Época: Cd8-2
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1600

Antecedente:
Francia

(C) Diego Suárez Quevedo



Comentario

Corresponde a la agitada etapa de la historia de Francia comprendida entre 1559, fecha de la muerte de Enrique II, y la Paz de Vervins (1598), que supone el definitivo asentamiento de Enrique IV en el trono francés y el fin de los conflictos. Comprende los reinados de los tres hijos de Enrique II: Francisco II (1559-1560), Carlos IX (1560-1574) y Enrique III (1574-1589) -los denominados usualmente últimos Valois-, y los inicios del reinado del primer Borbón, Enrique IV (1589-1610).
Lo que aparentemente era una lucha entre católicos y calvinistas, fue además un auténtico conflicto social, donde la aristocracia tomó partido para tratar de recuperar privilegios perdidos, y lo propio hicieron las instituciones cívicas que, por su parte, esperaban lograr antiguas libertades abolidas. En un primer momento, aristocracia y ciudades colaboraron en su enfrentamiento a la Corona, decididamente católica, hasta que las últimas se percataron de que tendrían más que perder con sus aliados, que insertas en el centralismo construido por Francisco I y Enrique II.

A pesar de la agitación casi constante, la corte de los últimos Valois continuó siendo un activo centro cultural donde, sobre todo con Enrique III, las ideas de preciosismo y sofisticación, así como la predilección por lo ingenioso y complejo, son aplicables tanto a la literatura de un Philippe Desportes como a la pintura de un Antoine Caron, plenamente representativos de la época, como expresiones de las formas más avanzadas y alambicadas del Manierismo cortesano.

El panorama arquitectónico aparece dominado por las figuras de Jean Bullant (1520/25-1578) y Jacques Androuet du Cerceau el Viejo (hacia 1520-hacia 1584), totalmente diferentes si no antitéticos, tanto en su concepción del clasicismo como en lo que les interesa prioritariamente de éste, así como en las licencias y heterodoxias adoptadas.

El propio Bullant, en el prólogo de su "Reigle genérale", nos da cuenta de su estancia en Roma, probablemente hacia 1540-1545, donde estudió y tomó apuntes de edificios de la Antigüedad, que luego utilizó para los detalles de su propia producción. Lo fundamental de ésta, tanto teórica como práctica, aparece asociada al condestable de Montmorency y a su mecenazgo; así sucede con sus dos tratados publicados, dedicados respectivamente al condestable y a su hijo: "Petit Traicté de Géometrie et d'Horologiographie" (escrito en 1561 y publicado en 1564) y "Reigle générale d'Architecture des cinqs maniéres de colonnes" (privilegio de 1563).

Tres obras son claves en la producción práctica de Bullant, que morfológicamente anuncian muchas de las soluciones arquitectónicas del grand siécle francés, y realizadas asimismo para Montmorency: lo correspondiente del castillo de Ecouen (Seine-et-Oise), el puente y galería del castillo de Fére-en-Tardenois (Aisne) y el Petit Cháteau de Chantilly. Al castillo de Chenonceaux, en 1576, ya obtenido por Catalina de Medici tras obligada cesión de Diana de Poitiers, Bullant añade una galería al puente que De l'Orme construyera sobre el río Cher.

En el castillo de Ecouen, Bullant interviene en la realización de las alas Norte y Sur. Interesa destacar la desaparecida entrada a la primera (hacia 1555-1560), que conocemos por el correspondiente grabado de du Cerceau, y el pabellón agregado al ala meridional (hacia 1560). La entrada citada es una variante del frontispicio de Anet de Philibert de l' Orme, aquí con el cuerpo central también rematado por un medio punto, siendo el ático casi un pretexto para colocar la estatua ecuestre del condestable. Más interesante es, sin duda, el señalado pabellón de Ecouen, donde Bullant pone bien a las claras su interés por las formas grandiosas del clasicismo, que combina con un acabado perfecto de detalles y elementos decorativos.

Aprovechó muy bien las posibilidades que el terreno le brindaba en el castillo de Fére, para desplegar su afición a la gran escala; aquí, hacia 1552-1562, realizó una galería sobre un puente que, salvando un profundo valle, se asienta sobre enormes pilares entre los que saltan, a modo de acueducto romano, una serie de arcadas de medio punto.

El Petit Cháteau de Chantilly data seguramente de 1560; aquí, como en el pabellón de Ecouen, es un orden único, pero no abarca completamente las dos plantas del edificio. Establece una continuidad en el desarrollo vertical de los vanos de ambos pisos, para lo cual las ventanas superiores, rompiendo el entablamento, se unen a las inferiores. Se crea así una extraña tensión entre las dobles columnas y las ventanas superpuestas, ajena a la estructura del edificio, compuesto por dos plantas iguales. Este modo de conectar vanos obedece, al parecer, a tradiciones de la arquitectura gótica de castillos, donde ventanas y buhardas formaban paneles verticales.

Jacques Androuet du Cerceau el Viejo es el primer miembro de una verdadera dinastía de arquitectos y decoradores franceses, activos hasta fines del siglo XVII. Incluso durante su vida fue conocido más por sus grabados que como arquitecto en ejercicio, y en la actualidad nada se conserva de lo que nos consta que construyera. Resulta una fuente fundamental para el arte francés, siendo su obra un importante repertorio tanto de plantas y alzados de edificios, como de todo tipo de decoración arquitectónica y para mobiliario. Sus diseños muestran una gran fantasía e imaginación, inspirados en fuentes italianas; en Roma estuvo, al parecer, entre 1538 y 1544.

En el "Livre d'Architecture", publicado en 1559, se ocupa del diseño de viviendas urbanas, tema apenas tratado hasta entonces, salvo en el Libro Sexto de Serlio, no publicado pero que du Cerceau debía conocer, y del que parece haber tomado muchas ideas. El appartement, aparecido en Chambord, es la célula básica en la estructuración y distribución de estancias. Sus residencias urbanas suelen constar de un "corps-de-logis" flanqueado por pabellones y precedido de un patio cerrado, disposición relacionada, también, con la Grande Ferrare de Serlio.

Su producción de más empeño, que debió ocuparle los últimos años de su vida, son los dos volúmenes de "Les plus excellents bastiments de France", publicados en 1576 y 1579. Mientras preparaba estas publicaciones, diseñó los castillos de Verneuil (comenzado en 1568) y de Charleval (empezado hacia 1570), pero que no acabaron de construirse.

Charleval es acaso su obra más interesante, y muestra que su autor es, antes que arquitecto, un consumado decorador. Sus heterodoxias respecto al clasicismo, inciden también en la línea decorativista, fragmentando los elementos arquitectónicos menores y recubriendo grandes superficies del edificio con una ornamentación descontrolada. Entablamentos interrumpidos gratuitamente por nichos o ventanas, frontones partidos de diversos modos, volutas retorcidas, etc., pero no hay que olvidar que estamos ante una obra gráfica, que permite una mayor libertad y fantasía en su ejecución, sin que tengamos constancia de cómo fue llevada a la práctica.