Época: Transformaciones pol
Inicio: Año 1241
Fin: Año 1500

Antecedente:
Periferia de Europa
Siguientes:
Estado polaco-lituano



Comentario

La invasión mongola de 1241 provocó la ruptura de las instancias tradicionales del poder en Polonia. Durante el último decenio del siglo XIII Premislao II, duque de la Gran Polonia, intentó restablecer la unidad, siendo coronado como rey en Gniezno en el año 1295. Sin embargo, su labor no pudo verse consolidada al morir asesinado en 1296. Tras la breve dominación bohemia durante el mandato de Wenceslao II (1300-1305) y de su hijo Wenceslao III (fallecido en 1306), Ladislao I Lokietek o el Breve (1306-1333) impuso su autoridad con la ayuda del Papado sobre casi todo el territorio polaco, menos en la Gran Polonia (controlada por Enrique III de Glogau) y en Masovia. Ladislao, hermano del magnate Lesko el Negro, había luchado desde 1288 por la dignidad de Gran Príncipe, sometiendo Wislika, Sandomir, Sieradz y parte de la región de Cracovia. En 1309 incorporó la Gran Polonia a sus dominios. No consiguió ser coronado hasta 1320, año en el que recibió la corona polaca de manos de Janislao, arzobispo de Gniezno. La política exterior del nuevo monarca estuvo marcada por su carácter anti-germano. Así, llevó a cabo una campaña por el control de Pomerelia contra la Orden Teutónica, que finalizó con el arbitraje del Papa a través de una comisión presidida por Gerward de Kugavia; la legación, reunida en 1321 en Inowraclaw, dio la razón a la causa polaca, aunque sus disposiciones no se llevaron a la práctica. De igual modo, estableció una serie de pactos matrimoniales con algunas dinastías vecinas para mantener a raya a sus principales enemigos, la Orden Teutónica, el principado de Brandeburgo y el Reino de Bohemia; este es el caso de los enlaces entre su hija Isabel y Carlos Roberto de Hungría y entre su heredero Casimiro y la hija de Gedimino de Lituania.
Casimiro III el Grande (1333-1370) sucedió a su padre a la edad de veintitrés años. Durante sus primeros años de reinado estableció una serie de pactos con la Orden Teutónica y con Brandeburgo, renunciando a los territorios entre los ríos Netze y Küddow. Polonia firmó junto a Bohemia y Hungría el I Tratado de Visegrado (1335), mediante el cual Juan de Bohemia renunciaba a sus derechos sobre el trono polaco a cambio del pago de 20.000 cuentos de groschen bohemios; a su vez, Casimiro abandonaba sus pretensiones sobre Silesia, Plock y Pomerelia. El II Tratado de Visegrado (1339), estipulado entre Polonia y Hungría, confirmó a Luis de Anjou, hijo de Carlos Roberto de Hungría, como heredero del trono polaco, tras comprometerse a recuperar Pomerelia, a designar funcionarios y colaboradores entre los naturales del país, a mantener los privilegios nobiliarios y a no crear nuevos impuestos. El Tratado de Kalisch (1343) selló la perdida definitiva de Pomerelia, Kulm y Michelau en beneficio de la Orden Teutónica, aunque también significó la recuperación de Kujavia y Dobrzyn. Pese a la gran labor diplomática de Casimiro, el monarca no pudo evitar el enfrentamiento armado con Lituania, que llegó a alargarse por un periodo de veintiséis años. En 1340 el ejército polaco ocupó Halicz y Lemberg, mientras que Lubart de Lituania tomó Wolhynia. Casimiro organizó una ofensiva sin gran éxito contra Lituania entre 1351 y 1352, en la que colaboraron tropas húngaras. Tras la firma de una efímera tregua en 1352, Polonia incorporó a sus dominios los territorios lituanos de Wolhynia occidental y Wladimir (1366). El monarca reorganizó la administración de los enclaves lituanos (Pequeña Rusia), encabezada por el estaroste o gobernador; las ciudades de Lemberg, Rzeszow, Sanok y Kolomea recibieron el Estatuto de Magdeburgo y Halicz se convirtió en sede metropolitana de una comunidad todavía pagana. Casimiro también tuvo que hacer frente por la vía de las armas al Reino de Bohemia, que siguió hostigando los dominios polacos, pese al compromiso de Visegrado. Su actuación alcanzó grandes resultados, ya que reincorporó a la Corona una serie de territorios: Fraustadt (1343), Masovia (1351), Kujavia (1364), la llamada Nueva Marca (1365) y Deutsch-Krone (13ó8).

