Comentario
En Inglaterra, al contrario que en Italia, la arquitectura es plenamente gótica, y va a tener un sello muy personal. A pesar de que en su génesis inicial no hay que desechar el aporte francés, recordemos la presencia de Guillermo de Sens en Canterbury hacia 1174, lo vernáculo pronto se hace notar y ciertos elementos del mismo coro de Canterbury poco tienen que ver con el gótico del norte de Francia. Sin embargo, en este marco de intercambios artísticos, va a generarse una situación muy ambigua que oscilará desde el interés al rechazo en lo que respecta a la arquitectura francesa del norte.En el desarrollo de la arquitectura insular, se distinguen tres etapas distintas. A la primera se le denomina "early english", "decorated style" a la segunda y "perpendicular style" a la última, que queda ya fuera de los márgenes cronológicos que nos hemos impuesto. En el primer apartado se hallan integradas el conjunto de catedrales góticas inglesas más importantes: Canterbury, Wells, Salisbury, Lincoln o Westminster. En el segundo, Lincoln de nuevo y, en concreto, su Coro de los Angeles que se edifica según estas pautas, y Ely. Estas denominaciones responden a los cambios que van a operarse en la arquitectura inglesa desde su etapa inicial dentro del gótico, mucho más sobria que las posteriores, pero ya con ciertos rasgos autóctonos como el gusto por el contraste cromático que genera el uso del mármol negro de Purbeck. En el "decorated", por el contrario, es patente una mayor preocupación por lo ornamental, sea figurativo o se trate de las columnillas que se concentran alrededor de los pilares o de las molduras.En realidad, un edificio inglés tiene muy poco en común con los que se levantan contemporáneamente en el continente. En planta destaca su plano extraordinariamente alargado, la presencia de dos torres a ambos extremos de la fachada, pero en este caso y a diferencia del sistema francés, en este caso separadas de la estructura; en el interior, llama la atención la existencia de dos transeptos, de los cuales, el segundo, acostumbra a ser más corto. La zona del coro está muy desarrollada, mientras que, por el contrario, la cabecera no incluye un gran ábside con girola sino una capilla poligonal y, en ejemplos más avanzados, plana. Contrasta finalmente la anchura de la nave central con respecto a las laterales.En el exterior, en un genuino edificio inglés prevalece la horizontalidad por encima de la verticalidad (Wells), a pesar de la presencia de las dos torres a ambos extremos de la fachada, o de la que se emplaza sobre la intersección de la nave central con el primer transepto.Al penetrar en su interior, es muy manifiesto su formato alargado y evidente la distinta concepción espacial respecto a los edificios continentales. Ciertamente, no se da, como es usual en otras zonas, un desarrollo de la fábrica en profundidad desde la entrada hasta la capilla situada al fondo. Sí lo hay, por el contrario, desde la fachada principal hasta el coro. Como consecuencia, la totalidad del espacio interno se subordina al primer crucero que es aquí un ámbito capital desde el plano litúrgico.Por la estructuración de los soportes y por los gruesos muros laterales, estos edificios que presentan contrafuertes, no requieren, en cambio, arbotantes. Este hecho contribuye a aumentar la sensación de solidez y pesadez del exterior de estas fábricas. Tampoco en esta zona, salvo algún ejemplo puntual, es factible buscar muchas analogías con lo que por la misma época ocurre en Francia. En el exterior la escultura no es muy abundante y las puertas de entrada a los edificios, que ya por sus dimensiones destacan poco en el conjunto, adolecen de una sorprendente austeridad. Evidentemente, Salisbury, uno de los edificios más entroncados con lo francés, no responde en absoluto a estos caracteres. Su fachada occidental, aunque inglesa, está inspirada directamente por modelos de la Ile-de-France. Las galerías de esculturas superpuestas o incluso el desarrollo del gablete sobre la puerta principal y las laterales..., todo hace pensar en la acomodación de un tipo de fachada foráneo. Tampoco el hastial occidental de Wells está exento de escultura.En el interior, el tratamiento ornamental es muy distinto. Desde los edificios más antiguos, se recurre al mármol negro de Purbeck, para crear contrastes cromáticos. Las columnillas adosadas a los pilares con sus capiteles se tallan en este material; en las ventanas del ándito también se labran con él impostas y molduras. Este acabado tan opulento alcanza con el denominado "decorated style" sus cotas máximas. No debe olvidarse tampoco, que si bien en los exteriores ingleses la escultura está muy poco representada, en el interior, en cambio, en esta etapa más evolucionada de la arquitectura complementa en su función a los mármoles negros.Inglaterra acaba gestando una arquitectura propia durante el gótico, y su éxito justifica la pervivencia de esta fórmula más allá de los límites naturales. La vigencia del gótico en la isla, incontestable como estilo nacional, es obvia.Hemos visto hasta ahora qué particularidades definen a estos edificios. Sin embargo, existen otras creaciones quizá incluso más relevantes en las que vamos a detenemos antes de concluir. Muchos de los conjuntos monumentales ingleses fueron centro de vida comunitaria y ello explica la presencia de claustros y otras dependencias usuales. La sala de reunión del Capítulo se resuelve soberbiamente en Westminster. Acabada en 1253, el tratamiento espacial es común a otras (Lincoln, por ejemplo). Se trata de una construcción de planta centralizada, con un pilar central del que arrancan los nervios que configuran una magnífica bóveda en forma de palmera.