Época: BronceFinal
Inicio: Año 1000 A. C.
Fin: Año 500 D.C.

Antecedente:
Europa Templada. Asentamientos



Comentario

En opinión de Wells, cinco son los hechos tecnológicos que afectan y definen lo agrario a partir del Bronce Final en la Europa templada.
*El arado. Aunque éste formó parte del complejo tecnológico del segundo milenio, parece que su generalización se produjo a partir del Bronce Final en dos tipos: el recto y el curvo, que nos muestran una cronología o funcionalidad distinta. Sí es destacable que el instrumento debió ser fabricado en madera.

*Las hoces en bronce. Es el único instrumental agrícola, junto al hacha para desbrozar, que se realizó de forma general en bronce; un depósito en Frankleben, Alemania, aportó hasta 230, aunque su hallazgo es muy amplio y cubre una banda que se extiende por Suiza y sur de Alemania.

*Los campos celtas. Es el nombre que se da a la demarcación y parcelación de tierras en el primer milenio con bancales de tierra, muros de piedra o empalizadas; aunque su uso se constata en el sur de Inglaterra en el tercer milenio, sin embargo, como en los casos anteriores, su generalización parece corresponder al primer milenio.

*La estabulación de invierno. De nuevo, como en los casos citados, se trata de una generalización más que de un descubrimiento, lo cierto es que la tradición del estabulado se reafirma conforme se consolida la casa rectangular, que permite distinguir un espacio dentro de la casa para la guarda de los animales.

*El silo y el granero. Su generalización se produjo seguramente en relación con factores como la estabulación de invierno o simplemente para el almacenaje de la cosecha; lo cierto es que su presencia se hace constante en los poblados, dando signos de nuevas estrategias agrarias.

A las generalizaciones señaladas, que implican en todos los casos una intensificación del modelo económico, se debe añadir una firme tendencia a la especialización como lo avala el gran desarrollo que en algunas áreas debió de tener el centeno, una especie más adaptable a condiciones de frío y humedad, en tanto que en otras áreas la espelta acabó por desplazar al trigo, y la cebada vestida a la desnuda.

Tampoco se escapa, en este marco de innovaciones, el fuerte desarrollo que a partir del año 1200 a.C. comienza a tener la explotación de la sal. Es a partir de este momento cuando se desarrollan los trabajos en la región de Halle, en Alemania, en Polonia o la explotación de las sales marinas en las costas francesa y del sur de Inglaterra, por no citar las minas de sal de los

Alpes de Hallsttat o las de Camp de Chateau en Francia oriental. El significativo aumento de la producción de sal está en directa relación con los problemas de conservación de la carne, y es por ello el factor paralelo al silo en la agricultura.

Intensificación y especialización agraria definen un tercer componente: la conservación del excedente, que va directamente ligada a una estrategia económica que tiene como fin el aumento de la producción. El modelo muestra hasta qué punto la tendencia expansiva de la economía agrícola, iniciada en el Neolítico, había tocado fondo. Pudieron ser razones antrópicas, por el constante mal uso de las tierras, lo que provocó que en algunas zonas aparecieran turberas, con el consiguiente encharcamiento del suelo y, aunque no está suficientemente demostrado, también pudo coincidir el momento con el desarrollo de otros factores naturales, que produjeron un clima más frío, al que se sumó a partir del siglo VIII a.C. un aumento de la humedad que pudo provocar, hacia la mitad del milenio, una subida del nivel del mar del Norte; el caso es que todo el modelo económico que se dibuja durante la fase analizada produjo un inusitado interés por el control de la tierra y seguramente por el ejercicio de la propiedad familiar sobre ella.

En el plano de la tecnología metalúrgica, hasta bien entrado el siglo VIII y sobre todo durante el VII a.C., no se hace patente el predominio de la tecnología del hierro, quizá porque como indica Champion, los herreros de la Europa templada no consiguieron dominar adecuadamente el temple del citado metal; el hecho es que hasta que este proceso terminó de consolidarse, los grandes avances se produjeron en el campo de la metalurgia del bronce, al menos a dos niveles; de una parte, en los avances conseguidos en la técnica de fundición, como que observa en el caso de las asas de los calderos o en las empuñaduras de las espadas y en la posibilidad de alargar las hojas de las mismas; de otra, en la introducción en la aleación de cobre y estaño de un porcentaje controlado de plomo, que facilitaba la fundición, si bien ocasionaba un producto menos resistente, pero que suponía un ahorro de las materias primas más complejas de obtener, como el cobre y fundamentalmente el estaño. Este último aspecto es coincidente con los hechos observados en otros horizontes de la información arqueológica, de ahí los escondrijos o depósitos de material de bronce inútil y que seguramente constituían fondos para ser fundidos, tal y como se constata en el cargamento de bronce documentado en dos pecios hundidos en la costa sur de Inglaterra. Todos los investigadores concluyen que la fase supuso, dados los avances en materia de fundición y de ampliación de los sectores que se surtían de bronces, como era el caso de la agricultura, un aumento significativo de la demanda de productos de lujo y de producción de este metal, como con posterioridad sucederá respecto al hierro.