Comentario
La posguerra, los años veinte, registraron también, y significativamente, una progresiva liberalización de costumbres y sobre todo, de la sexualidad. Ello se reflejó en la literatura (novelas de D. H. Lawrence), en el arte (el surrealismo), en el cine, que desde pronto comenzó la fabricación de "sex symbols", y también en la tolerancia de las clases altas y círculos intelectuales y artísticos hacia el adulterio y la homosexualidad, en el aumento de la tasa de divorcios y en las mismas modas femeninas. Así, en Gran Bretaña la media anual de divorcios pasó de 823 en 1910-12 a 3.619 en 1920-22. En Estados Unidos, en 1890 se divorciaban el 5 por 100 de los matrimonios; en 1930, el 18 por 100. Las mujeres empezaron a fumar en público y a frecuentar no acompañadas bares y lugares similares. Se generalizó el empleo de maquillajes faciales y de lápices de labios; las faldas se acortaron hasta la rodilla; la ropa interior femenina se simplificó y estilizó; los trajes de baño se redujeron de forma notable; el cuerpo pasó a ser objeto de atención especial para lograr su mantenimiento esbelto y bello. Médicos, higienistas, sexólogos y divulgadores científicos -y también pornógrafos- descubrieron la sexualidad femenina.