Comentario
La orden de Hitler de paralizar la ofensiva era una mano tendida hacia Gran Bretaña para llegar a una paz de compromiso, pensando, ya, en el definitivo dominio terrestre de Europa con la URSS al fondo. Cuando el 24 de mayo los carros de combate de los generales Von Thoma y Heinz Guderian se encuentran a la vista de Dunkerque, llega la orden terminante de detener el avance del mismo cuartel general del Führer; y la razón esgrimida por éste es que no quiere ver atascados sus blindados en las marismas de Flandes...
Guderian , que manda tres divisiones acorazadas, y es un verdadero maestro de la nueva guerra relámpago, no puede creer que Hitler sea tan estúpido y considera que aquellas razones no son aceptables. La Luftwaffe es encargada de liquidar a las fuerzas aliadas cercadas, ya que Goering ha presionado para lograr un triunfo personal.
El mariscal Kesselring, entonces jefe de la flota aérea número 2, recordará años más tarde: "El comandante en jefe de la Luftwaffe tenía que saber que mis unidades, después de tres semanas de servicio interrumpido, no estaban en condiciones de rendir aquel nuevo esfuerzo, que a duras penas hubieran sido capaces de realizar unas fuerzas totalmente frescas y descansadas".
Más clarificadora todavía es la opinión de Gerd von Rundstedt, jefe del Grupo de Ejército A en la ofensiva del Oeste, según las confidencias recibidas del propio dictador: Hitler estaba seguro de que las operaciones en el Oeste "tendrían un rápido final". No quería que entre el Reich e Inglaterra surgiese lo irremediable, y esperaba que entre los dos países se pudiese restablecer un acuerdo. Creyendo que de este modo dejaba abierto un camino para las negociaciones de paz, dejó adrede que escapase el grueso del cuerpo expedicionario británico.
En ese mismo y decisivo día 24 de mayo de 1940, el Führer mantuvo una entrevista de alto nivel militar en el puesto de mando de Von Rundsted (Charleville), y un general del Estado Mayor de éste, Gunther Blumentritt, ha dejado para la posteridad el siguiente testimonio:"Hitler se encontraba de muy buen humor, reconoció que la marcha de las operaciones tenía algo de milagroso, y esperaba que la guerra habría concluido antes de seis semanas. Finalizada la campaña, concedería a Francia unas condiciones de paz muy moderadas y le sería posible entenderse con Gran Bretaña. A todos nos sorprendió el tono de sus palabras. El Führer dedicó los más calurosos elogios al Imperio Británico, que consideraba insustituible para el mantenimiento del orden mundial y para proseguir la obra civilizadora en los ámbitos alejados del orbe... Lo único que pediría a Gran Bretaña sería que admitiese la posición predominante de Alemania en el continente... Estaba incluso dispuesto a ofrecer a Inglaterra el apoyo de los ejércitos alemanes en caso de dificultad... Subrayó que la paz con los ingleses tenía que ser sobre unas bases que fuesen compatibles con el honor de Inglaterra".