Comentario
A finales del siglo V cae la dinastía Gupta y sus príncipes se ven obligados a refugiarse en las cortes orientales y meridionales de sus antiguos vasallos que todavía les son fieles: los Vakataka de Ajanta y los Pala de Bengala; mientras, y a lo largo de todo el siglo VI, la India del noroeste está siendo arrasada por los hunos heftalitas. De las cenizas surgirá a principios del siglo VII un nuevo caudillo que intentará reunificar el asolado imperio Gupta: el rey Harsha (606-647) de la dinastía Vardhana, cuya capital fue la gloriosa Kanauj (en Uttar Pradesh), visitada entonces por el peregrino chino Xuanzang, y disputada posteriormente por los Pala de Bengala y los Pratihara de Ujjain (en Madhya Pradesh), para ser finalmente conquistada en el siglo XI por los islámicos afganos acaudillados por Mahmud de Ghazhi.El intento unificador de Harsha Vardhana no tendrá éxito, y los restantes principados indios (Chalukya y Rashtrakuta del Dekkan, además de los ya mencionados) guerrearán incansablemente para extender sus dominios, hasta que en el siglo IX se definan cuatro principales dinastías y reinos: los Ganga en Orissa, los Chandella en Bundelkhand, los Pratihara en Rajputana y los Solanki en Gujarat. Cuatro poderosos reinos que acaban con la inestabilidad del período post-gupta, y que dan lugar a los más espléndidos estilos del arte hindú en el norte de India.Por otra parte, y como veremos al tratar el arte hindú del sur de la India, este caos político y cultural que caracteriza los siglos post-gupta (VI, VII y VIII) no afecta a las dinastías meridionales, que desde el siglo vi han consolidado su reino, y que no van a sufrir la invasión islámica.Artísticamente se debe tener mucho cuidado a la hora de aplicar el término unificador post-gupta a los diversos estilos que esclarecen esta etapa medieval de India, que sirve de puente entre el clasicismo gupta y el renacimiento hindú. Hay que tener en cuenta que, aunque la mayoría de estas dinastías son hindúes, rinden culto a diferentes divinidades, y que incluso alguna todavía sigue profesando el budismo, si bien en clara decadencia y plagado de cultos locales de diversa índole.Por lo tanto, entendemos que el arte sea post-gupta sólo en algún detalle ornamental o en alguna iconografía concreta destinada a Vishnu. Los escasos pero llamativos centros de interés artístico no adolecen de un manierismo gupta, sino que precisamente triunfan gracias a la fuerza que presenta cualquier estilo primerizo, arcaico pero innovador, tosco pero vigoroso.