Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
NOTICIAS SOBRE EL RIO DE LA PLATA: MONTEVIDEO EN EL SIGLO XVIII



Comentario

CAPITULO VII


Del interés del R. Herario en que se pueble y reforme la

Campaña



Resulta tan patente lo dicho hasta aquí el interés que sacaría la Real Hacienda del establecimiento de este proyecto que no se puede hacer una reflexión que no la tenga prevista de antemano el que haya leído lo que queda escrito.

Aquellas siete acciones que según mostramos tiene el Fisco sobre el cuero se menoscabarán considerablemente mientras esté abierta la puerta del Brasil a la extracción de nuestro ganado.

Luego que se junten en Europa dos abastecedores de cueros se han de juntar unos a otros, y ha de bajar de su capital. Estando gravado el cuero español sobre el de Portugal en un 13 % claro está que donde ellos ganen un 6 nosotros perderemos un 13 y si de esto se ha de seguir que abandonemos este ramo de comercio, poco arriesga Portugal en perder toda su ganancia, si logra vernos cederles el campo y arrancarnos esta negociación.

Según el cómputo que hicimos al número salieron de nuestros terrenos 500 cueros vivos o muertos para el Brasil en el año de 89; y de estos navegaron para Europa 250 que adeudaron a favor de S.M.F. 50 cueros por razón de quinto real. Este contrabando ofrece dos perjuicios a nuestro erario: uno el de no cobrarse un millón de pesos que le habrían producido los 500 cueros saliendo por Buenos Aires y navegando al Báltico; y otro, el atrasar para lo sucesivo la extracción por Montevideo todo lo que vayan creciendo las que se hagan por el Brasil. Pero lo más funesto es que tanta podrá ser con el tiempo la baja de los cueros en España que obligue a nuestros comerciantes a dar de mano absolutamente la comunicación con aquella rica provincia. No es éste un vaticinio infausto en que nos hace prorrumpir el entusiasmo o la manía; es una previsión tomada de sus antecedentes que más es ya testimonio de verdad que pronóstico de futuro. Los comerciantes de Cádiz, que en la antecedente época al comercio libre hacían el giro con Buenos Aires conduciendo mercaderías y retornando cueros ganaban en ambos ramos, y esto los alentaba para sus expediciones. En el día está reducido el comercio a que sí adelanta alguna cosa en la negociación del cuero, lo ha atrasado en la venta de sus facturas, o al contrario, y cualquiera cantidad que le concedamos de ganancia en uno y otro ramo 0 en los dos es tan escasa y miserable que ni excita a repetir las expediciones, ni merece la pena del riesgo y la pérdida del tiempo; con que si a este atraso de nuestro comercio se añade el poner en manos de Portugal una mitad o una tercera parte del abasto de los cueros se acabó la correspondencia de España con Buenos Aires y se acabaron las alcabalas y almojarifazgos de este comercio.

Vendrá a sentir nuestro erario dos pérdidas de desmedida grandeza; vendrá a padecer la de un millón de pesos de que está en posesión sobre los cueros, y la de las alcabalas y almojarifazgos que puede adelantar si se puebla la campaña. Esta tierra edificada y arreglada, daría consumo en breve tiempo a un millón de pesos en efectos de ropas y mercería, y ofrecería nuevos frutos de su cosecha que diesen nueva carga a nuestros buques, y nuevos derechos al erario. Pero si continúan abiertos nuestros campos al pillaje de los portugueses y expuesto nuestro ganado a la infidencia de nuestros changadores, no solamente ha de malograr el erario los adelantamientos que le puede proporcionar la población, sino que arrastra todos sus derechos antiguos sobre Buenos Aires, tanto en el ramo de cueros, como en el de mercadería. Si los portugueses aumentan sus estancias, y de ellas y de las nuestras llegan a poner en Europa un millón de cueros se le acabó a España la contratación con Buenos Aires. No sólo no irán las embarcaciones a conducir mercaderías, sino que no querrán conducir cueros. No sólo perderá la Corona lo que hoy percibe sobre los cueros, sino las alcabalas de salida y entrada de las mercaderías que van a Montevideo, y las de las otras que irían si se poblase la campaña. De esto se seguiría la ruina de nuestra corona que no puede mirarse con indiferencia, lo trataremos con alguna prolijidad, demostrando cuál es el estado actual del comercio de España con aquella América, los daños que experimenta, el origen de éstos, y las providencias que podrían restablecerlo.