Comentario
Durante este siglo la pintura francesa participó de los mismos presupuestos de influencia extranjera que las demás artes, pero con la particularidad de que, por su menor tradición en el panorama artístico del siglo XVI, ese contacto tuvo mayor trascendencia.En este sentido pudo haber tenido gran importancia la presencia de Rubens en París, cuando fue llamado para pintar una serie que exaltara a María de Médicis.Compuesta ésta de veintiún grandes lienzos realizados entre los años 1622 y 1625, fue pintada para la Galería del palacio del Luxemburgo, conservándose hoy en la Galerie Médicis del Louvre. Pero el estilo del pintor flamenco, que se adaptaba perfectamente a la fisonomía de la reina, no casaba, sin embargo, con el gusto francés del momento, que miraba a Italia y aspiraba más a un estilo de corte clasicista y racional que al desenfadado y colorista de Rubens. Por ello, su arte no llegó a ejercer influencia en la pintura francesa hasta finales del siglo XVII, cuando los gustos cambiaron.Durante esta centuria, la pintura va a tener una gran calidad y una amplia variedad de temas en su repertorio, lo que contrasta con el siglo anterior donde predominaba un ambiente pobre. Y esta pintura francesa tendrá dos grandes centros artísticos, París y Roma, ciudad ésta en la que se asentará parte del verdadero genio pictórico francés, desarrollándose allí un estilo que durante mucho tiempo dominará las voluntades de distintas generaciones de pintores franceses.Ahora bien, aparte de estos rasgos de carácter general, hay en la pintura francesa del siglo XVII dos grandes corrientes que no hacen sino enriquecer el panorama artístico de aquel grandioso siglo de la civilización francesa. Son éstas las que han venido a denominarse Pintura realista y Pintura del humanismo clásico.