Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
VIAJE ALREDEDOR DEL MUNDO



Comentario

CAPITULO XXV


Trátase de muchos reinos de aquel Nuevo Mundo,

los ritos y costumbres de los moradores y algunas cosas

muy curiosas



Partieron el dicho Padre fray Martín Ignacio y sus compañeros de esta costa y fueron por las Islas de Nicobar, donde hay muchos gentiles y moros todos mezclados, no se detuvieron en ellas porque pasaron luego al pueblo de Ceilán que está poblado de portugueses y apartado de Malaca 416 leguas. Está esta isla situada desde 6 grados hasta lo debajo de nuestro Polo y tiene de longitud 66 leguas y de latitud 39. Fue isla antiguamente muy celebrada y tenida en aquellas partes en gran reverencia, porque dicen vivieron y murieron en ella en tiempos antiguos muchos hombres, cuyas almas están en los cielos y son celebrados y honrados por ellos en la tierra como si fueran dioses con muchos sacrificios y oraciones que les hacen de ordinario, y tienen de otros reinos comarcanos muchos peregrinos. Esta isla no se ha podido entender por los nuestros de raíz la causa de ello ni cómo vivieron aquellos que tienen por santos. En ella hay una Sierra muy alta que se llama Pico de Adán, lo cual vio el dicho Padre fray Martín y oyó decir a los naturales de aquella isla que tenía este nombre, porque de él había subido Adán al cielo: qué Adán fuese éste no lo supieron declarar.

En este Pico, que es como un monasterio, a quien los naturales llaman Pagode, tuvieron un tiempo un diente de mona a quien adoraban por Dios, viniendo a ello de 200 y 300 leguas. Sucedió que el año de 554 el Virrey de la india D. Pedro Mascareñas invió una Armada a este reino con muchos portugueses y con intento de reducirla a la obediencia del Rey de Portugal, como antes lo estaba; y levantándose pocos años había, se la habían negado y quitado. Y como los dichos soldados saqueasen el Pagode o monasterio, y pensando hallar algún tesoro allí lo arruinaron hasta los cimientos, hallaron el dicho diente de mona a quien adoraban metido en una caja de oro y pedrería y se lo llevaron a Goa al dicho Virrey. Sabido por los reyes comarcanos y el de Pegu esta pérdida (que por ellos fue juzgado por muy grande) inviaron embajadores al dicho Virrey para que le pidiesen en nombre de todos el diente dicho, a quien ellos adoraban y a ofrecer por el rescate 700 mil ducados en oro. Y queriendo el dicho Virrey dársele por aquella cantidad de oro que le ofrecieron y se la dieron en efecto, el Arzobispo de Goa, que se llamaba D. Gaspar, y otros religiosos se lo estorbaron poniéndole escrúpulo y a su cargo el daño que de la idolatría se siguiese, de que darían cuenta a Dios muy estrecha. Lo cual pudo tanto con él, que despidiendo a los embajadores depreciando el oro que le daban por él, lo entregó en su presencia al dicho Arzobispo y religiosos, y ellos a sus ojos lo quemaron y molieron y echaron los polvos en la mar con no pequeño espanto de los dichos embajadores, por ver que habían despreciado tanta cantidad de oro y por cosa que la despreciaron y echaron en la mar con tanta liberalidad.

Es isla fértil apacible y muy sana y toda ella llena de muchas y grandes arboledas, y hay montes muy espesos de naranjas, cidros, limas y plátanos y palmas y muchos de canela, que es la mejor del mundo y de mayor fortaleza y efecto, por lo cual la van a comprar para traer a nuestra España y porque la dan por poquísimo precio: también hay pimienta, aunque los naturales arrancaron algunos montes de ella y de canelas, viendo que iban de muy lejos a comprar estas cosas y temiéndose no fuese esto causa de que les tomaran su tierra. Es tierra de muchos mantenimientos y donde se crían grandísimos elefantes y dicen que hay muchas minas de diamantes y rubíes y de unas piedras a quien llaman girasones. En ninguna parte de estas Indias Orientales hubo tan buenos principios en la conversión de las almas como en esta isla; porque algunos religiosos de la Orden de San Francisco trabajaron en ella mucho bautizando en pocos días más de 50 mil almas que daban muestra de haber recibido muy de gana la ley evangélica y habían edificado muchas iglesias y 14 monasterios de la propia religión. Pero pocos años ha que un Rey de aquel reino enfadado de algunas cosas que en toda aquella isla son muy públicas, apostató de la fe recibida y destruyó y asoló muchos portugueses que estaban poblados en él, echando fuera a todos los religiosos que los bautizaban y administraban los sacramentos. Llamábase este Rey Raxu. Muchos de los ya cristianos contentos con la fe de Jesucristo recibida, detestando lo que este Rey tirano había hecho, se fueron a vivir en compañía de los portugueses y otros hicieron un pueblo que se llama en su lengua Columbo, donde hay mucho número de ellos. Duran hasta el día de hoy en todo el reino las cruces e insignias de la Cristiandad antigua. En toda esta costa usan muchas galeotas y andan con ellas por toda ella robando. Dicen los naturales que se holgarían de tornar a recibir la Ley evangélica si fuesen allá predicadores.

