Época: Expans europea XVI
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1600

Antecedente:
Estado Pontificio



Comentario

El pontificado de Paulo III (1534-1549) marcó la transición hacia el período de la Contrarreforma, que tendría en la convocatoria del Concilio de Trento una de sus bazas fundamentales. A partir de esta magna asamblea de la jerarquía eclesiástica católica sería fácilmente perceptible el fortalecimiento de la Monarquía pontificia, aun contando con los lastres que se arrastraban desde los desarrollos de la Reforma. La fuerte personalidad de algunos Papas de la etapa contrarreformista, la afirmación de la autoridad del Papado frente a las actitudes desviacionistas y opositoras de algunos elementos del cardenalato, la reorganización de la Curia, su cierre de filas alrededor de la figura del ocupante del trono de San Pedro, el funcionamiento eficaz de las congregaciones, tribunales y servicios que formaban el entramado administrativo del Estado, las saneadas y prósperas finanzas de la hacienda papal, entre otras causas, contribuyeron en gran medida al renovado engrandecimiento del poder del Sumo Pontífice como príncipe temporal, gobernante de un amplio territorio extendido mayoritariamente por la Italia central.
No obstante, el carácter electivo de esta especial Monarquía seguía constituyendo un punto débil de la maquinaria política, como también lo era la corta duración de algunos Papados, lo que propiciaba las intrigas palaciegas, las disputas internas y las presiones exteriores cada vez que se planteaba una rápida sucesión en el cónclave correspondiente. Nada menos que 11 Papas ocuparon el solio pontificio durante la segunda mitad del siglo XVI. Los mandatos que superaron la decena de años fueron sólo dos, los de Gregorio XIII (1572-1585) y Clemente VIII (1592-1605); más frecuentes fueron los que duraron aproximadamente un lustro, año arriba, año abajo, a saber, los de Julio III (1550-1555), Pablo IV (1555-1559), Pío IV (1559-1565), Pío V (1566-1572) y Sixto V (1585-1590), repitiéndose también los reinados muy cortos, mejor se diría brevísimos, como los de Marcelo II (veintiún días en 1555), Urbano VII (trece días en 1590), Inocencio IX (un par de meses en 1591) y Gregorio XIV (1590-1591).