Comentario
MEMORIAL 25
Señor
El Capitán Pedro Fernández de Quirós: digo que para la población de las tierras que en nombre de V.M. he descubierto son necesarios mil hombres, que sean muchos casados y de todos oficios, porque hay mucho en que repartirlos y mucho con que sustentarlos y mucho en que acomodarlos. Y que se levanten en el Pirú, de que se seguirá en aquel Reyno un muy grande beneficio, así de presente como adelante.
Doce religiosos descalzos de la Orden de San Francisco que son doctos, con la potestad necesaria, vestuario y ornamento.
Seis hermanos de Juan de Dios para ocuparse en lo que profesan.
Un médico cirujano, barbero y medicinas. Y varios los que bastaren, artillería, mosquetes, arcabuces y otras armas, bastimentos y cantidad de rescate para los indios.
Una buena partida de hierro en plancha y de herramientas para fabricar, plantar, sembrar y para minas.
La costa de todo lo referido, y de lo demás que no digo, se puede hacer con quinientos mil ducados, gastados por una vez. Es de advertir que tierra a donde ya se ha visto oro, plata y perlas, especierías y otras cosas de valor, puede dar luego de retorno mucho más que lo gastado y quizás cuatro dellas, y que su bondad asegura que ha de sustentar a sí y a las Indias, en riquezas a España y que sin éstas hay tantas conveniencias como apunté en otros Memoriales.
Las cédulas de que V.M. me hiciere merced han de ser tan claras y tan fuertes que la voluntad de V.M. tenga en todo real efecto.
Lo que toca a mi persona sólo pido y suplico a V.M. lo que no puedo escusar para la autoridad de la causa.
Mucho quisiera serme posible poder mostrar aquí cuanto me duelo de la hacienda de V.M. y cuanto pretendo su mayor acrecentamiento y cuanto deseo se haga como se debe este grande servicio de Dios y de V.M. y redención de almas de las gentes de tan grande parte del mundo y sólo acuerdo cuánto pudo conmigo el amor que de ella me trajo a esta a ofrecerme a tantos nuevos peligros y trabajos bien experimentados de mí, siendo los mayores de todos sufrir y contentar a los hombres.
Suplico a V.M. cuanto le debo sea servido de hacerme merced mandar me sea luego dado mi despacho así y de la manera que la merece tan grande causa y mi tan buena voluntad y como a V.M. tanto le importa, para irme en los galeones que se parten en este mes o a la entrada de marzo, y si Dios se sirve de ayudarme como yo de su bondad fío, yo haré obras que V.M. entienda que tiene fiado de mí mucho menos de lo que yo deseo servir a V.M. ( ).