La doctrina católica también jugó un papel importante, no porque fuera un cauce más del Régimen ni difundiera sus ideas por connivencia política, sino porque la Iglesia contemplaba para la mujer la idea de una feminidad profunda, propia de su naturaleza, desarrollo integral de todas sus posibilidades como ser humano femenino, que iba mucho más allá de las posibles prácticas o asignaturas femeninas que conformaban una feminidad solamente impulsada desde fuera.
Fieles católicos reunidos para oir un discurso del Papa
La instauración de una educación específicamente femenina y diferenciada, como la que desde hace ya diez años defiende Hilary Clinton, fue entonces contemplada con miopía, sólo porque era distinta a la defendida por la República.
El programa de implantación en Estados Unidos los años en que esto se escribe, de un sistema de escuelas diferenciadas dentro de la educación pública, en barrios conflictivos de Nueva York y Chicago, ha arrojado resultados tan espectaculares que han llevado al presidente Obama a promover esa experiencia. Merecería la pena revisar algunos conceptos que se han dado tantas veces por válidos o inválidos, de manera totalmente acrítica. Este aspecto de la educación diferenciada que mantuvieron muchos colegios religiosos -no todos-, se mantiene en los colegios de élite de la liberal Inglaterra y se está reimplantando poco a poco en Suecia a la vista de la mejora del rendimiento escolar. Durante el Franquismo se vio sólo como algo católico por parte de sus detractores.