Época: Arquitectura
Inicio: Año 1300
Fin: Año 1400

Antecedente:
La arquitectura del Gótico Tardío en la Península Ibérica

(C) Joaquín Yarza Luaces



Comentario

En la Corona de Castilla, el final del siglo XIV fue poco brillante, como consecuencia de la revuelta situación que se vivió incluso después de terminado el conflicto entre Pedro el Cruel y su hermanastro Enrique. Aunque la corte de Juan II fue brillante en las letras y en la música, la debilidad de la monarquía y los enfrentamientos entre Alvaro de Luna y la nobleza tampoco favorecieron un programa constructivo de mucho alcance. A pesar de ello, hay que recordar que el comienzo de la recuperación tiene que ver mucho con Alvaro de Luna. El hizo construir su palacio de Escalona, desgraciadamente en ruinas, que era suntuoso y en el que se combinaba el gótico occidental con los adornos mudéjares. Pero también pudo tener algo que ver, personalmente o a través de tercera persona, con la llegada de Hanequín de Bruselas y su importante equipo.
Antes de 1448 está Hanequín en Toledo. La capilla de Alvaro de Luna se abre en la cabecera de la catedral de Toledo. Al margen de que para ello quebró la unidad de la antigua girola del siglo XIII, es un magnífico polígono en base que se alza doblando sus lados en altura, mientras los muros se organizan en distintos niveles y en vanos y zonas macizas se despliegan tracerías flamígeras de dinámica elegancia. Después, todo el equipo bajo la misma dirección trabaja en la Puerta de los Leones, lateral sur de la catedral.

A partir de este momento, Toledo se convierte en uno de los grandes focos de la arquitectura peninsular. Juan Guas será el más importante arquitecto. En San Juan de los Reyes crea un gran complejo de líneas esenciales relativamente sencillas, aunque en ciertas partes incluya bizarrías tales como arcos en esviaje. Los volúmenes se cubren con una espesa decoración en la que tiene mucho que ver un destacado grupo de escultores. El monasterio debía tener una iglesia que, además de festejar el triunfo militar de los Reyes Católicos, sería su lugar de enterramiento, aunque más adelante estos propósitos se modificaran. Juan Guas trabajará en el palacio de los Duques del Infantado, capricho florido, donde la incorporación de motivos decorativos de raíz islámica reafirma el asumido hispanismo mudejarizante del arquitecto.

En Burgos, las cosas habían seguido otros caminos con resultados parejos. Allí fue el obispo Alonso de Cartagena quien trajo a Hans o Juan de Colonia, que se encargará de transformar la fachada tan francesa del siglo XIII de la catedral en algo distinto, con las dos famosas agujas caladas culminadas en estatuas que luego habrá que apear.

Otras obras del mismo arquitecto se vinieron abajo, como aquel cimborrio sobre el crucero que produjo el asombro de algún culto viajero. De nuevo son las generaciones segundas las que se hispanizan, siendo éste el caso de Simón de Colonia. Velasco y Mendoza le encargan una capilla funeraria de ubicación, forma y sentido similar a la toledana anterior, a la que supera en ciertos aspectos. También en este momento trabaja con un nutrido grupo de buenos escultores que tanto ayudan en las labores ornamentales, como en aquellas imágenes sacras o profanas relacionadas con las ostentosas armas de las familias que el proyecto requiere. Seguramente la bóveda estrellada con el calado central es la parte más llamativa, aunque pudiera ser que la primera de este tipo hubiera estado en el cimborrio de su padre.

En distintos lugares de Burgos, y a veces en relación con Simón, se realizan un cierto tipo de ornamentadas fachadas, calificadas de estandarte o tapiz, colgadas a una cierta altura del suelo y cubiertas por compleja tracería y ornamento. La de San Pablo de Valladolid se atribuye a Simón de Colonia, siquiera sea el proyecto original luego modificado. La de San Gregorio, mejor compuesta, a Gil de Silóe, el escultor. Tal vez existió una similar en Burgos en alguna de las grandes iglesias que hoy han desaparecido. En la provincia, un ejemplo singular, cuyo diseño ha. sido atribuido con dudas al mismo Simón, es la gran portada sur de Santa María de Aranda.

En la zona del reino de León la actividad es menos importante. Tal vez habría que recordar a la familia de los Badajoz que se adentran bastante en el renacimiento. La biblioteca de la catedral es un espacio limpio de gran dignidad. Pero si se buscan obras de más fuste hay que volver la mirada hacia varias empresas poco creíbles: las últimas grandes catedrales.

La primera y mayor es la de Sevilla. La conquista del siglo XIII no trajo consigo una actividad constructiva grande. Muchos edificios islámicos fueron reaprovechados, comenzando por los alcázares sevillanos que usaron como residencia los reyes. Las grandes mezquitas mayores de Córdoba y Sevilla se convirtieron en catedrales. Pero hay que esperar a fines del siglo XIV para que en la segunda ciudad se decidan a derribar la gran construcción almohade (al menos el haram o sala de oración). La obra se concibió de unas dimensiones y con una complejidad que no se pudo terminar hasta el siglo XVI, sobre todo en cubiertas, lo que quiere decir que por allí pasaron diversos arquitectos. En Salamanca, entonces muy notable centro universitario y religioso, la catedral románica se consideró insuficiente, y sin derribarse, se comenzó ya en los tiempos del renacimiento una imponente catedral gótica. Otro tanto ocurre en Segovia en cuanto a fechas y empeño. Pero esta ciudad, además, vio levantar fuera de los muros algunas obras notables como el convento de Santa Cruz o el monasterio del Parral.

El paso de siglo no significó la desaparición de los recuerdos del último gótico en ninguna zona peninsular. Tal vez en el reino de Granada las cosas ocurrieron de otro modo y, como excepción, debido a la conquista tardía (1492).

En Portugal las grandes construcciones son escasas hasta llegar a Batalha. El monasterio fue fundación real. Las obras no se detuvieron desde su inicio hasta bien avanzado el siglo XVI. Por ello se encuentran huellas importantes del último gótico, la influencia inglesa del perpendicular a partir de la intervención del arquitecto Ouguete y manifestaciones destacadas del espléndido manuelino del siglo XVI.