Época: GriegosPersas
Inicio: Año 500 A. C.
Fin: Año 400 D.C.

Antecedente:
Causas y antecedentes



Comentario

Las circunstancias por las que atraviesa el imperio persa produjeron reacciones contrapuestas entre los griegos, de acuerdo con las distintas formas políticas que en las ciudades existían. Algunas de ellas iniciaron una rebelión, que el poder persa aplastó con facilidad. Sin embargo, los problemas internos parecen haberse trasladado a la periferia y manifestarse en la acción de Otanes, que fomenta las democracias entre los griegos, el mismo que había defendido la democracia en el debate político de los tres persas que, según Heródoto, se plantea en el momento de la restauración. De todos modos, la actuación persa adquiere aspectos divergentes, pues resulta igualmente defensora de la democracia y de la tiranía, de acuerdo con circunstancias específicas que, a veces, más que a lo que el protagonista persa pensara de la política, podía responder a la oportunidad de la coyuntura concreta, orientada con ánimo de consolidar el poder imperial.
Para los persas se hizo especialmente importante controlar los estrechos en el paso de Asia a Europa. En el Quersoneso se había establecido como tirano, con el apoyo de los Pisistrátidas, Milcíades, ateniense del genos de los Filaidas, que había instaurado una especie de estado con la agrupación de las aldeas locales de los doloncos. En el momento de su expulsión, los Pisistrátidas todavía controlaban en la Tróade el asentamiento de Sigeo. Todo favorecía una política de colaboración, que después se reconocerá por los persas en la protección a Hipias fugitivo, cuando, en cambio, Milcíades había abandonado la alianza con los Pisistrátidas.

En Mileto, la tiranía sufre coincidentemente una modificación significativa cuando se produce la sucesión en la persona de Histieo, al tiempo que impone sus condiciones el poderío persa. El tirano se convierte en una especie de rehén, encargado de proporcionar ejércitos mercenarios que colaboren en las conquistas persas. Se conoce su colaboración en la expedición contra los escitas, en el plano militar y en el de los consejos, como el del desmantelamiento del puente para evitar la persecución de los enemigos. Luego se convertiría en consejero de la corte. La situación se acercaba a la del prisionero, debido probablemente a las intrigas y celos interiores en la corte del rey. Su sobrino y yerno Aristágoras vio la oportunidad de reforzar su poder en Mileto apoyando a los oligarcas de Naxos, a los que los persas querían situar frente a los demócratas que habían sustituido al tirano Lígdamis, instalado gracias al apoyo pisistrátida, a cuya tiranía había igualmente colaborado él. El fracaso del intento debió de influir en los acontecimientos posteriores.