesso como tres lineas de diametro poco mas ó menos, y encendida quando está verde, hace una luz como la de cualquier vela y se mantiene hasta que todo el palo se consume, con solo tener el cuidado de atizarla quitando el carbon que vá dexando en lugar de pavilo. De cada pie de estos salen desde el suelo muchas ramas juntas, las quales suben todas igualmente derechas y llegan casi á una misma altura, aunque las exteriores quedan algo mas pequeñas.
994 Criase tambien allí la que llaman achupalla, que se componen de diferentes pencas, no muy semejantes á las de la sabila; y á proporcion que, criando nuevas de estas, se le envegecen y secan las exteriores, vá formando con ellas una especie de tronco, compuesto de muchas hojas horizontales y hueco en el medio, que suele, quando no es muy grande, ser comestible, lo mismo que el de los palmitos.
995 En lo mas superior del pajon, adonde el rigor del frio empieza á ser mayor, se crian unos mogotes ó panes que en la lengua del país llaman puchugchu; formanse estos de una yerva, cuyas hojas son redondas, haciendo la figura de una mosqueta, aunque sencilla, y tan cerradas y entretexidas las unas contra las otras que vienen á componer todas las de cada planta un entapetado muy igual, y en lo interior de él no quedan mas que las raices, las quales crecen y, á proporcion que abultan mas, van hinchando aquella copa de hojas hasta que forman con ellas la figura de un pan redondo. Este suele tener de alto uno ó dos pies y lo mismo de diametro, siendo tan duro quando está en lo fuerte de su verdor que no lo vence el peso de un hombre ni la fuerza del pie de una cavalgadura; pero luego que empieza á envegecerse, se agugerea con facilidad al ponerle el pie encima. Quando está en un medio, ni bien tan verde que tenga toda su resistencia ni tan passado ó viejo que se hallan yá podridas sus raices, hacen estas resorte de tal modo que, al ponerse de pies encima de ellas, levantan trémulamente á la compression del peso su volumen y lo disminuyen del mismo modo.
996 En los parages propios para que nazcan los puchugchues, se produce la canchalagua, conocida yá por sus virtudes en Europa. Su figura es el modo de muy delicados junquillos ó pajas muy finas; pero sin echar hojas, sí solo una pequeña simiente en sus extremidades. Es muy medicinal y á proposito para quitar las calenturas y otros achaques de esta naturaleza; emerge algun tanto en el gusto, lo que con facilidad comunica al agua, ó yá estando en infusion ó dandole algun conocimiento; purifica mucho la sangre, y por esto la acostumbran en aquellos paises no obstante tenerla por cálida; crece con abundancia por aquellos sitios y suele hallarse tanto entre los puchugchues como en otros sitios de los páramos no tan rígidos.
997 Otra planta, de no menor recomendacion y virtudes, crian aquellos desapacibles páramos, en la parte que los hace estériles la fuerza del mismo frio ó por estar cubiertos casi siempre de nieve ó por ser de arena muerte su suelo, en la tan celebrada calaguala. Su altura solo es de seis á ocho pulgadas, y dispuestas en delgados troncos; estiendese por su natural propension ó sobre la misma arena ó contra las piedras áridas que forman el suelo de aquel clima, y sus ramazones parecen en la hechura á las raices de las otras plantas; tienen estas su mayor gruesso de dos á tres lineas, redondas y llenas de nuditos á pequeñas distancias, por las quales se tuercen como los sarmientos; cubre á estas ramitas una menuda piel á manera de caspa, la qual se descostra en parte por sí quando está seca. La mas particular virtud de esta planta es la de desvanecer y evacuar toda suerte de apostemas interiores y exteriores, para lo qual es tanta su eficacia y actividad que en tiempo muy corto y con gran facilidad las deshace y destruye dexando al paciente libre de su peligro. El modo de darla es en conocimiento de agua, poniendo corta cantidad ó machacada y puesta en infusion de vino de un dia para otro, tomarla en ayunas por tres ó quatro veces seguidas y no mas, tanto porque con esto es suficiente para experimentar sus buenos efectos quanto porque, siendo sumamente cálida, pudiera llegar á ser nociva si se continuasse sin necessidad; por esta razon, solo se hace la infusion con tres ó quatro pedazos, como de pulgada y media de largo cada una, y del vino se pone el que parece proporcionado á dissimular su amargor. Aunque se cria en los mas de aquellos páramos, no es de tan sobresaliente calidad como la de las otras provincias meridionales del Perú, y assi es la de estas la que en todo él se estima. La hoja es muy menudita y poca, la qual nace immediata á aquellos troncos ó ramificacion.
