Época: Barroco6
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1700

Antecedente:
Las artes suntuarias y su contribución a la decoración

(C) Jesús Cantera Montenegro



Comentario

Hasta el reinado de Enrique IV las alfombras se habían venido importando tradicionalmente de Oriente. Pero con la llegada de este rey, se pretendió que se fabricaran en la propia Francia, favoreciendo así la industrialización de la nación y evitando los gastos en el extranjero. Para ello el monarca instaló en el Louvre al tapicero Pierre Dupont, que llegó a formar escuela y cuyos descendientes dirigieron el taller hasta el año 1672.Sin embargo, la más importante manufactura de alfombras fue la de la Savonnerie, fundada por el rey Luis XIII en 1627 en una antigua fábrica de jabón (savonnerie) sita en la colina de Chaillot, que en aquel entonces quedaba en las afueras de París. En la dirección del taller, que prolongó sus días hasta el año 1826 en que fue integrado en los Gobelinos, colocó el monarca a la familia de tapiceros Lourdet. De entre las piezas más destacadas salidas de esta fábrica cabría citar la alfombra de la Galería de Apolo del Louvre, confeccionada durante el reinado de Luis XIV.En general, durante el siglo XVII el mueble francés experimentó una transformación que le hizo evolucionar hacia un tipo de mueble absolutamente de aparato, adaptado al modo de vida de la Corona, aunque paulatinamente también tenderá a adoptar unas formas que favorezcan la comodidad, aspecto que será característico del siglo XVIII.Todo esto hizo que a la par que los cambios estructurales y decorativos, surgieran nuevos tipos de muebles que se adecuaban a las nuevas necesidades, determinando ello que el siglo XVII se haya convertido en uno de los momentos culminantes de la historia del mueble francés.Durante el tránsito del Renacimiento al Barroco, la evolución consistió más en transformaciones en la ornamentación que en la estructura, tendiendo hacia una mayor sobriedad frente al recargamiento que había invadido el mobiliario del último renacimiento. La decoración se reducirá entonces a torneados, especialmente en las patas y en los travesaños, así como en los montantes de los armarios y cabinets.Poco a poco, el mobiliario fue adecuándose a la nueva situación, y así tendió por un lado a hacerse un mueble de Corte caracterizado por atenerse al aparato de ésta, por lo que normalmente era incómodo y destinado a decorar los salones y a exaltar un estricto protocolo. Por otra parte, la rica burguesía que trataba de imitar la Corte buscó un tipo de mobiliario semejante al de ésta, pero más confortable en su ansia por un modo de vida más cómodo y sin tanta rigidez de etiqueta.Pero también hay novedades importantes en la técnica de los muebles y en su decoración. En primer lugar, está la llegada a Francia de la ebanistería, al parecer en los comienzos del siglo XVII, atribuyéndose a Jean Macé, originario de Blois, la introducción de esta técnica en la corte de María de Médicis tras un largo aprendizaje en Holanda. Hay que señalar que en la época se distinguió claramente entre los menuisiers o simples carpinteros y los menuisiers en ébène o ébénistes que se caracterizaron por el empleo de la técnica del chapeado en sustitución de la tradicional de madera maciza.Esta técnica del chapeado fue la principal novedad técnica del mueble en esta época y consistía fundamentalmente en el recubrimiento de los muebles con hojas de madera noble, especialmente ébano, muy difundido entonces merced a la política colonial. Así, sobre un armazón de maderas más sencillas se aplicaban esas hojas de maderas ricas que conferían una mayor riqueza a los muebles con un coste menor que si todo él fuese de maderas exóticas.Igualmente tuvieron un puesto privilegiado en el terreno de la decoración de los muebles las técnicas de la taracea y la aplicación de adornos de bronce, en las que destacó de una manera especial la familia Boulle a la que pertenecieron los más importantes ebanistas del reinado de Luis XIV. El fundador de la dinastía fue Pierre Boulle (1580-1635), aunque su más destacado representante fue el hijo de éste, André-Charles Boulle (1642-1732), que, a su vez, vio continuada su labor a través de sus hijos. Fabricaron ellos muebles de gran fortaleza constructiva y rica decoración de taracea en la que emplearon maderas de distintos tonos, concha de carey o nácar, así como aplicaciones de placas de bronce que dieron al mobiliario por ellos realizado una elegancia y riqueza totalmente dignas de la Corte del Rey Sol. La obra maestra de André Charles fue el mobiliario de las habitaciones del Gran Delfín en Versalles, de las que Luis XIV se mostró siempre tan encantado que lo mostraba a príncipes y embajadores extranjeros, con lo que contribuyó a la difusión de este tipo de mobiliario por el resto de Europa.De igual manera fue fundamental en el desarrollo del mueble de estilo Luis XIV la fundación por Colbert en 1667 de la Manufacture Royale, des Meubles de la Couronne en el conjunto de los Gobelinos, ya que unificó los criterios y determinó el tipo de mobiliario, contribuyendo decididamente a afianzar otro de los rasgos propios de la decoración de la época, como es el de la unidad estilística entre los distintos elementos que componen el ambiente de cada habitación.Entre los muebles del