Comentario
El golpe de Estado de 2 de diciembre de 1851 significó la disolución de la Asamblea Nacional y el Consejo de Estado, a la vez que se restablecía el sufragio universal y se hacía la convocatoria de un plebiscito para aprobar la redacción de una nueva Constitución. La rápida ejecución del golpe, con la participación del ministro de la Guerra (general Saint-Arnoud), del de Interior (C. de Morny) y del prefecto de policía de París (Maupas) hizo casi imposible la resistencia, aunque la actitud más común fue la de los que observaron escépticamente los acontecimientos. "Esto -comentó A. de Tocqueville, con escaso sentido profético- tiene más el aire de una aventura que continúa que de un Gobierno que se funda". De todos modos, y por primera vez en la evolución política de la Francia, fueron algunas provincias, especialmente en las zonas rurales, las que trataron de resistirse inútilmente a la nueva situación. Según la interpretación de Rémond, el golpe de Estado, que había querido ser presentado como una defensa de los ideales democráticos en la capital, aparecía como puramente reaccionario en la Francia rural meridional.