998 Tambien son los páramos los que dan la contrayerva, cuyo conocimiento está vulgarizado en toda Europa por medio de sus virtudes, por ser eficaz contra veneno. Esta planta se levanta poco del suelo, y lo que havia de crecer acia arriba lo hace estendiendose sobre la tierra; su hoja es larga como de tres á quatro pulgadas y poco mas de una de ancho, gruesso, y por la parte posterior ó revés, de un terciopelado muy fino; y su color en esta parte, verde apagado ó tirando á ceniciento; por el derecho ó interior, es tersa, y su verde, claro, no tan desvanecido como el otro; en sus cogollos echa un florón grande compuesto de otras menudas flores, las quales son de color que tira á violeta alguna cosa. Ni estas ni otras, que con grande abundancia nacen en aquellos paises segun los diversos climas de él, son allí de grande aprecio; y assi, aun quando se necessitan, suele ser el mas seguro recurso para conseguirlas el medio de embiar á cortarlas de la planta.
999 Aunque el desapacible temple de los páramos no permite toda especie de vivientes, hay algunos cuya naturaleza se acomoda á subsistir en ellos; de esta classe son los venados que pastan regularmente el pajon, propia yerva de aquellos sitios, y a veces se encuentran en lo mas elevado y rígido y en los ultimos copetes de los cerros.
1000 Entre el pajon tambien hay abundancia de conejos y algunos zorrillos aunque no muy comunes, pero en su especie y propiedades, no diferentes de los de Cartagena y demás partes de las Indias.
1001 Las aves que se ven en aquellos sitios son assimismo pocas en las especies y se reducen á perdices, cóndores ó buytres y zumbadores. Las perdices no son con toda precision de la misma figura que las de Europa y en algun modo se assemejan mas á las codornices y no las hay en grande abundancia.
1002 Los cóndores son aves de un tamaño mayor que el de quantas vuelan en aquella athmosphera; su color y figura es semejante á la de los gallinazos, y se remontan tanto sobre los páramos mas elevados que casi llegan á perderse de vista; no suele verse esta ave en sitios baxos, y assi parece que su complexion requiere un ayre muy sutil para vivir comodamente, sin que por esto les cause fatiga ó estrañeza el mantenerse domesticados en las poblaciones ó haciendas. Siguen la inclinacion de los gallinazos á la carne, y se ve muy frecuentemente robar los corderos pequeños de las manaas que pacen en los pajones del páramo. Esto me acreditó la experiencia baxando de la señal de Lalanguso para la hacienda de Pul, que está en la caida de aquel páramo; pues, en una loma vecina á la que yo seguia, notando alborotado repentinamente un rebaño de ovejas, ví que de él se remontaba uno de estos cóndores llevando entre sus garras por presa un corderillo, á el qual, luego que estuvo en bastante elevacion, dexó caer y, volviendolo á recoger del mismo modo, lo arrojó por dos veces, y á la tercera lo perdí de vista por haverse alexado de aquel sitio, huyendo de los indios que á los gritos de los muchachos y latidos de los perros havian acudido.
1003 Algunos páramos hay donde es esta ave mas comun, y, como es grande el daño que causa en los ganados, usan los indios ciertas estratagemas para cogerlas; una es matar alguna baca ú otro animal yá inutil y regresar su carne con el jugo de algunas yervas fuertes, las quales apartan de allí despues porque es tanta su astucia que, distinguiendolas con natural instinto, no tocaria á la carne, y, para que en ella no las perciba su alfato, entierran la res muerta hasta que se corrompa; sacanla, y, acudiendo á ella los cóndores, la comen y se embriagan, de modo que quedan por mucho tiempo sin movimiento; entonces van los indios y matan los que pueden. Tambien les arman lazos en el suelo, cerca de donde hay carne muerta, y los cogen; tienen tanta fuerza que con el ala hacen mucho daño á el que les acomete, no siendo muy irregular de un aletazo que coja de lleno á un hombre derribarle, y con ellas se defiende presentandolas para recibir qualquier golpe sin experimentar lesion.
