Comentario
Los dos artífices principales que laboran en torno a mediados del siglo XVI son, sin duda, Pierre Bontemps (1505/10-1568) y, sobre todo, Jean Goujon (hacia 1510-1568).
Notable escultor, según Blunt, "maestro en la decoración más que en la escultura monumental", hallamos a Bontemps en Fontainebleau trabajando a las órdenes de Il Primaticcio en 1536 y, a partir de 1540, fue encargado de fundir en bronce los moldes traídos por aquél de Roma. A partir de 1547 colabora con Philibert de l'Orme en la realización del sepulcro de Francisco I (St. Denis) que, formal, estructural y tipológicamente, supone la superación del de Luis XII; aquí desarrolló Bontemps una importante actividad en la ejecución de las figuras de bulto redondo y todo tipo de relieves, en ambos casos con notorios logros clasicistas, así como en el empleo de mármoles de colores asociados a la decoración arquitectónica, de indudable efecto.
Intimamente ligado a Lescot, la producción de Jean Goujon representa la plena asunción de los presupuestos clasicistas, pero que incluye asimismo aspectos manieristas seducido por la escultura desarrollada en Fontainebleau -tanto Rosso-II Primaticcio como sugerencias de Cellini-.
Los relieves del patio del Hótel Carnavalet (iniciado en 1546) denotan formalmente ese clasicismo aludido, en el volumen, grandiosidad y tratamiento de paños plasmados en las figuras. En cambio, en los relieves de la Fuente de los Inocentes (1547-1549), ya podemos captar detalles manieristas en el alargamiento del canon de las figuras que, en un forzado contrapposto, tienden a la línea serpentinata y en el grafismo virtuosista del tratamiento de paños.
Su intervención en el Cour Carrée del Louvre (iniciado en 1546) debe datarse, al parecer, en el período 1549-1553; el grafismo virtuosista señalado orienta también aquí su labor decorativa. Más importante fue la decoración que acometiera en la Salle de la planta baja del ala lescotiana del Louvre, para la que realizó la célebre tribuna sostenida por cariátides, las cuales, a un alto valor decorativo, aúnan su clasicismo literario al ser, de manera literal, la plasmación de las descripciones de Vitruvio al efecto.
La Diana de Anet (anterior a 1554), mucho tiempo atribuida a Goujon, es quizá la pieza más representativa de la escultura de bulto redondo -pensada para su visión exenta-, en la Francia de mediados de siglo, en relación con el arte de Fontainebleau, más apreciable en detalles que en su rotundo clasicismo de conjunto.