Comentario
MEMORIAL 3
Dos sin ésta son las veces que en nombre de S.M. pedí a V.E. me enviase a descubrir las partes de sudueste y poniente y en ellas he dicho los motivos que tanta fuerza me hacen para no dejar desierto negocio de un bien tan alto y tan general, y aunque en razón desto tengo sabido la determinación de V.E., sírvase V.E. decir. La mía la vendo con lo demás por verdad.
Bien creo V.E. creerá cuanto procuro obligar con lo que... y no quisiera negociar con tantos ruegos en caso que entiendo ser muy bregado, salvo si es debida suerte a descubridores comprar sus hechos a puras inportunaciones pues por esta puerta entraron tan singulares varones cuanto lo han sido Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes, y si los dos por su constancia han merecido ser perdonados y oídos de justicia, ya se debe a mi porfía, buena acogida y breve despacho, y si por éste a V.E. doy prisa, es por sólo que quisiera ser la persona que tan grande servicio hiciese a Dios. Para principio de paga de mi tan mala vida que no se cuánto durará ni cuándo en estos Reyes habrá quien tanta merced me haga, y por la mucha prisa que para remediar males mayores y lejos es menester y prisa alguna
ha de haber y ésta no sé quien me la da pues me traen tan inquieto, suspenso y desanidado que de todo lo que a mi toca estoy olvidado. Duélase V.E. de criaturas tan hermosas como allí vi cierto indicio de las muchas más que debe haber con tan ciertos daños de sus almas que si no saben el camino de su salvación es por falta de quien se los muestre; esta tan grande y tan piadosa obra es muy barata y muy rica y cita a muy grandes envidias, de lo que se ve en estos Reyes, ganado por descubridores porfiados y también lo grande, confianza en Dios de grande y muy buen sujeto, pues la causa es suya y cuanto quiere hacer tanto puede, advirtiendo que sólo pido por premio el nombre de solicitador y buscador de aquellas tan remotas tierras, que dellas se debe de pensar que como estas que pisamos han tributado a España tantos millones de bienes y de oro y han recibido en sí a tantos desacomodados españoles, recono-ciendo el beneficio que de España recibimos que podría muy bien ser que fuese acá tanto y más, pues el que crió éstas crió aquellas, y aquellas si las hay es fuerza en mi opinión ha de ser muy buena, hasta que la vista desengañe.
Bien creo que V.E. habrá bien mirado este caso como el mismo lo está pidiendo, pues es el de más consideración por mejor noticia que se ha tratado en esta ni en otras cortes en tiempo pasado ni en presente y si V.E. en lo que tiene propuesto siente duda y fuere servido de satisfacerse en forma, mande V.E. venir a su presencia a todos los pilotos y otras personas que entiendan el arte de navegar y estando juntos yo mostraré desta aprensión los fundamentos y los frutos que promete.
Yo pedía V.E . un pequeño navío con gente toda de mar y esto acomodándome a lo que me ha mostrado el tiempo y si ha parecido mucha la costa a esta mi petición, redúzcase a un barco con veinte hombres, advirtiendo bien que para mi ánimo y para tal fin ninguna cosa es poca pues basta ser cosa de la honra de Dios y de... real y salvación de tantas almas y tan grandes aprovechamientos de nuestra nación española, para que todo se me haga fácil.
Advierta V.E. que todo cuanto tengo y cuanto valgo y puedo valer ofrezco al caso y que digo que la honra cuando la lleve y no se deje la obra y que yo con el trabajo quedaré pagado y contento y más haré si se me pide que a más se extienden mis deseos. Recuerdo que esto lo han de hacer hombres y que los pasados fueron hombres y que yo soy hombre que todo lo que es propio lo desprecio, por conocer desta empresa su gran precio, porque la amo y la quiero y fíe V.E. de mí que soy testigo de vista y que me tengo bien mirado en lo que digo y que todo me ha parecido convenirme para descargo de mi conciencia, y si todo no bastare y me quedare con tiempo y dinero gastado, que son dos cosas. Otras dos de ganar forzosamente es, a saber, con Dios el precio de mis deseos y conocer el valor de mis pensamientos, y tengo de perder otras dos que son la quietud y el contentamiento en cuanto no me viere ocupado en aquel descubrimiento y ser tan contino. Son efetos de mi buena voluntad que en todo está rendida a la de V.E., la cual Dios muestra como convenga para acertarse en cosa de tanta honra y gloria suya.
V.E. me perdone porque yo entiendo que mucho mejor maña me diera a hacer mucho más de lo dicho, que no me doy a ordenar estos mis memoriales.