1004 El zumbador es un ave nocturna peculiar de los páramos, donde rara vez se permiten á la vista, pero muy frequentemente al oido, tanto por el canto quanto por el estraño zumbido que forman en el ayre con la violencia del suelo, el qual se distingue á mas de cinquenta tuessas de distancia y se aumenta tanto al estar cerca que excede al de un cohete de vuelo quando, inflamada la polvora, se despide de la mano; de rato en rato canta con una especie de silvido no muy fuerte, algo semejante al de otras aves nocturnas. Muchas noches de luna, que son en las que con mas frequencia se sentian, nos poniamos á acecharlos para ver el bulto de él y la violencia de su vuelo; y siendo assi que passaban muy cerca de nosotros, nunca se nos logró el intento, y solo se pudo discernir el camino que llevaba por una linea blanca que dexaba impressa en el ayre bien perceptible quando no se alexaba mucho.
1005 Con el deseo de examinar este ave, empleo digno de su particularidad, se le encargó á los indios que procurassen coger alguna. Estos solo pudieron haber una sacada del nido, y era todavia tan nueva que los cañones apenas se le empezaban á cubrir con pluma; su tamaño, como el de una perdiz, y la pluma, manchada de dos pardos, el uno, obscura, y claro, el otro; el pico, en buena proporcion y derecho; la abertura de las narices, mucho mayor que lo regular; la cola, pequeña; y en buena proporcion, el ala. Segun el dictamen de aquellos naturales, son las narices el instrumento del zumbido; y aunque en parte contribuyen para ello por su desproporcion, parece que no es suficiente sola la abertura para un efecto tan grande, mayormente quando al mismo tiempo que lo forma usa de la voz para cantar con libertad.
1006 Como en las cañadas y llanos que forman aquellos páramos hay muchas humedades y cienagas porque por todas partes brotan varios manantiales, se cria en estas con frequencia una ave que llaman canclon, nombre que dice bien con la moda de su canto; es este á manera de bandurria aunque de otra especie. Su tamaño, mayor que el de un gran pato; el cuello, largo y gruesso; la cabeza, algo semejante á la del pato; el pico, derecho y gruesso; y los pies y zanca, proporcionados; la pluma de las alas es parda obscura por arriba y blanca en lo interior; y la de lo restante del cuerpo, cenicienta algo manchada; en los encuentros de las alas tiene dos espolones que le salen acia arriba como pulgada y media, y con estos se defiende. Vuelan siempre juntos macho y hembra, sin apartarse, yá sea en el ayre ó en tierra, donde están mas de continuo porque solamente levantan vuelo para passar de un llano á otro ó para huir quando los acosan. Comese su carne y, haviendola dexado manir dos ó tres dias, es gustosa. En los paises menos frios que los páramos, los hay tambien, y son algo diferentes porque tienen en la frente una especie de cuernezuelo calloso y mole, y unos y otros, una cresta ó penachillo de plumas en la cabeza.
1007 En los jardines y huertas de aquellas poblaciones abunda mucho un pajarito particular, tanto por su pequeñez quanto por sus bien pintadas plumas; llamanle comunmente picaflores porque su exercicio es acercarse á ellas y, manteniendose sobre la agilidad de sus alillas, llegar el pico y chupar su jugo con tal delicadeza que no las aja ni maltrata. Su propio nombre es quinde aunque tambien es conocido por los de rabilargo y lisongero; el volumen de su cuerpo con pluma y todo es menor que el de una nuez pequeña ó como el de una moscada; la cola, larga, y en algunos, como tres veces todo el resto de su cuerpo; con pocas plumas; el cuello, corto; la cabeza, proporcionada, y alegres, los ojos; el pico, largo, delgado y fino, blanco en el nacimiento y negro en la punta; las alas, largas y menudas; el color de la pluma es verde en la mayor parte, con pintas amarillas y azules, unas mas subidas que otras, y todas hacen variedad de visos dorados. Haylos de varias castas, y se diferencian assi en el tamaño como en la pintura de sus matices. Creese que es la menor que haya conocido entre las aves, segun se puede inferir por las proporciones dichas. Pone dos huevos tan pequeñitos como garvanzos y hace su nido en los arboles buscando para ello las mas menudas y delicadas pajillas que puede encontrar.
