Comentario
MEMORIAL 6
Santísimo Padre
La grandeza de mi demanda, lo mucho hecho por ella y lo que está por hacer para sólo darle principio, y la autoridad que trae de aquellas partes; si Vuestra Santidad me lo manda yo lo mostraré juntamente con mi parecer, si éste merezco dar, en la navegación, pacificación, religión y conservación de todo. Y para que Vuestra Santidad más bien vea que no me muevo por la paga del Rey de la tierra, yo haré un protesto y renunciación ante la persona que Vuestra Santidad señalare, de no la pedir jamás por finezas que yo haga.
O si no, yo daré luego a Vuestra Santidad, o en España, o al Rey, todos los papeles y avisos que tengo para que se mande hacer este bien por quien más fuere para ello; y si más puedo hacer más haré para más justificación mía.
Hombre soy de capa y espada, Santísimo Padre; pude y puedo pasar mi vida sin venir de tan lejas partes a pedir tantos trabajos, y pues Dios me ha dado tanto en que poder mostrar mi deseo, paréceme que tengo obligación, so pena de mi daño, de seguir esta demanda hasta que me desengañe quien puede o darle fin a ella o a mí.
Las dilaciones son muchas y las dificultades grandes; yo quisiere negociar sin ser molesto y tan bien que mi demanda no perdiera sus derechos por mi cortedad o otra causa; sus necesidades son muchas y mis fuerzas pocas y mucho el deseo que tengo de que se quite al demonio sus ganancias, que se hace adorar de aquellas gentes y roba a Dios su debida honra. Esta es causa propia de Vuestra Santidad, a quien Dios tiene cometido el gobierno del mundo. La predicación del evangelio y el procurar que se salven las almas; todo lo pongo en sus manos de Vuestra Santidad y yo, postrado a sus pies santísimos, me ofrezco por ministro della, por ser el piloto mayor que fui aquellas partes y puedo guiar rosque hubieren de ir a ellas.
Y si Vuestra Santidad fía de mí, que pretendo acertar, y para esto busco los medios más ciertos, sírvase Vuestra Santidad de darme una exortatoria para los eclasiásticos de todo aquel mundo de allá, y que se envíe una religión sola y pobre y celosa del servicio de Dios, amparándola Vuestra Santidad como padre de todos y descubrimiento que ya consta ser de más de mil y quinientas leguas de tierras pobladas con innumerables hombres y al parecer de geógrafos y pilotos y como lo puedo mostrar; más de otras cinco mil por descubrir; y la reliquia de la cruz de Cristo y agnus deyes (sic) y las gracias pedidas en el memorial que a Vuestra Santidad presente, porque yo me quiero ir el sábado, que ha diecisiete meses que estoy en Roma, para sólo negociar en Roma, quedándome tanto por andar.
Sólo que Vuestra Santidad autorice esta causa y muestre su Voluntad y juntamente se ha de servir Vuestra Santidad de conceder indulgencia plenaria seis veces en el año al hospital de los Hermanos de Juan de Dios que ahora fundan en la ciudad de los Reyes, que todo favor merece gente que sólo profesa el servir pobres.