Desde esta isla pasando un golfo pequeño fueron a dar a la costa de un reino llamado Tuticorín y anduvieron por su tierra todo él, corriendo desde el Cabo de Comorín hasta Ceilán. Aquí hay pagode o templo de los ídolos grande y muy rico adonde acuden los gentiles de todo este reino algunas fiestas del año con gran devoción. Hay en él un carro triunfal tan grande que 20 caballos no le pueden menear. Sácanlo en público los días festivales y es llevado por elefantes e infinitos hombres que tiran las maromas que van asidas de él, voluntariamente y por devoción. En lo más alto de este carro va hecho un tabernáculo muy ricamente aderezado y dentro de él metido un ídolo a quien todos adoran. Debajo de él inmediatamente están las mujeres del Rey que van cantando. Sácanle con mucha música y regocijo y llévanle un grande trecho en procesión y entre muchas cosas de honra que hacen, usan una tan bestial como podrá juzgar el lector, y es que muchos de ellos se cortan pedazos de sus carnes y las echan al ídolo; otros no se contentando con esto, se echan debajo del carro para que pase sobre ellos quedando asíi hechos pedazos. A los que mueren de esta manera tienen por grandes santos, y son tenidos en singular veneración. Otras muchas maneras de idolatría se cuentan de este reino aún más bestiales que esta que acabo de decir y yo las dejo de intento por no alargarme en este Itinerario. Toda la gente de este reino, es ruín y muy mal inclinada; por esta causa los Padres de la Compañía de Jesús que están en algunos pueblos cercanos a él, no han podido hasta agora sacarlos de sus errores, aunque han puesto en ello harto cuidado y solicitud.



En esta misma costa y poco distante de este reino está un pueblo de portugueses llamado Coulan y 25 leguas más adelante una ciudad que se llama Cochín, en la cual hay religiosos de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín y de la Compañía de Jesús, los cuales tienen allí un buen estudio o Seminario donde hacen gran fruto. Cerca de esta ciudad está Santo Tomé, donde hay muchos bautizados buenos cristianos muy abstinentes y castos, a quien los Patriarcas de Babilonia proveen de obispos. La autoridad con que lo hacen no sé de quién la tienen, porque, según he entendido, la Sede Apostólica nunca se la dado. Sobre este negocio está el día de hoy en Roma el obispo de este reino v del de la Pimienta, con el cual yo hablé diversas veces. Viene a dar la obediencia a Su Santidad y a saber de él el orden que quiere se guarde en esto del recibir los obispos que vienen por mandato del dicho Patriarca.

En este reino hay muchos reyes y el principal de ellos es el de Cochín y tras él el de Coulan, y cerca de ellos hay otros reyezuelos como es el de Mangate, Oranganor, y son todos gentiles, aunque hay entre ellos algunos moros mezclados. Hanse hallado en este reino algunos judíos que han pasado de Palestina y de aquellas partes. Hay en esta tierra universalmente una ley muy peregrina y pocas veces oída, y es que no heredan los hijos a los padres, sino los sobrinos; y la razón que dan es que no tienen certinidad si son sus hijos por no tener mujeres propias y señaladas. A mi parecer la razón es tan bárbara como la ley, pues se sigue el propio inconveniente en los sobrinos. Tienen muchos ritos y ceguedades, y en[tre] otros una grandísima: y es que algunas fiestas suyas usan de ciertos lavatorios y después de lavados dicen que quedan limpios de todos sus pecados. Tienen muchos agüeros de los cuales yo no quiero tratar porque no son dignos de memoria. En esta tierra se coge la mayor parte de la' pimienta que se trae a Europa, y por esta causa llaman a este reino de la Pimienta.