1008 En lo restante de aquel país que no son páramos ni territorio de montaña, no se encuentran otros animales que los domesticos, y por estos se conoce haver sido muy pocas las especies que allí havia, propias de él, pues los mas son los que se han introducido por los españoles, á excepcion de la llama, á quien estos añadieron el nombre de runa para significar con él oveja de indio, que esto se entiende ahora por runa llama, aunque propiamente llama es nombre general que significa bestia, en contraposicion de los racionales. Este animal tiene en lo aparente muchos accidentes del camello; tales son la hechura del pescuezo y cabeza, la disposicion del cuerpo en parte y la lana; pero se distingue de él en que no tiene corcoba, es mucho menor, su uña, hendida, y el color, diverso. Haylos no solo muscos sino muchos blancos, otros negros y otros pintados; en el passo no difieren del camello; su alto será como de un asno pequeño, de un año ó poco mas. Sirvense de ellos los indios para conducir las cargas que no exceden de tres á quatro arrobas, y es en la jurisdiccion de Riobamba donde mas abundan, pues casi todos los indios las tienen para traficar con ellos de unos pueblos á otros. En tiempo de la gentilidad, comian los indios su carne y aun el presente lo practican tambien con la de aquellos que, por se yá viejos, no les pueden servir; dicen que tiene el mismo gusto que la de los carneros regulares, con sola la diferencia de ser algo mas dulce. Es animal muy dócil y facilmente mantenido; su defensa consiste en sacudir las narices y con el soplido despedir algunas vascosidades, nos afirman allí ser causa de salirle sarna al que le tocan, y, persuadidos á la realidad de este contagio, procuran evitarlo todos.
1009 Otros dos animales hay en las provincias meridionales del Perú, esto es, en el Cuzco, la Paz, la Plata y por aquellas partes muy semejantes á este, que son la vicuña y el guanaco, diferenciándose solo en que la vicuña es algo menor que la llama, su lana, mas pequeña y mas fina, de color musca en todo el cuerpo á excepcion del vientre, donde es blanquizca; y el guanaco, por el contrario, mayor, y mas áspera y larga su lana; pero en toda la figura, uno y otro, muy parecidos. Estos ultimos son de grande utilidad á las minas porque en ellos se acarrean los metales por parages tan ásperos y malos que ninguno otro animal puede traficarlos.
1010 Criase allí, en las casas, un animal que llaman chucha, y en las otras provincias meridionales del Perú lo conocen con el nombre de muca muca, por llamarle assi los indios. Su figura quiere parecerse algo á la de las ratas pero es mayor en el tamaño, pues excede á el de qualquier gato; el hocico, algo semejante á el de un puerquecillo, y largo; los pies, como los de la rata, y lo mismo el rabo; su pelo es algo mas largo y negro. Este animal tiene una bolsa en la parte inferior del vientre, que se dilata desde el principio del estomago ó vientre superior hasta el orificio natural del sexo, y es formado de dos pellejos membranosos, los quales tienen nacimiento en los costados inferiores y van á juntarse en medio haciendo la misma configuracion del vientre á quien ciñen; en su medianía, tiene una abertura que coge como los dos tercios de su largo, la qual cierra y abre arbitrariamente por medio de los musculos propios que tienen para ello. Despues que pare los hijos, los recoge en aquel seno y cierra de modo que los mantiene allí semejando una segunda preñez hasta que, llegando á ser grandes, quando los quiere destetar, afloxa los musculos y los echa fuera, como si los volviera á parir. Mr. de Jusieu y Mr. de Seniergues hicieron una experiencia estando en Quito, á la qual assistimos Don Jorge Juan y yo. Tres dias se havian passado despues que la madre estaba muerta y tan corrompida que infestaba con su mal olor, y, no obstante, se mantenia cerrado con bastante fuerza el orificio de aquel seno, y los hijuelos que tenia en él, todos vivos, asido cada uno de su pezon, de el qual se exprimieron al tiempo de desasirlos algunas pequeñas gotas de leche. El macho, que no ví nunca, oí decir en el país ser del mismo grandor y figura que la hembra, excepto no tener aquella bolsa y ser sus testiculos mayores que huevos de gallina, cosa disforme á proporcion de todo el animal. Tiene la propiedad de perseguir toda suerte de aves domesticas, y assi como las hay en las casas se encuentran tambien en las sementeras, donde destruyen el mayz. Los indios comen su carne siempre que pueden coger alguno y dicen que no es mala al gusto, pero el sentir de esta gente en semejante assunto no es de alguna consideracion.