Época: Grecia Arcaica
Inicio: Año 700 A. C.
Fin: Año 500 D.C.

Antecedente:
Grecia Arcaica
Siguientes:
Esparta
Atenas



Comentario

La historia del siglo VI caracterizada por el predominio de unas relaciones conflictivas y variables entre Atenas y Esparta, ha llegado a plantear un problema historiográfico de difícil solución. En efecto, toda la atención conduce a considerar a estas dos ciudades como los protagonistas virtualmente únicos de la historia de Grecia. Pero no se trata sólo de un problema de atención y de hábito historiográfico, sino del resultado de la naturaleza de las fuentes que, a su vez, es el efecto de esa misma impresión. Todas ellas vienen a referirse principalmente a la historia de esas dos ciudades. Si para el siglo V, aunque de modo discutible, pudiera admitirse que su presencia hegemónica impone sus condiciones al conjunto de las ciudades griegas, que así quedarían encuadradas de modo globalizado bajo dicho protagonismo, mucho más complicado es admitirlo para la época arcaica, donde múltiples ciudades, metrópolis o colonias tuvieron un papel que desempeñar, de gran valor en el conjunto de Grecia y del Mediterráneo.
Por otra parte, ese protagonismo se viene a reducir en el fondo a la ciudad de Atenas. El peso de su producción cultural es tal que la imagen que se posee de Esparta está mayoritariamente mediatizada por la transmitida por los atenienses, para quienes Esparta fue rival de las guerras de los siglos V y IV, pero también modelo como sistema político digno de imitación para los sectores oligárquicos que en Atenas sólo veían los efectos perniciosos de la democracia.

Esparta fue, pues, la ciudad antagónica y el modelo invertido. Esa imagen se proyectaba hacia el pasado, hasta el punto de que en muchos casos se retrotraían los conflictos y rivalidades, hasta la época de los Heráclidas. De hecho, Esparta tendía a quedar recluida en el Peloponeso, salvo en las esporádicas intervenciones exteriores del siglo VI, cuando entre Atenas, frente a la tiranía, en el proceso conflictivo que a pesar de la intervención espartana llevó a la democracia. Este sería el extremo histórico y real de los antecedentes antagónicos que partirían de la época heroica. La rivalidad era consecuente con las diferencias políticas, entre oligarquía y democracia. Las realidades anteriores responden a circunstancias diferentes y es difícil hallar motivos de fricción real, pues tampoco las posibilidades expansivas de Atenas se dirigieron nunca hacia el Peloponeso.