Casimiro consolidó las bases institucionales del Reino, a través de la reorganización de la Administración. En 1365 creó el Consejo Real, órgano que tuvo que competir durante su reinado con las asambleas locales de nobles y clérigos (colloquia o zjazdy); perfeccionó el cargo de estaroste, de origen bohemio, aumentando sus competencias en el orden político, militar y jurídico; dividió el territorio en una serie de estarostías (antiguas castellanías); estableció nuevas dignidades como la de voivoda (jurisdicción sobre los judíos del Reino), vicecamarlengo (jurisdicción sobre las fronteras) o burgrave (gobierno de las ciudades de la Pequeña Polonia).

El rey Casimiro también dotó de un corpus escrito de leyes a la Corona, proyecto en el que colaboraron el arzobispo de Gniezno, Jaroslav Borgorya Skotnicki; el canciller Juan Suchywilk Strzelecki; el alcaide de Cracovia, Spytek, y el obispo de Cracovia, Juan Grot. Dicha inquietud dio origen a las reglamentaciones escritas de Wislica (Pequeña Polonia) y de Petrikau (Gran Polonia) en el año 1347. Las ciudades con derecho alemán mantuvieron su autonomía, aunque perdieron el derecho de apelación a la metrópoli. El soberano instituyó además los Tribunales Supremos de Cracovia y Kalisch (1365). Las reformas de Casimiro III también afectaron al ejército. Así, estableció un primitivo servicio militar, relacionado con la propiedad de la tierra, pero al que se incorporaron los habitantes de las ciudades y los clérigos, estos últimos por representación. La baja nobleza adquirió un gran protagonismo en el ejército (milites scartabelli), al beneficiarse de las jugosas recompenses ofrecidas por la Monarquía para aquellos que participaran en las expediciones al extranjero. El comercio se vio revitalizado con la concesión de numerosos privilegios de depósito y de mercado para las ciudades. La comunidad judía, numerosa en las villas, vio confirmado y ampliado el privilegio de 1264, al quedar exenta de la justicia ordinaria. Desde el punto de vista cultural cabe destacar la fundación del "Studium" de Cracovia (futura universidad) en 1364, siguiendo el modelo de la universidad de Bolonia, y el florecimiento del gótico de procedencia bohemia. Las reformas monárquicas no contaron con el beneplácito de todas las instancias sociales, ya que en 1352 estalló una revuelta aristocrática en la Gran Polonia, acaudillada por Macieko Borkowicz.

Luis I de Hungría (1370-1382) sucedió a Casimiro III, tras la repentina muerte de éste, ocurrida durante una cacería. Fue coronado en Cracovia, según lo estipulado en el II Tratado de Visegrado, y regresó a Hungría, delegando las tareas de gobierno en su madre Isabel. El Estatuto de Kosice (1374) selló el acuerdo entre la nobleza, el clero y las ciudades para asegurar la sucesión al trono, mediante el cual se admitían los derechos sucesorios de las hijas de Luis, anulando las disposiciones del Convenio de Ofen (1353), que tan sólo toleraba la sucesión angevina por vía masculina. Luis, más interesado por los asuntos húngaros e italianos, abandonó el país en manos de la nobleza. Isabel tuvo que abandonar la regencia, así como su sucesor desde 1379, Ladislao de Oppeln, acusado de defender los intereses de la Orden Teutónica. La alta nobleza consiguió imponer un triunvirato presidido por el obispo de Cracovia, que tuvo que hacer frente a una revuelta generalizada en la Gran Polonia y Masovia y que, a su vez, impuso el Cristianismo romano en la Pequeña Rusia por la fuerza de las armas.