Comentario
Su otra gran empresa al servicio de los Gonzaga fue la serie de los Triunfos de César. Monumentales no sólo por su tamaño sino por su concepción, en las distintas escenas aparecen distintos momentos de una gran entrada triunfal, como si fueran visiones sucesivas de un gran cortejo. El punto de vista próximo acerca lo representado de tal forma a los ojos del espectador que lo convierte casi en partícipe de la historia. Fueron nueve grandes lienzos y, a ese respecto, cabe recordar ahora que la obra sobre lienzo más antigua que se conserva en Italia es una de Mantegna del año 1454 y que su uso en el caso de Mantegna se explica normalmente por los contactos con la pintura veneciana, que es donde primero comenzó a utilizarse ese tipo de soporte. Mientras estaba realizando los Triunfos hizo un viaje a Roma -se sabe que el Papa le pareció muy poco generoso en comparación con los Gonzaga- pero sus fuentes fueron sobre todo fuentes literarias de la Antigüedad, además de la obra "De Re Militari", de Valturio, que se había publicado en Verona en 1472. La imagen de los triunfos imperiales de la antigua Roma, tal como aparece en estos lienzos, sirvió de modelo a entradas reales por toda Europa y el éxito de esta obra llevó aparejado el éxito de su mecenas. No sólo influyeron en Rubens y en otros pintores, sino que el rey de Inglaterra Carlos I, que fue un entendido coleccionista de pintura, los compró en 1629.
En recompensa a estas dos grandes obras, el marqués Francesco Gonzaga le regaló una propiedad en 1492. Con la mujer de Francesco, Isabella D'Este, compartió la pasión por el coleccionismo y por la Antigüedad, y algunas de sus obras de tema mitológico fueron encargadas por ella y por su esposo para el Studiolo del palacio.
El nombre de Mantegna, al igual que el de sus mecenas, pasó a la posteridad y fue citado entre los grandes por Ariosto en el "Orlando Furioso" y por Castiglione en "El Cortesano". Su pintura fue un instrumento que los Gonzaga utilizaron (al igual que lo hicieron con otras artes) para pasar a la historia, pero lo que hoy asombra todavía no es la historia que sus imágenes contribuyen a crear, sino la fuerza y la calidad de una obra fascinante.