Época: Imperios y unificaci
Inicio: Año 1858
Fin: Año 1864

Antecedente:
La unificación alemana

(C) Federico Lara Peinado y Joaquín Córdoba Zoilo



Comentario

Los primeros pasos de Bismarck en el Gobierno estuvieron encaminados a afirmar el poder del monarca frente a la amenaza representada por el Parlamento, aunque evitó un choque directo con la Asamblea que le atara las manos para conseguir los objetivos de su política exterior. Por eso retiró la propuesta de presupuesto para 1863 y prefirió entablar negociaciones secretas con los líderes liberales. Pero, a la vez, quiso dejar claro que las posibilidades de la unificación alemana pasaban por un Ejército y por un Estado fuertes. Las grandes cuestiones advirtió en su discurso de 30 de septiembre de 1862- no se decidían con discursos y votaciones, sino "con sangre y hierro". Bismarck pretendía manos libres para sacar adelante su política pero la insistencia de la Cámara en el control presupuestario, le llevó a prescindir de la misma, interpretando que la Constitución daba atribuciones al monarca para aprobar el presupuesto contando sólo con la Cámara alta, y resolver así el conflicto constitucional planteado. Se trataba, en realidad, de una simple solución de fuerza, que provocó fuertes críticas en los sectores liberales, pero que no consiguió desviar a Bismarck de sus objetivos marcados. De ahí que la ratificación de la mayoría de los liberales de izquierda en las elecciones de septiembre de 1864 no alterara profundamente la situación. Por otra parte, el respeto a la autoridad del Estado y el mantenimiento del principio del orden eran valores compartidos por muchos liberales nacionalistas. A medida que la política de Bismarck comenzara a dar sus primeros frutos, muchos de esos liberales terminarían adhiriéndose a las filas del ministro-presidente. Por otra parte, fuera de ciertos ambientes burgueses, la oposición al Gobierno era desdeñable. El mundo rural dependía notablemente de los terratenientes mientras que las primeras organizaciones obreras, no sólo no eran contrarias al Gobierno, sino que ponían en un Gobierno fuerte sus esperanzas de conseguir las metas que se habían propuesto. En enero de 1864 Bismarck se entrevistó con el líder socialista Lassalle, que buscaba el apoyo de un Estado fuerte para conseguir mejoras en las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Incluso en el Partido de Progreso, había algunos pensaban que era necesario sacrificar los principios de la libertad para hacer posible la unificación política. Había quienes pensaban que el desarrollo del nacionalismo pondría a Bismarck en la necesidad de contar con ellos, para asegurarse el apoyo popular. La realidad, sin embargo, resultó ser muy otra. Fue la política exterior de Bismarck la que contribuyó eficazmente al fortalecimiento del ministro-presidente en la dirección de la política prusiana.