siglo XVII ocupa un lugar singular el cabinet, cuya tipología se había desarrollado ampliamente durante el Renacimiento, pero que ahora adquiría un nuevo auge. Fundamentalmente, su estructura consiste en un pequeño armario con numerosos compartimentos o cajones que se cierra con dos puertas, reposando este cuerpo sobre una mesa con columnas o pilastras, coronada por una amplia faja. Importante en ellos fue la decoración, consistente por lo general en la talla grabada en cada una de las portezuelas de un motivo figurativo de tipo religioso o mitológico, así como formas geométricas o vegetales por el resto del conjunto, siendo raros los casos en los que se añadieron figurillas.Pero este mueble, cuyo destino era el de guardar papeles, joyas u otros objetos valiosos, tuvo su momento álgido durante la época de la Regencia de Ana de Austria, cayendo en decadencia en la época de Luis XIV, en la que sus funciones fueron realizadas por otros tipos de muebles más especializados.El armario se convierte en un mueble de gran desarrollo que sustituye al tradicional arcón renacentista y que pronto se hace un mueble esencial en todas las viviendas de la nobleza y de la burguesía. En los comienzos del siglo se estructuraba mediante dos cuerpos, de los que el superior era prácticamente un cabinet y el inferior, el cierre de la parte baja de éste mediante dos portezuelas.Durante el reinado de Luis XIII, el armario tendió a abandonar el doble cuerpo formándose uno solo con dos puertas rectangulares. Y ésta será también la tipología que tendrá durante el reinado de Luis XIV, aunque variará la decoración que tenderá hacia un mayor recargamiento.Durante el período de este último rey tuvo un importante desarrollo el bureau, surgido a principios del siglo XVII como una posible derivación de la llamada mesa de cambista y que tuvo su momento más destacado a finales del siglo. Se estructura como una mesa adosada a la pared bajo cuya superficie horizontal hay dos filas verticales de cajones, con un hueco entre ellas para poder colocar las piernas.También en el reinado de Luis XIV comienza a desarrollarse la cómoda, que ocupará el papel del cabinet, aunque con un sentido más funcional. Sin embargo, su momento de máximo florecimiento será después, durante el siglo XVIII, cuando se convierta en uno de los muebles más característicos de la época.Las mesas al comienzo del siglo fueron semejantes a las del siglo XVI, con una estructura rectangular, aunque poco a poco también se hicieron algunas circulares. Estos muebles por lo general estaban cubiertos con tapetes, lo que determinaba que los tableros carecieran de decoración, que se concentraba en las patas y en los travesaños torneados. Posteriormente hubo una mayor intervención decorativa tallada en las patas, que además tendieron hacia una forma de S, así como en los travesaños que se dispusieron en X. Igualmente, al ir desapareciendo la moda de los tapetes, los tableros se ornamentaron con una rica taracea e incluso se hicieron de mármol.La cama fue en aquel momento un mueble de gran importancia por las condiciones sociales y de etiqueta de la época. Al ir afirmándose la división de los interiores en habitaciones especializadas, tomó creciente importancia la chambre á coucher, lugar de descanso y de recepción en el que se puso de moda que las damas recibieran a las visitas mientras descansaban recostadas en una cama. Ello determinó un tipo de lecho, el lit de repos, que debió de aparecer en la década de los años 1620 y que tenía uno o dos respaldos en los brazos cortos, quedando toda la estructura cubierta con telas.Pero junto a este tipo de cama destinado esencialmente a una función social, existían otras propiamente para dormir, cubiertas con un dosel y en las que únicamente era visible la estructura de madera en las columnas que sostenían éste, aunque poco a poco también fueron ocultándose con telas. Una variante de este tipo fue el lit á duchesse que apareció por esta época y en la que el dosel estaba o colgado del techo, o fijado a la pared, pero no sostenido por columnas.Derivado del lit de repos debió surgir el canapé, que era un diván de dos o tres plazas pero para estar sentado y no tumbado, cuya generalización se hizo durante el reinado de Luis XIV.Pero de todos los muebles, los que mejor reflejan la etiqueta de la Corte francesa del siglo XVII y especialmente de la de Luis XIV fueron los sillones y las sillas. Los primeros fueron evolucionando hacia una mayor anchura en los asientos y a la concesión de más altura en los respaldos, que al principio fueron rectos y posteriormente se incurvaron un poco en la parte superior. Igualmente, se aprecia una paulatina progresión hacia las formas curvas en los brazos y en los travesaños; éstos, con forma de H, fueron reforzados en su función estructural por medio de unas chambranas dispuestas en el frente, y que también ejercían una labor decorativa. Por otra parte, las patas al principio fueron torneadas para luego hacerse más escultóricas.También fue general la tendencia a ocultar cada vez más la estructura de madera, así como a sustituir el empleo del cuero y el terciopelo en el asiento y el respaldo por emborrado cubierto con tapicerías, generalmente de petit point.La silla, por su parte, siguió a lo largo del siglo una evolución semejante a la de los sillones.