Comentario
Al comenzar la ofensiva alemana en el sector de Kursk, en Moscú se desató una gran tensión e incluso un sentimiento de miedo. La noticia del ataque apareció en un largo artículo de "Estrella Roja", un artículo lleno de retórica y de nacionalismo: "Nuestros padres y nuestros antepasados hicieron muchos sacrificios para salvar a Rusia, su Patria. Nuestro pueblo no olvidará nunca Minin y Pozarskij, Suvorov y Kutuzov y los partisanos de 1812. Nos sentimos orgullosos de que la sangre de nuestros antepasados corra por nuestras venas y seremos dignos de ellos...".
La batalla que se libraba en Turgenev era sin duda importante: de su éxito dependían muchas cosas. Desde el primer día aparecieron con claridad dos hechos importantes: los alemanes habían comprometido fuerzas enormes en la batalla y estaban sufriendo pérdidas sin precedentes. El comunicado del primer día decía: "Desde la mañana nuestras tropas sostienen obstinados combates contra las grandes fuerzas enemigas de infantería y carros que avanzan en los sectores de Orel, Kursk y Bielgorod. Las fuerzas enemigas cuentan con el apoyo de gran cantidad de aviones. Todos los ataques han sido contestados con enormes perdidas para el enemigo; sólo en algún punto, pequeñas unidades alemanas han conseguido penetrar ligeramente en nuestras líneas de defensa. Los primeros informes indican que nuestras tropas (...) han inmovilizado y destruido 586 carros enemigos (...) 203 aviones enemigos han sido abatidos. Los combates continúan". Aquellos 586 carros fueron lo que más les impresionó: nunca se había visto nada igual en un solo día.