Comentario
Una de las manifestaciones más patentes de la creciente urbanización latinoamericana y del ascenso social que la acompañaba, se podía observar en las universidades, que veían como el número de las matrículas se incrementaba de año en año. Muy pronto comenzaron a plantearse entre los estudiantes reivindicaciones de tipo gremial y político. La Revolución Mexicana y la Revolución Rusa se convirtieron en los dos referentes políticos e ideológicos más importantes de los movimientos estudiantiles que comenzaban a despuntar. Quizá sea el movimiento de Reforma Universitaria, iniciado en 1918 en la Universidad de Córdoba, en Argentina, una de sus manifestaciones más concretas. El movimiento se extendió muy rápidamente a otras ciudades argentinas y fue seguido posteriormente en numerosas universidades de los más diversos países latinoamericanos.
Las protestas estudiantiles comenzaron tras la clausura del internado de estudiantes del Hospital de Clínicas de Córdoba y se caracterizarían por las huelgas y los encierros en las facultades. En numerosas oportunidades las manifestaciones estudiantiles no eran bien recibidas por las autoridades, que más de una vez decidieron reprimirlas duramente. En algunos países los presos, los heridos y hasta los muertos se convirtieron en los mártires del movimiento estudiantil y de cierta oposición a los gobiernos establecidos. En seguida se redactó el Manifiesto a la Juventud Argentina del Cómite Pro-Reforma Universitaria en Córdoba y poco después se constituyó en Buenos Aires la Federación Universitaria Argentina. En los años siguientes se celebrarían Congresos de Estudiantes en todo el continente americano. En 1919 los estudiantes de la Universidad de San Marcos de Lima se solidarizaron con sus colegas argentinos y el movimiento reformista rápidamente se expandió por Perú. En 1920 encontramos distintas manifestaciones de descontento estudiantil en Chile, Uruguay y Colombia y posteriormente en Bolivia, Panamá y Cuba. La dictadura de Juan Vicente Gómez en Venezuela reprimió duramente los intentos de organización de los estudiantes universitarios.
Uno de los principales objetivos del movimiento reformista era acabar con el elitismo y la excesiva jerarquización de las universidades latinoamericanas, comenzando por el enorme poder corporativo de los catedráticos y continuando con las trabas que se ponían a los estudiantes que debían trabajar o contaban con escasos recursos para costear sus carreras. Entre las soluciones propuestas por el movimiento reformista a lo largo de los años encontramos la autonomía universitaria, la libertad de cátedra, la gratuidad de la enseñanza, el ingreso irrestricto y el cogobierno de estudiantes y egresados junto con el estamento docente. La reforma que buscaba la democratización de la vida universitaria, abrió las puertas de las casas de estudio a la política y los estudiantes se convirtieron en los portavoces de ciertos grupos sociales que hasta ese momento no se podían expresar públicamente. Buena parte de los principales líderes políticos e intelectuales que actuaron entre 1930 y 1960 hicieron sus primeras armas en el movimiento reformista. Este fue el caso de Gabriel del Mazo, Germán Arciniegas, Haya de la Torre, Carlos Quijano, Rómulo Betancourt o Juan Antonio Mella entre una larga lista.