Época: Barroco14
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1625

Antecedente:
Pintura barroca española

(C) Trinidad de Antonio



Comentario

El origen y desarrollo del nuevo estilo se gestó en las primeras décadas de la centuria, en las que una serie de pintores, nacidos en el XVI, fueron configurando las cualidades de la pintura barroca española a partir de sus propias experiencias artísticas y de la influencia del naturalismo creado por Caravaggio en Italia.En esta generación se produjo el tránsito del manierismo reformado al primer estilo barroco, basado en la utilización del modelo real y de la iluminación tenebrista, que creaba violentos contrastes al destacar las formas con un intenso foco de luz sobre los fondos oscuros. Este empleo de la realidad como vehículo de expresión artística se inició en Italia en torno a 1600, impulsado por las ideas contrarreformistas que deseaban un lenguaje creíble y directo para conmover e impresionar al fiel en beneficio de la fe católica. Los contrastes luminosos apoyaban esta intención, al acentuar la intensidad expresiva de las obras, contribuyendo además a fijar la atención del espectador. Sin embargo, el nacimiento de este nuevo concepto pictórico en España no dependió de la influencia italiana ya que los artistas españoles iniciaron este camino de forma independiente, aunque posteriormente, en la plena definición del estilo, sí intervino el arte de Caravaggio.Ya en los últimos años del XVI el nuevo planteamiento estético impulsado por la Contrarreforma, que rechazaba el falso idealismo manierista en favor de una pintura basada en la realidad, se dejó sentir en el foco escurialense, que inició una evolución en esta dirección impulsada por la hegemonía de los ideales religiosos en la vida del país y por la tradicional inclinación a lo real de los pintores españoles. La interpretación verosímil del natural que primó en algunos ejemplos escurialenses, en especial en la obra de Navarrete y Carvajal, abrió el camino a esta renovación, anunciando soluciones posteriores. Además, la propia iluminación del Mudo y la existencia en las colecciones reales de numerosas pinturas de las escuelas lombarda y veneciana, sobre todo de los Bassano, facilitó también el interés por los contrastes luminosos que después desembocarían en el tenebrismo barroco. Por consiguiente, cuando llegaron las creaciones italianas en las primeras décadas del siglo, las cualidades del nuevo lenguaje -realismo en los modelos e iluminación tenebrista- aparecían ya en la pintura española merced a la influencia escurialense, aunque las fórmulas caravaggescas consolidaron y enriquecieron el naturalismo hispano. Sin embargo, este proceso de afirmación no dependió plenamente de Caravaggio, puesto que por entonces había muy pocas obras suyas en la Península, sino en mayor medida de la labor de sus seguidores, a través de los cuadros que llegaron desde Italia, o incluso de la actividad que algunos de ellos ejercieron en nuestro país, como Borgiani y Cavarozzi.Para Pérez Sánchez lo que Caravaggio señaló a los pintores españoles fue una actitud, no unos modelos, ya que sus obras no las pudieron conocer suficientemente y, sin embargo, sí supieron de su condición de pintor del natural, a través de las numerosas citas recogidas en los tratados españoles de la época.El nuevo vocabulario pictórico impulsado por el fervor religioso empezó a definirse en los círculos cortesanos, puesto que ellos fueron los que con mayor intensidad recibieron el influjo escurialense y los que antes conocieron las novedades italianas.