Comentario
Durante el siglo y medio transcurrido desde mediados de la centuria decimosexta y los comienzos de la decimoctava, se realizó la colonización europea en América. Hispanoamérica consolidó las estructuras sociales y económicas que le dieron personalidad, configuró sus regiones peculiares y vio surgir los primeros enfrentamientos entre criollos y peninsulares. Brasil adquirió igualmente sus características y amplió notablemente sus fronteras. Pero lo más singular fue, sin duda, la aparición de otras colonizaciones europeas, como la francesa, la inglesa y la holandesa, que marcaron la internacionalización del Continente y su completa dependencia del Viejo Mundo. Europa ensayó así su primer gran colonialismo extracontinental, con todas sus consecuencias de formación de mercados e imposiciones culturales: una fórmula que luego extenderá a otros continentes del mundo.
Las Indias españolas fueron organizadas mediante una curiosa administración centralizada y regional que defendió los intereses metropolitanos y satisfizo, en principio, los anhelos de la clase dirigente criolla, empeñada en conservarla. La sociedad, extraordinariamente compleja por la aparición de los grupos interétnicos, se vertebró igualmente en beneficio de la misma clase dirigente, que utilizó el trabajo obligatorio impuesto a indios y negros, siendo éstos más del 80% de la población. La economía se volcó a la extracción de metales preciosos para la metrópoli y el desarrollo de sus sectores agrario y ganadero. La Iglesia patronal realizó también su función de expandir el cristianismo y la cultura hispanizante se impuso como único modelo posible.